sábado, 21 de diciembre de 2019

Colombia necesita sabios

Revista Civismo 476.



  
Por: Claudia Torres Arango*


El progreso de los países puede medirse por el número de sus científicos y por los avances en las ciencias, este objetivo se logra a través del compromiso del Estado con la educación y la investigación, esto es imprescindible para el avance de los pueblos. El “sabio Caldas” dedica en el Semanario de la Nueva Granada en los números 10, 11, 13 y 14 (1) un Discurso sobre la Educación, lo que demuestra la importancia que le concedía, como también que ningún tema le era ajeno.
En 2018 se cumplen 250 años del natalicio de este hombre inquieto y reservado. Según biografía escrita por Santiago Díaz Piedrahita, el científico, naturalista y prócer de la independencia Francisco José de Caldas y Tenorio, payanés de padre Gallego y madre de ascendencia castellana asentados en el Nuevo Mundo, nace el 4 de octubre de 1768, y recibe su nombre en relación con el santoral católico que corresponde a la fiesta de San Francisco de Asís.

Él mismo se define como quisquilloso, sensible, taciturno, solitario, lento en sus operaciones, austero, amante de la soledad, tranquilo (1), “rara vez risueño, no salta, no corre, no canta, no lucha” (2), tal vez como lo anota Díaz, por tener cuatro hermanas mayores, ser el primer hijo varón y estar rodeado los primeros años por mujeres, doña Vicenta madre solícita, ocupada siempre con su numerosa prole, sus trabajo de juez diputado de comercio de tierras, evitando la usurpación de las mismas y del adecuado beneficio de los baldíos.
Sus grandes amigos en Popayán, casi todos de la misma edad, son parientes fruto del constante entrecruzamiento de unas familias con otras, al decir de Díaz, son ellos: Antonio Arboleda, Miguel Pombo, Santiago Pérez de Arroyo y Valencia, su amigo de toda la vida y sus primos Camilo y Jerónimo Torres.

Formación educativa
Sus estudios los realiza en el Real Colegio Seminario de San Francisco de Asís, único establecimiento de enseñanza en Popayán, fundado en 1640, puesto al cuidado de la Compañía de Jesús, y clausurado tras la expulsión de Carlos III en 1767, llevando 10 años encomendado a los Dominicos –orden conservadora dedicada a la enseñanza-. Sale el plantel de su ostracismo gracias a Francisco de Angulo y Orbea y a la protección del obispo Jerónimo Antonio de Obregón, quien informado de los méritos del pedagogo envigadeño José Félix de Restrepo, lo lleva al seminario en 1782 para impartir algunos cursos en la sección de Filosofía, equivalente al bachillerato. En 1783 es nombrado rector el médico y sacerdote ecuatoriano Mariano Grijalba, maestros que influencian a Caldas.
Los estudios del seminario de Literatura y Filosofía eran en esencia los de la universidad medieval, del trívium se impartía la retórica y gramática castellana, la ética, la lógica aristotélica, del cuadrivium la aritmética –suma, resta, multiplicación, algo de división, algo de cuadrados, en fin algo muy elemental- (3), de trigonometría resolución de triángulos, de álgebra, unos pocos problemas de resolución de mezclas, la geometría de Euclides, el latín, y elementos de física, donde “se describían y dibujaban instrumentos; se dice para qué sirven pero no se da ninguna indicación del fundamento científico o los principios generales con base en los cuales se pueden utilizar estos instrumentos” (3).
José Félix de Restrepo en 1782, renovó los métodos de enseñanza y la materia misma de las exposiciones (2), influenciado por las corrientes enciclopedistas y por el estímulo intelectual de las políticas de la ilustración. La innovación consistía en enseñar al estudiante a pensar, a examinar sus pensamientos mediante la autocrítica, único método para discernir entre lo cierto y lo falso, sus exposiciones claras cautivaron a los estudiantes, además de sus buenas maneras, hicieron sus clases amenas y apetecidas. Introdujo Restrepo nuevos textos para la física y la cosmografía, de los cuales dijo Calda:
A los diez y seis años de edad vi unas figuras de Geometría y unos globos y sentí vehemente inclinación hacia esas cosas. Por fortuna me tocó con catedrático ilustrado que detestaba esa jerga escolástica que ha corrompido los más bellos entendimientos; me apliqué bajo su dirección al estudio de la aritmética, geometría, trigonometría, álgebra y física experimental, porque nuestro curso de filosofía fue un verdadero curso de física y matemáticas. Carta de Caldas a Mutis el 5 de agosto de 1801. Epistolario, T. 2 p.163. (2).
Cabe destacar que la primera clase de matemáticas la dictó José Celestino Mutis el 13 de marzo de 1762, para la cual dictó un discurso preliminar, transcrito en el libro de Guillermo Hernández de Alba Pensamiento científico y filosófico de José Celestino Mutis (4). A Caldas no le tocó la reforma educativa, apenas superficial, que tuvo lugar entre 1774 y 1779, que intentó implementar en la Nueva Granada el criollo Francisco Antonio Moreno y Escandón, Fiscal de la Real Audiencia, y que incluía además la fundación de una universidad pública, pero que no recibió el apoyo de los estudiantes del Colegio Mayor del Rosario, quienes se dolieron de perder su formación escolástica, desconcierto que expresa José Fernando Isaza Delgado (3). Durante la reforma a regañadientes y con muchas dificultades, permitieron que se dictaran algunas clases de las ciencias físicas y naturales.
Pero volviendo a Caldas, hombre profundamente religioso, aclara que sus ideas científicas no son las de Voltaire, Diderot y Rousseau, sino las de los físicos experimentales. Tal vez por ello la tesis defendida por Caldas bajo la dirección de Restrepo el 4 de junio de 1786 versa en la primera parte sobre los fenómenos de la luz y de la óptica, de la naturaleza de la luz, las leyes de las lentes, la refracción, la construcción del ojo humano y cómo se forman las imágenes. La segunda parte más especulativa trata sobre el alma de las bestias, y si su alma puede ser dividida.
Sus padres con espíritu práctico desean un jurisconsulto no un naturalista y lo envían a Santafé al Colegio de Nuestra Señora del Rosario en donde estudiará de 1789 a 1791. Sin embargo, aunque obtiene el título escribirá más adelante
Yo no trato sino de estudios amenos y compatibles con mi genio que mira con horror a los Vinios, Digestos y Murillos, a pesar del aprecio que hago de un buen jurisconsulto; pero no nací para abogado, y las matemáticas, la física, la historia natural, las bellas artes, no permiten en mi otra ocupación. Carta de Caldas a Santiago Arroyo, 20 de noviembre de 1800. Cartas p. 52. (2)
Sin embargo, estando Caldas en Santa Fe, no asistió a las clases de matemáticas, botánica ni ninguna de las que dictara José Celestino Mutis u otros profesores, y se dedicó a sus estudios de derecho.

