domingo, 24 de febrero de 2008

Breve Historia de la Astronomía

Por Claudia Torres Arango

La historia de la humanidad pueden dividirse en varias etapa, ya en el siglo IV a. de C. El historiador griego Tucídides (Atenas, hacia el 460 a. de C.), narra los acontecimientos con imparcialidad, excluye las intervenciones sobrenaturales y se basa en fuentes escritas, comparaciones etnográficas, tradiciones, restos arqueológicos, entre otros, Tito Lucrecio Caro (Campania ? 95 a. de C-52 a. de C) poeta latino en su libro De rerum natura (De la naturaleza de las cosas) habló de una edad, en la que el hombre usó instrumentos de piedra y madera a la que siguió una Edad de Bronce y luego una de Hierro.

El monje alemán Cellarius, en el siglo XVII, parceló la historia de la humanidad en cuatro edades: la Antigua, que se extiende desde la aparición de las primeras culturas asiáticas y africanas hasta la caída del imperio romano en el siglo V d. C; la Media desde esta época hasta un límite impreciso a mediados del siglo XV, asociado a una fecha simbólica, como el 29 de mayo de 1453 con la caída de Constantinopla a manos del Sultán turco Mohamed II; la Moderna que abarca desde los comienzos del movimiento renacentista hasta fines del siglo XVIII, límite situado de una manera convencional con el asalto de la Bastilla el 14 de julio de 1789 y la Contemporánea integrada por el acontecer histórico de nuestros días. Estas edades que se plantearon para Occidente no tiene validez para todos los pueblos por sus características particulares, ni esas divisiones son aceptadas por todos los estudiosos.

LA PREHISTORIA
Comprende los períodos de tiempo que van desde la Edad de Piedra hasta la Edad de los Metales que abarcan los siguientes períodos de tiempo y características.

La Edad de Piedra
Se distinguen tres épocas el Paleolítico, el Mesolítico y el Neolítico.

El Paleolítico, que comprende a su vez tres épocas.

Paleolítico inferior desde 2 millones hasta cien mil años. Los hombres son cazadores nómadas y recolectores, utilizan la piedra talladas y aprenden el uso del fuego (400.000 a 500.000), lo emplean cuando se produce de forma natural.

Paleolítico medio, se asocia con la aparición del hombre de Neandertal, utiliza instrumentos, produce el fuego de manera voluntaria. El hombre de este período entierra a sus muertos.

Paleolítico superior, entre 35.000 a 40.000 años hasta 10.000 a 12.000 años. En este período el clima es frío e inhóspito (cuarta glaciación); aparece el hombre de Cro-Magnon. Se perfeccionan los vestidos y se construyen tumbas elaboradas, se produce un importante desarrollo demográfico y social. Los hombres viven en cuevas o en cabañas, las armas para cazar animales se fabrican con sílex o huesos. Aparecen las pinturas rupestres en la Lascaux (Francia) y en Altamira (España), evidencia del desarrollo del arte.

El Mesolítico.
Dura hasta hace unos 7.000 años, se utilizan instrumentos de piedra y de hueso, y se cambia la economía de base depredadora a una productora. Esta es una etapa de transición, en la que se retrocede en el arte y en las técnicas del hueso y la piedra.

El Neolítico.
La finalización de este período varía en función de los lugares geográficos. Es una época revolucionaria, asociada al progreso de la agricultura, la piedra pulida y la domesticación de animales. Surgen los primeros poblados permanentes y probablemente se jerarquiza la estructura social, constituyéndose los primeros grupos y sociedades.

Desde siempre el hombre se ha asombrado con la observación del cielo, que se encuentra lleno de misterios y maravillas, no sólo circunscritos a las nubes, los rayos, los truenos y los vientos, fenómenos relativamente cercanos; en la noche las estrellas y planetas les permitían vislumbrar el universo.

De la observación del cielo de los hombres prehistóricos se desprenden dos hechos destacables: por un lado la constatación de la existencia de leyes naturales inmutables, y por el otro la localización de seres sobrenaturales. El Sol, la Luna y las estrellas son objeto de culto y en el cielo se proyectan sus mitos. Los fenómenos terrestres seguramente provocaban terror a los habitantes de la antigüedad, al contrario del aparente orden del cielo.

La observación de los cambios que se producen en el cielo fueron relacionados con la vida cotidiana y surgieron los primeros calendarios. El Sol servía para saber la hora del día; la Luna permitía controlar períodos más largos, a partir de la observación de sus fases. Seguramente también las apariciones de algunas estrellas, antes o después del amanecer o al anochecer, sirvieron como indicadores del tiempo. Estas observaciones les permitieron establecer las estaciones y probablemente desplazarse de un lugar a otro.

