martes, 9 de mayo de 2017

EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN




Por: Claudia Torres Arango*

Esta encíclica empieza con el Cántico  del hermano Sol, compuesto por San Francisco de Asís, a finales de 1224 o principios de 1225.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

En su encíclica Laudato Si, publicada el 18 de junio de 2015, un documento ambiental, el Papa Francisco hace un llamado a la conciencia social y ecológica al ocuparse de lo que denomina “El Cuidado de la casa común”. Allí, reconociendo que todas las culturas de base bíblica tienen distintas maneras de concebir a Dios, parte del presupuesto de que coinciden en su mirada sobre la naturaleza y la relación del hombre con ella, da elementos fundamentales para trazar políticas públicas e invita a un nuevo diálogo sobre el modo cómo estamos construyendo el futuro del planeta. Veamos una síntesis de algunos de los llamados y el enfoque de cada capítulo.

Capítulo 1: Lo que está pasando en nuestro hogar común. Su Santidad se ocupa de la problemática ambiental y social asociada la contaminación del medio ambiente y al cambio climático, a la cuestión del agua y la pérdida de la biodiversidad, a la disminución de la calidad de vida humana y la destrucción de la sociedad, y a la desigualdad global; además, además presenta una visión en la que reta a quienes culpan de la degradación ecológica al crecimiento de la población y no al consumismo selectivo y extremo. Dice también que si bien el cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen, contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. En su enfoque los problemas del mundo, catástrofes naturales, crisis sociales o financieras, no pueden analizarse ni explicarse de manera aislada. A pesar del panorama sombrío siempre existe una esperanza y una manera de reorientar el rumbo.

Capítulo 2: El Evangelio de la Creación. Relata las creencias cristianas, Francisco explica el daño al medio ambiente como relaciones rotas “con Dios, con el prójimo y con la misma tierra” cuando los seres humanos “presumen tomar el lugar de Dios y se niegan a reconocer nuestras limitaciones como creaturas”, además de señalar que el derecho a la propiedad privada no es “absoluta ni inviolable”. Añade que la inmensa dignidad de cada persona humana, parte de que está hecho a imagen y semejanza de Dios y de que cada ser humano ha sido creado por amor.  Invita a la relación armoniosa del hombre con la naturaleza, y a las relaciones de igual dignidad de ricos y pobres.

Capítulo 3: Raíz Humana de la Crisis Ecológica. El Papa critica “el antropocentrismo”, señalando que al  instrumentalizarse la naturaleza y reducirla a la condición de un recurso, valúa la creación solo hasta el punto de utilidad para los seres humanos, además de criticar el “paradigma tecnocrático” que asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito, sin prestar atención a sus consecuencias negativas para el ser humano. Recuerda además el pontífice que el ser humano es por sí mismo agente responsable de su mejora material, progreso moral y desarrollo espiritual. Los avances científicos, implican un gran poder, que si no están acompañados de un desarrollo del ser humano con responsabilidad, valores y conciencia, no será utilizado acertadamente; enfatiza que si no se regula la libertad, se valorarán únicamente los imperativos de utilidad y seguridad. Más aún dice que “El ser humano no es plenamente autónomo. Su libertad se enferma cuando se entrega a las fuerzas ciegas del inconsciente, de las necesidades inmediatas, del egoísmo, de la violencia”.

Capítulo 4: Una Ecología Integral. Esto es una ecología ambiental, económica y social, es decir, “las relaciones  entre los organismos vivientes y el ambiente donde se desarrollan”, invita a pensar y reflexionar sobre las condiciones de vida y de supervivencia de la sociedad y a  “poner en duda modelos de desarrollo, producción y consumo”. Afirma que si todo está conectado; a la luz de la degradación ecológica y el cambio climático, la justicia y la solidaridad y por lo tanto el compromiso con el bien común, tiene que ser entendido como un asunto intergeneracional, con una perspectiva integral que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales, bajo el presupuesto de que los componentes físicos, químicos y biológicos del planeta están relacionados entre sí, y de que todas las especies vivas conforman una red que nunca terminamos de reconocer y comprender.

Capítulo 5: Algunas Líneas de Orientación y Acción. Donde trata sobre la Doctrina Social Católica de subsidiariedad, invita a descarbonizar la economía y al desarrollo de energías renovables, advirtiendo además sobre los efectos del cambio climático para invitar a los países responsables de las  emisión de gases invernaderos, a que asuman su responsabilidad aportando ayuda a los países con escasos recursos que sufren las consecuencias, para que se adapten al calentamiento global. Plantea un diálogo para nuevas políticas nacionales y locales, a la transparencia en los procesos de decisión, a la política y la economía para promover la plenitud humana, y por último a un diálogo entre las religiones y las ciencias. Dado que la mayoría de las personas se declaran creyentes, invita a que las religiones entren en diálogo para cuidar la naturaleza, defender a los pobres y a la construcción de redes de respeto y fraternidad. También se requiere un diálogo entre las mismas ciencias, para evitar encerrarse en sus límites y especializaciones y en el absolutismo de su propio saber. Plantea que “La gravedad de la crisis ecológica nos exige a todos pensar en el bien común y avanzar en un camino de diálogo que requiere paciencia, ascesis y generosidad, recordando siempre que «la realidad es superior a la idea».

Capítulo 6: Educación y Espiritualidad Ecológica. Incita a las personas a vivir estilos de vida animados por virtudes ecológicas, y por lo tanto a los buenos hábitos empleando como estrategias la educación ambiental en la escuela, la familia, los medios de comunicación, etc. Llama la atención para que los movimientos de consumidores dejen de adquirir ciertos productos y se vuelvan efectivos para modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los patrones de producción. Existen relaciones entre la espiritualidad y el mundo creado en un sinnúmero de relaciones entrelazadas, que conducen a la propia realización.

He aquí un llamado para despertar la conciencia ecológica y social y a la fraternidad entre las creaturas.
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Referencia:

Carta Encíclica Laudato Si’ del Santo Padre Francisco. Sobre El Cuidado De La Casa Común. En: http://www.oui-iohe.org/assets/papa-francesco_2015-05-24_enciclica-laudato-si_ES.pdf

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* Socia de la SMP y Profesora de la U.N de Colombia. Documento para La Revista Civismo 469 de la SMP de Manizales

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