Un hombre de furores
A su regreso a Popayán y aquejado por una fatiga intelectual y su salud minada, le es imposible realizar las prácticas profesionales para recibirse como abogado de la Audiencia. Le encomiendan la cátedra de Derecho Civil y aunque finge buena salud para dictar sus clases, al cabo de ocho meses no puede leer dos hojas seguidas. Se siente inútil y se duele de los tres años dedicados a estudiar y de los esfuerzos de la familia perdidos. En 1792 lo nombran para su primer cargo público como Padre General de Menores, de quienes dice deben dedicarse a algún oficio productivo dado que algunos juzgan que “es incompatible la hidalguía con los oficios” (2), dice en carta al gobernador de la provincia.
En 1795, se dedica al comercio, pero ve perdidos sus caudales al despeñarse una de las mulas que transportaba las mercancías que terminaron en el río Páez. Sin embargo, no todo está perdido, porque durante los recorridos se dedica a realizar observaciones científicas sobre las plantas, los animales, los ríos, y montañas y se da cuenta que necesita la astronomía para la elaboración de mapas; para ello construye un cuarto de círculo y determina la latitud de Popayán. Este será su primer “furor”, la astronomía.
A la par con los trabajos científicos, Caldas continúa con el comercio. Viaja a la capital en 1796, con la mira de comprar algunas mercancías, para ayudarse económicamente, y aprovecha para buscar libros e instrumentos, visita al profesor de matemáticas doctor Vergara, dados sus precarios conocimientos en matemáticas. Al parecer no se acerca a Mutis y dice haberlo visto en los oficios de la Catedral (3), pág. 72. Se dedica entonces Caldas a elaborar mapas, por los que cobra y que aparecen con su nombre –su primer trabajo fue la carta de Timaná-, y a la observación astronómica a entre 1797 y 1798.
En diciembre de 1798 en carta a Santiago Arroyo, le dice que su interés es elaborar la carta de todo el virreinato, convencido que la base de la especulación política y económica está en la geografía (5), para él la astronomía es la mano derecha de la cartografía, es además de una ciencia natural, una ciencia útil.