Al hombre actual le interesa saber por qué llueve, en esa época la preocupación del hombre es otra, ¿por qué llueve aquí y ahora?Debido a que no existen registros escritos en este período, la única manera de extraer alguna conclusión, es a través del análisis de las excavaciones de tipo arqueológico de las ruinas de templos y observatorios, surge así una ciencia llamada arqueoastronomía una de las ramas más difíciles de la astronomía.

Parece que ya el hombre de Cro-Magnon, que vivió hace 35.000 años se interesaba por las fases de la luna y en huesos que tienen 8.000 años de antigüedad se han encontrado muescas con algún tipo de escritura.

DIVISIÓN HISTÓRICA



En época prehistórica se construyeron sitios de observación denominados cromlech o cromlec, nombre de origen bretón, que designa un monumento prehistórico aproximadamente en el III y II milenio a. de C., extendidos en Francia, Inglaterra, Alemania, países escandinavos, África del norte, Siria y Palestina y en algunas regiones del mediterráneo. Se trata generalmente de grandes círculos, formados por monolitos hincados en el suelo (llamados menhires que significa “piedra larga”) que sobrepasan a menudo los 100 m de diámetro y que encierran espacios destinados probablemente al culto.Ejemplos de estas construcciones se encuentran en Stonehenge en Inglaterra o en recintos precedidos por largas hileras de menhires, como en Carnak Francia.Stonehenge. Construido en la llanura de Wiltshire (Inglaterra). Se cree que tardaron más de mil años en construirlo.

Existen muchas interpretaciones sobre los significados de estos monumentos. No obstante, se desconoce la concepción del Cosmos de sus constructores y si comprendían la relación entre la Tierra, la Luna y el Sol, o si sólo se trataba de un método para extraer conclusiones sobre los movimientos periódicos del Sol, la Luna y así regular sus calendarios.Según estos testimonios es claro que antes de que se desarrollara la civilización en Mesopotamia y en el valle del Nilo, ya existía en Europa un grupo humano que hacía observaciones organizadas y precisas de los cuerpos celestes con fines que no son claros.


LA EDAD ANTIGUA

Babilonia

La región de Mesopotamia era una fértil llanura que se extendía por una zona delimitada por los ríos Tigres y Éufrates, donde hoy se sitúa Irak. Los principios de la astronomía se remontan al final del cuarto y principios del tercer milenio a.C., en una época en la que ya existía una cultura muy avanzada, desarrollada por los sumerios, y que es considerada como la más antigua del mundo.

En esta región confluyen una variedad de civilizaciones durante un período de 3.000 años: sumerios, asirios, babilonios, y pueblos de la dominación persa o griega. La cultura de esta zona alcanzó su esplendor hacia los años 600-500 a.C. y decayó en el 100 a. de nuestra era.

Cosmología

Según la cosmología babilonia los cielos y la Tierra estaban originalmente unidos, y al separarse el dios celestial Anu, se llevó los cielos y el del aire Enlil, se llevó la Tierra. El origen del mundo se debe al conflicto entre las fuerzas del caos y los dioses. Para los babilonios el universo esta formado por una Tierra en forma de disco que flotaba en el agua, y se encontraba protegida por un cielo como un casquete semiesférico de bronce, del que colgaban las estrellas. Por encima del cielo se encontraba el agua superior.

Los astros salían de los bordes, cruzaban el cielo hasta ocultarse en el lado opuesto.La cosmología mesopotámica consideraba que la Tierra y el cielo estaban conectados de alguna manera y que el movimiento de las estrellas era reflejo de los sucesos que acontecían en la Tierra. Lo que ocurría en el cielo y la Tierra eran imágenes especulares. El astrónomo que tenía la capacidad de entender los movimientos celestes podía prever los sucesos terrestres, lo que les dio gran poder. La astronomía era secreta y la ejercían los sacerdotes en los zigurats –torres altas construidas en las montañas- desde donde se podía observar mejor los ortos y ocasos, además de estar más cerca del cielo y de los dioses.

El año comenzaba el primer día de primavera, midiendo la longitud de la sombra proyectada al mediodía por un pilar vertical llamado gnomon, y que además permitía determinar el comienzo de cada estación.Los registros se hicieron con escritura cuneiforme, sobre tablillas de arcilla con una vida útil limitada. Los primeros registros astronómicos datan del año 1800 a. C. y se refieren a momentos de la salida de la Luna y a fechas de Luna nueva, intercalados con datos meteorológicos.

