lunes, 24 de junio de 2019

Formar en Civismo La Máxima Virtud del Ciudadano

Formar en Civismo La Máxima Virtud del Ciudadano**




Por Claudia Torres Arango*

La palabra civismo, que se deriva del latín civitas, civitatis, ciudad, se relaciona con el conjunto de cualidades que los ciudadanos deben adquirir para vivir en la ciudad, es decir, en comunidad, respetando normas de convivencia pacífica, aceptando las reglas del juego de la democracia, los derechos fundamentales y los valores constitucionales, pues su base está en que las personas se respeten unas a otras y en el respeto por las cosas comunes para que todos las puedan disfrutar cuando las necesiten. Es el respeto hacia el prójimo, el entorno natural y los objetos públicos. El civismo es, por encima de todo, la cultura de la convivencia pacífica y solidaria, del compromiso con la ciudad y con sus habitantes.

El comportamiento cívico es el propio del ciudadano. El concepto de civismo, como también el de virtudes cívicas, ha adquirido importancia en los últimos años debido a la necesidad creciente del papel que el ciudadano debe desempeñar en la democracia. El civismo es la adhesión incondicional, no al Estado, sino al bien común, por lo que uno de los deberes cívicos es oponerse a las medidas políticas que se estimen perjudiciales.

El civismo es potenciar las virtudes o actitudes que convertirán a la persona en un buen ciudadano o un buen demócrata. Victòria Camps manifiesta: “una manera algo anacrónica de hablar de civismo es hacer referencia a la “buena educación” o a la “urbanidad”. Realmente este concepto es mucho más profundo; enseñar civismo es enseñar ética, materia que no se enseña como otras, con teorías o normas, sino con el ejemplo, y por medio de un entorno que favorezca las actitudes cívicas. Este ejemplo se espera de todas las figuras de autoridad, incluidos los gobernantes, que se han elegido como representantes del interés común. Podría resumirse como la regla de oro de la moralidad, desde Confucio, que dice: “lo que no quieras para ti no lo quieras para nadie”.

El civismo, el convivir con los demás, debe ser la base de la educación. La educación no es sólo informativa, es también formativa. Se educa para formar personas y ser persona es saber relacionarse, convivir sin miedo y sin agresividad. Frente a una situación que se percibe como peligrosa, para los animales existen dos únicas alternativas: el ataque o la huida. En los humanos estas dos posibilidades se encuentran en el paleoencéfalo; sin embargo la parte más evolucionada que se encuentra en el neoencéfalo, en los lóbulos prefrontales, nos permite dialogar, negociar, planear, programar, respetar y tener sentido del humor.

El proceso de formación de las personas requiere de tres factores: saber pensar, controlar las emociones y poseer valores morales; según N. Hartmann citado por Manuel Segura Morales, uno sólo de estos aspectos no basta, y los tres deben ser transversales y omnipresentes en todo el proceso educativo. Sin lo cognitivo, lo emocional y el aprecio sincero por los valores básicos, no tendremos personas y sin ellas no existe la sociedad.

El reto para la educación cívica en el siglo XXI, es involucrar de modo activo y vivencial a los alumnos; la pedagogía, según las investigaciones recientes, apunta hacia los siguientes rasgos fundamentales: “fomento del aprendizaje mediante la experiencia; integración intencional de los valores, que deben ser explicados y defendidos por los educadores; fomento del pensamiento crítico y de la reflexión, a la vez que se anima a los alumnos a la elección personal y a la defensa de sus valores; creación en el aula de un clima que favorezca el aprendizaje de una participación activa en el ámbito social” (Murray Print).

La educación en el civismo se convierte en un gran desafío, ella, junto con la educación formal que incluye cuestiones generales, se encarga de socializar a los jóvenes para que se conviertan en ciudadanos efectivos de una democracia. El fin último es mejorar la vida de los ciudadanos. Un gran número de politólogos, educadores y especialistas de otros campos afines, deja entrever que sin ciudadanos activos y participativos, el futuro de la democracia tal y como la conocemos, puede verse seriamente amenazado.

La educación para el civismo va en contravía de una sociedad que fomenta la vida cómoda y fácil, el placer inmediato se valora por encima de todo, el poder adquisitivo del dinero y el éxito personal por cualquier medio. Así se crea un consumista, un ser individual y egoísta, y no un ciudadano. La educación en el civismo debe enseñar a vivir para evitar la miseria y el sufrimiento de los demás.

De otro lado, la sociedad liberal conduce a disfrutar de las libertades, lo que no significa no estar sometido a normas, ni hacer todo lo que la ley permita hacer, dado que lo ético también cuenta. Estamos en una sociedad plural con posibilidades diferentes, donde se puede caer en la anomia o ausencia de referentes claros y sólidos, lo que conduce a la incertidumbre y a la indiferencia de que “todo vale lo mismo”, siempre que la elección sea libre.

El civismo es el cultivo de la persona, la formación del carácter para la convivencia pacífica y solidaria, del compromiso con la ciudad y con las personas que en ella conviven.


* Socia de la SMP y Profesora del Contexto en CTS de la UN.
**Artículo para  la Revista Civismo de la SMP de Manizales

Referencias


Civismo. R. SIERRA BRAVO. Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991. En: CIVISMO http://mercaba.org/Rialp/C/civismo.htm  

Cómo se puede enseñar el civismo. Manuel Segura Morales, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, Departamento de Psicología Evolutiva y Educativa de la Universidad de La Laguna Revista EL CIERVO, Diciembre 2007. En: http://teleformacion.carm.es/moodle/file.php/3/EnsenarCivismo.pdf   

El sentido del civismo. Victòria Camps. Catedrática de Ética. Universidad Autónoma de Barcelona. En: http://www.bcn.cat/publicacions/b_mm/ebmm_civisme/.pdf  

Estrategias de enseñanza para la educación cívica y ciudadana en el siglo XXI: En


Murray Print Facultad de Educación. Universidad de Sydneym.print@edfac.usyd.edu.au  

Por qué importa el civismo. http://www.becauseitmatters.net/sp_whyitmatters.cfm  

Civismo y solidaridad. Victoria Cardona Romeu. Educadora Familiar


* CTA: Catedrática Universidad Nacional de Colombia. Socia SMP.

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