Ingreso a la Expedición Botánica
Las inquietudes científicas de José Celestino Mutis, habían sido del interés del virrey Pedro Messía de la Zerda, quien envió en 1772 un informe a la península, pero serán apoyadas por el virrey Antonio Caballero y Góngora, hombre de espíritu progresista, quien con base en un programa científico de Mutis, da marcha a la iniciativa el 1 de marzo de 1783, se crea y es aprobada por el rey con Cédula de San Lorenzo del Real el 30 de noviembre del mismo año, la Expedición Botánica con Mutis como director, además de un subdirector y un dibujante (7), pág. 68.
En 1801, aparece la primera contribución científica de Caldas en el Correo curioso, se trata de la memoria Observaciones sobre la verdadera altura del Cerro de Guadalupe que domina ésta ciudad, dirigidas a los editores, que le permite ingresar a la comunicad científica y entrar en contacto con Mutis (3), pág. 96. Al parecer Camilo Torres y Santiago Arroyo influyen para que Mutis le envié a Caldas dos tubos de barómetro y algunas obras de Linneo; así entran en contacto los científicos. Caldas escribe dos cartas una para su amigo Arroyo y otra para Mutis.
Esta es la puerta para el segundo “furor”, la botánica. Al mismo tiempo se entera de la próxima visita de Alexander von Humboldt y de Amadeo Bonpland a Popayán, con quienes desea compartir y contrastar sus conocimientos; para su pesar debe desplazarse a Quito para resolver un pleito de familia. Caldas aprovecha el viaje para visitar una biblioteca en la ciudad y de paso contrastar su descubrimiento de la distribución altitudinal de las plantas y verificar su teoría sobre el método de medición de las alturas por medio del termómetro.
El año de 1801 es crucial para Caldas. Le escribe a Mutis la ruta propuesta para su viaje a Quito y así logra vincularse como adjunto a la Expedición Botánica, iniciada en 1783. Ya existía la del Perú desde 1776 y en 1786 comienza la de Nueva España (Méjico), y describe un plan de trabajo
los objetivos del viaje, lo que piensa hacer en relación con los monumentos, la carta topográfica, los planos, la botánica, la zoología, la mineralogía, la astronomía, el uso del barómetro, el termómetro, y la brújula, la velocidad del sonido, la agricultura, las artes y oficios y la política (3), pág. 101
Así es como Caldas, ya adjunto se dedica a herborizar en el sur del país y norte del Ecuador.
Son los amigos Lino de Pombo y Santiago Arroyo entre otros, quienes alientan y apoyan el interés de Caldas en las ciencias, facilitándole la consecución de libros e instrumentos.
El 10 de diciembre de 1805 una recua de mulas con dieciséis cargas llega a Santa Fe, con unas cinco mil plantas prensadas, dos volúmenes de descripciones, semillas, cortezas, animales disecados, minerales raros, apuntamientos meteorológicos, magnéticos y astronómicos. Era Francisco José de Caldas y traía más petacas que el mismo Humboldt (5) pág. 86. Así tomó Caldas posesión del Observatorio Astronómico, construido con dineros de Mutis y en donde encontró tres telescopios de reflexión, barómetros, octantes, globos celestes, anteojos menores, unos donados por su majestad y otros comprados a Humboldt, llamado por el Director para dirigir el templo de Urania, obra concluida en agosto de 1803.
Durante la charla posterior al encuentro de los dos científicos, Caldas dice que es urgente “divulgar a través de un semanario, para que la gente común se beneficie y se eduque en las cosas fundamentales de la geografía, la medicina, las ciencias naturales y el comercio. Debemos hacer de la Real Expedición un proyecto educativo, ya que con los especialistas es imposible competir” (5), Pag. 88. La primera publicación del Semanario salió el 3 de enero de 1808, cuyos primeros números se dedicaron a la geografía.
A la muerte de Mutis el 11 de septiembre de 1808, estuvo la empresa de la Expedición paralizada, y retomó labores al cabo de cinco meses, con las observaciones y publicaciones del Semanario. Para frustración de Caldas no se le nombra Director de la Expedición.
En el Discurso sobre la Educación, dice que sea cual sea el sistema político, monárquico, democrático, aristocrático o despótico, “en todos es necesario que tengan los jóvenes de ambos sexos, para el logro de los fines que se proponen los gobiernos, una educación pública, gratuita, igual, sabia y sostenida. En ella está el origen de casi todos los bienes; así como en la defectuosa o nula, todos los males.” (6). Continua diciendo que es deber de los gobiernos presidir la educación de los jóvenes de ambos sexos, de acuerdo a los objetivos que se propone. Se refiere también a que es la educación una manera de moldear el carácter y hacer personas beneficiosas para la sociedad, además dice que ve en Santa Fe y el reino exceso de pobres, que necesitan una formación para mudar su vida. Trata además sobre los estímulos y descalifica los castigos corporales, siendo más valiosa la prevención para no tener que corregir, y si ésta se hace sea para cambiar la índole de quien se comporta de mala manera, para que la patria no pierda uno de sus miembros. Induce a profesores y adultos entender la vivacidad de los niños y a que sean tratados con dulzura y cariño.