Agruparon las estrellas en constelaciones dándoles formas de personas o animales. Algunas constelaciones importantes ya aparecen en el año 1000 a. C. en tablillas de arcilla, donde se citan 66 nombres entre constelaciones y estrellas. También se conoce un planisferio en el que aparecen constelaciones como Andrómeda o la Hidra. Las constelaciones les permitían orientarse en la bóveda celeste y reconocer las diferentes épocas del año en función de que fueran visibles unas u otras.

Los sumerios y los babilonios descubrieron que entre las estrellas que se movían de modo solidario, cinco no participaban de ese movimiento y se movían de forma independiente.

Los cinco planetas junto con el Sol (Shamash) y la Luna (Sin), se convirtieron en los dioses más importantes y dieron lugar a los siete días de la semana. Venus por su gran brillo fue el planeta sobre el que hicieron un mayor número de observaciones.

Debido a que durante el día no es posible ver las estrellas, los babilonios calcularon cuidadosamente la constelación que salía por el oriente (este) justo antes de cada salida del Sol, vieron que está constelación cambiaba de una época a otra, y reconstruyeron las zonas del cielo por las que pasaba el Sol. Este camino es el que recibe el nombre griego de Zodíaco.

En la primera definición del Zodíaco aparecen 18 constelaciones que posteriormente se reducen a 15. La primera lista de estrellas que usa los 12 signos del Zodíaco aparece en el siglo XII a. C. cuyos nombres en su mayoría permanecen actualmente.

Los astrónomos mesopotámicos tenían la capacidad de predecir los eclipses, sobre todo los lunares. Este tipo de eclipses se producen cuando la Luna llena entra en la sombra que proyecta la Tierra al interponerse la Luna entre la Tierra y el Sol, son difíciles de predecir ya que sólo suceden en una estrecha banda creada por la sombra de la Luna en la superficie de la Tierra. Al no conocer las distancias ni los tamaños entre el Sol, la Tierra y la Luna, sólo podían predecir si habría eclipse de Sol, pero no el lugar en que sucedería.

Cuando el historiador Calístenes llegó a Babilonia, durante la conquista de Alejandro Magno, envío a Aristóteles una tablilla con predicciones de eclipses que ya tenían una antigüedad de 2000 años.La predicción de los eclipses estaba dirigida a los reyes, ya que la ira divina se manifestaba en los eclipses, protegían al rey nombrando un sustituto, para “proteger la vida” del rey verdadero, quien ocupaba el cargo antes, quedando protegido el verdadero.

En función de las condiciones del eclipse el presagio era favorable o desfavorable. Si por ejemplo durante el eclipse lunar Júpiter era visible el rey no tenía problemas.El empleo del mes estrictamente lunar les llevó a la necesidad de alternar meses de 29 y 30 días, al ser variable la duración de las lunaciones. Así un año de 12 meses tendría 354 días, situación en la que no existía buena coincidencia con las estaciones climáticas, fundamental para la agricultura. Los sacerdotes-astrónomos solucionaron el problema agregando un decimotercer mes cuando era necesario.

En el siglo VI a. C. establecieron reglas fijas para agregar ese mes, al darse cuenta los astrónomos que 235 meses solares tenían el mismo número de días que 19 años solares. De esta forma el calendario se organizó de acuerdo a ciclos de tipo regular 19 años, siete de los cuáles tenían 13 meses en lugar de 12 (ciclos lunisolares).A pesar de sus vastas observaciones nunca crearon modelos geométricos de su Universo, ni aplicaron la información astronómica a cuestiones científicas que no tuvieran que ver con la religión, la ciencia astronómica era necesaria para entender mejor el designio de los dioses. Es así como la astronomía y la astrología eran las ciencias más importantes.

Egipto

Por la misma época en que surgió la civilización en Mesopotamia, tuvo su origen a orillas del Nilo la civilización egipcia. Debido a que prácticamente a lo largo del año no llovía, la agricultura sólo era posible gracias a las inundaciones del Nilo al acercarse el solsticio de verano. Gracias a su posición geográfica aislada, Egipto tuvo una existencia relativamente pacífica, a diferencia de Mesopotamia, que por su posición estratégica, sufrió las luchas internas y las invasiones externas. Esto fue así desde el 3000 a.C. hasta la conquista de Alejandro Magno en el año 332 a.C. Este aislamiento favoreció la aparición de una cultura floreciente que tuvo gran continuidad.