Sobre los maestros, anota que deben ser elegidos con tino para lograr los objetivos. Dice además que se indague sobre “la sensibilidad de su corazón, esto es, sobre si aman a los niños, si son compasivos con los miserables y si tienen el discernimiento suficiente para saber que, siendo natural a los niños la inclinación al juego y la frivolidad, sepan también cómo se han de graduar sus faltas, para que según el grado de su malicia, apliquen el género de corrección más conforme. En una palabra, deben ser verdaderos filósofos que conozcan el corazón humano, el estado de nuestra naturaleza”. En definitiva se debe cambiar el nombre de maestro por el de amigo de los niños. En últimas lo que propone Caldas es que el buen ejemplo de los profesores enseñará más que todos los libros, siempre cuidando sus palabras y acciones delante de los niños, lo que conllevará a una sociedad donde sus miembros sean buenos.

Aportes de Caldas
Desarrolló el hipsómetro y le dio utilidad práctica, instrumento que diseña, cuando subiendo al Puracé se rompe el termómetro y queda inutilizado el barómetro. Arregló el termómetro y para calibrarlo utilizó el punto de ebullición del agua y la temperatura del hilo fundente. Aunque el instrumento había sido inventado por Fahrenheit en 1724, Caldas no lo sabía. Dedujo el concepto de la nivelación de las plantas, cuya distribución se debe a la altitud y no a las estaciones climáticas, que consignó en numerosos mapas geográficos. La publicación titulada El influjo del clima sobre los seres organizados, precursor de la ecología, para él clima y ambiente son expresiones idénticas (1), pág. 172, en donde plantea conceptos generales, con lo que se acercó al concepto de ecología. Encontró especies nuevas o de gran interés económico y le aportó a la botánica, la meteorología, la cartografía, la astronomía y el periodismo con la publicación del Semanario.
Este hombre de inteligencia excepcional, compleja personalidad, que engrandeció a nuestra patria, fue fusilado por sedicioso el 29 de octubre de 1816, luego de prestar sus valiosos servicios a la gesta independentista. Como él murió un porcentaje significativo de hombres formados y sesenta mujeres, según cronología de Enrique Santos Molano (7), pág. 179, David Bushnell anota que fueron más de 300 personas las ejecutadas (10), pág. 78, cuando la población de la Nueva Granada era cercana a 1,3 millones de habitantes, y que de ellas, recibían educación alrededor de 350 personas (4), pág. 72.  Al contrario que lo que expresó Pablo Morillo ¡Colombia sí necesita sabios!
*Socia SMP y Profesora de los Contextos de CTS y Astronomía del OAM en la UN sede Manizales.
1. Wikipedia. Semanario del Nuevo Reino de Granada. s.l. : https://es.wikipedia.org/wiki/Semanario_del_Nuevo_Reino_de_Granada, Obtenido: 27 de septiembre de 2018.
2. Piedrahita, Santiago Díaz. Cátedra abierta: Grandes temas de nuestro tiempo. Bicentenario de la Independencia 1810-2010. Memorias. Manizales : Editora Martha Lucía Londoño de Maldonado. Universidad Nacional de Colombia, 2010. I.S.B.N. 978-958-719-740-6.
3. —. Francisco José de Caldas. Bogotá : Panamericana Formas e Impresos S.A,, 2012. ISBN 978-958-30-4005-4.
4. Delgado, José Fernando Isaza. Una hipótesis sobre el estado de las ciencias básicas en Colombia en el período de la Independencia. Manizales. : Editora Martha Lucía Londoño de Maldonado. Universidad Nacional de Colombia, 2010. I.S.B.N. 978-958-719-940-6.
5. Alba., Guillermo Hernández de. Pensamiento científico y filosófico de José Celestino Mutis. Bogotá. : Fondo Cultural Cafetero. Publicaciones científicas volumen 10., 1982. CDD 581.072.
6. Carder, Gabriel Jaime Gómez. El día que Humboldt llegó a Cartagena de Indias. Colombia. : Editorial Colina., 2002. ISBN 958-33-4018-9.
7. Schunmacher., Hermann A. Mutis. Un forjador de la cultura. Colombia. : Ministerio de Cultura-Taurus, 1984. ISBN: 978-958-704-786-8.
8. Tenorio., Francisco José de Caldas y. Semanario No. 10. Discurso sobre la educación. Santa Fe de Bogotá. : s.n., 1808.
9. Molano, Enrique Santos. Mujeres libertadoras. Las Policarpas de la independencia. Bogotá : Planeta., 2010. ISBN 13: 978-958-42-2490-3 ISBN 10: 958-42-2490-5.
10. Bushnell, David. Colombia. Una nación a pesar de si misma. Bogotá : Planeta., 2010. ISBN 13: 978-958-42-1729-5 ISBN 10: 958-42-1729-1.
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* Administradora de Empresas, Profesora de los Contextos de CTS y Astronomía en la U.N. de Colombia y Socia de la SMP de Manizales 
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