Cosmología

La cosmología egipcia tenía un aspecto universal y por lo tanto difícil de definirlas como locales. Las divinidades cósmicas eran Geb, el Sol y Nut, la Tierra y el Cielo. El dios-Sol (Ra) era su dios supremo. La muerte y el renacimiento del Sol (día y noche), junto con las crecidas y bajadas del Nilo constituyeron el argumento central de los mitos egipcios. En la génesis y conservación de la vida jugaba un papel importante el océano primigenio: el Nun. Para los egipcios el universo era como una gran caja de forma rectangular, cuya máxima extensión se daba en el sentido norte-sur, precisamente en la dirección en la que se extiende su territorio.

La Tierra formaba la parte inferior de esa caja, una especie de disco cóncavo, Geb, rodeado por las montañas, que flotaba en las aguas del abismo Nun. Sobre la Tierra se encontraba el cielo abovedado para algunos y plano para otros.

En Egipto surge un tipo de escritura jeroglífica sobre papiros, muchos de los cuales se han conservado hasta nuestros días y a través de los cuales el hombre moderno se ha enterado de las creencias y conocimientos de este pueblo. Hace 4500 años los sacerdotes egipcios habían elaborado un calendario solar de 365 días, dividido en 12 meses de 30 días cada uno, y cinco días adicionales por año, que se añadían al final. Cada mes de dividía en tres semanas de 10 días. El año comenzaba los días en que el sol salía en el horizonte más al norte. Algunos templos se construyeron de tal forma que poseían una fila de columnas en esa dirección. Sólo una vez cada 365 días ocurría que el Sol al salir por encima del horizonte, producía sombras alineadas de las columnas, mientras que los demás días no ocurría así.

El problema de este calendario es que el año dura en realidad 365 y 1/4, y cada 4 años el calendario se retrasaba un día. Los sacerdotes encontraron una forma de solucionar este problema. Observaron que la crecida del río Nilo coincidía con la salida de la estrella Sothis (Sirio para nosotros) por el horizonte Este (oriente), justo antes de la salida del Sol por ese mismo punto cardinal. Por medio de cálculos establecieron que esto ocurría cada 365 días y ¼. En esa época la salida de Sirio por el Este, justo antes de que lo hiciera el Sol, coincidía por casualidad con el solsticio de verano y la inundación del Nilo, gracias a esto los sacerdotes-astrónomos relacionaron estos eventos, para asociar los acontecimientos de la vida cotidiana con los fenómenos celestes. Los sacerdotes dispusieron que el año comenzase en esa fecha, y la vida económica del país se organizó en torno a los períodos comprendidos entre dos apariciones consecutivas de la estrella Sirio precediendo al Sol al amanecer.

Los egipcios listaron 36 grupos de estrellas, llamadas decanos, que abarcaban 10 grados de cielo cada uno, cuyos ortos producidos antes de la salida del Sol marcaban el comienzo de sus semanas de 10 días. El mes egipcio se componía de meses de 3 semanas, y el año de tres estaciones de 4 meses, que coincidían con la inundación, siembra y cosecha. Los egipcios dividieron el día en 24 horas; al igual que el año estaba dividido en 12 meses a causa de las 12 lunaciones, el día y la noche fueron divididos en 12 partes llamadas horas.

En el siglo XII a. C. se dividió el día en 24 horas no variables.La medida de las horas de igual duración llegó más tarde con los astrónomos griegos, cuyos cálculos se basaron en el sistema sexagesimal babilonio. Nuestra división del día actual se debe a la combinación de los conocimientos científicos de tres culturas muy diferentes. La división del tiempo se debió a una modificación griega de una práctica egipcia, combinada con procedimientos matemáticos babilónicos.Los conocimientos griegos aumentaron con la conquista de Babilonia por Alejandro Magno, en 330 a.C. pág. 23 la aventura del universo.

GLOSARIO: Cosmología.Orto.Zigurats.Gnomon.Planisferio.Lunaciones.Solsticio de verano.

BIBLIOGRAFÍA

Fernández Castro, Telmo. La construcción de los cielos. Espasa Calpe S. A. Madrid. 2000.
Duque Escobar, Gonzalo. Guía astronómica. Universidad Nacional de Colombia. Manizales. 2003.
Ferris, Timothy. La aventura del universo. Editorial Crítica. ISBN:84-8432-005-7 España, 1999. 416 pág.
Torres Arango, Claudia (1007). Astronomía en la Edad Media y en el Renacimiento. Contexto en Astronomía. U.N. de Colombia. 
Enciclopedia Salvat Monitor. Salvat S. A. ediciones. Pamplona. 1969. Tomos 5, 10.

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