martes, 29 de diciembre de 2020

CONTRASTES




Por: Claudia Torres Arango*

Para poder mostrar contrastes en aspectos sociales, económicos y ambientales, no sólo para la vida de las personas, sino para la condición de un territorio, es imperativo aludir a dos expresiones: la equidad y la igualdad, cuya diferencia fundamental se relaciona con la justicia.

En Colombia la lucha contra la pobreza ha sido un propósito en el cual varios gobiernos se han empeñado durante las últimas décadas con relativo éxito, aunque en tiempos de pandemia la situación haya tenido un retroceso notable, por circunstancias que también vive el mundo y afectan a la humanidad en su conjunto.

Las personas suelen retribuir a otras, en ocasiones de forma inequitativa, pensando en la igualdad, cuando en justicia cualquier retribución en principio, debería mantener proporción con el esfuerzo individual. Aún más el asunto se hace más complejo cuando se evalúan logros porque estos no siempre son proporcionales al esfuerzo de la persona, toda vez que algunos gozan de medios naturales o artificiales excepcionales para lograr sus cometidos, razón por la cual el más pobre o el menos inteligente con mayor aplicación puede dar menos que el que estaba de antemano favorecido.

Entremos entonces al terreno de los indicadores: para empezar el GINI de la Tierra y el GINI del ingreso, un índice que variando de cero a uno, dice hasta qué grado cada factor está bien distribuido (valor cero) o está concentrado (valor uno).

En el año 2009 la tierra en Colombia mostraba un GINI de 0,88 según el Índice de Desarrollo Humano, al tiempo que el GINI del ingreso era del orden de 0,56. Aunque hay que aceptar que estos valores de por si abrumadores por la inequidad que subyace en ellos, si se compara con otros países de la región ha tenido una reducción de algunos puntos, la lucha contra la pobreza ha tenido mejores indicadores dado que en economía se sabe que el asunto se resuelve de forma fácil con asistencialismo, mientras que el tema de la tierra exige una reforma agraria que ni siquiera después de los Acuerdos de la Habana se ha querido implementar: cuando se habla de Justicia, Paz, Reparación y No Repetición, en este país de desplazados, donde el 43% de los propietarios dice no conocer la procedencia de su dominio, no es raro que el terrateniente no esté dispuesto a decir cómo la obtuvo y a devolverla para reparar al desposeído. Como contraste aquí puede advertirse que el 1 % de las fincas de mayor tamaño tienen en su poder el 81% de la tierra y que los colombianos que habitan los medios rurales son fundamentalmente minifundistas, puesto que las Unidades de Producción Agropecuaria-UPA de menos de media hectárea, representan el 70% del total de UPAs. Resumiendo lo anterior diríamos que la gran masa de campesinos de Colombia tiene menos tierra para vivir que la requiere una vaca para pastar.

En el terreno de la pobreza parámetro en el cual al 2019 era del 37.5%, la pandemia hará que esta crezca entre el 47 al 49%, superando el 44% que fue el nivel de 2011, lo que significa un retraso que supera en 5% lo logrado en una década. Aquí el contraste podría ser entonces la brecha que existe entre ciudad y campo puesto que en los medios rurales donde habitan 11,8 millones de colombianos, el 62% (7,5 millones) son pobres y el 22% (2,6 millones) viven en la indigencia. Esto que no sea óbice para desestimar la pobreza urbana, donde los factores que la explican son la desigualdad económica, el alto nivel de desempleo y los impactos de la inflación y crecimiento económico desigual entre otros, lo que se traduce en exclusión social, malnutrición y analfabetismo, para no hablar de violencia.

El país venía buscando una meta de un dígito con lo cual logró tasas del 9,7% en 2018 y del 10,5% en 2019. Pero entonces la pandemia hizo que esta problemática se acentuara llevando el desempleo a 21,4% en mayo y 19,3% en noviembre, razón por la cual la tasa que se espera cerrando el año estará entre el 15 y el 17% lo que supondrá varios años más para retornar a la situación anterior. El problema aunque pareciera ser de gravedad insuperable no lo es, dado que la expectativa a largo plazo es todavía más funesta. Con el advenimiento de la inteligencia artificial dado el bajo nivel de escolaridad y matizado con un modelo educativo que no desarrolla el talento humano, pocas expectativas tendrán nuestros jovenes para insertarse a la sociedad del conocimiento. Esto para no hablar de lo que les espera en un escenario sin seguridad social cuando en Colombia el 60% del empleo es informal y los de menor tasa de participación a los beneficios del empleo regular son los jovenes y las mujeres.

Por último el tema ambiental donde la pregunta fundamental es qué le dejaremos a las futuras generaciones, de este que es el segundo país más megadiverso del planeta, con 50.000 especies registradas y el 15% del territorio continental en áreas protegidas y que también ocupa el segundo puesto en el mundo por el patrimonio hídrico en ríos y mares, con una producción de agua dulce per capita anual de 50.000 metros cúbicos por segundo.

En cuanto a lo primero basta decir que de 81 ecosistemas, 38 se encuentan en peligro (de ellos 16% en la región andina y 71% en la caribe, que son las áreas mas pobladas del país, razón por la cual además de los humedales que suman 20 millones de hectáreas en  marismas, charcas, lagos, ríos, llanuras de inundación y pantanos no se sabe qué quedará, puesto que la presión sobre ellos continua tal cual se sigue haciendo con páramos y bosques de niebla. Y en cuanto al agua este patrimonio que le aporta el 10% al PIB del país tiene unos costos ambientales del 3,5% y unos costos ocultos o de calidad del 1% adicional. Se puede decir también que si de más de 1.112 municipios, la mitad en Colombia no tratan el agua y más de 300 reciben agua biológicamente inviable, 6,2 millones de colombianos reciben en su casa un agua que representa alto riesgo para la salud, lo que significa un 13,6% expuestas a problemas de bacterias fecales, virus, parásitos y contaminación con sustancias químicas, tales como insumos agrícolas e industriales.

* Socia SMP Manizales. Imagen: Foto vía reporterosasociados.com.co en www.las2orillas.co

 

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SI HABLÉ MAL MUÉSTRAME EN QUÉ, Y SI BIEN, ¿POR QUÉ ME PEGAS? JUAN 18, 22-23

 SI HABLÉ MAL MUÉSTRAME EN QUÉ, Y SI BIEN, ¿POR QUÉ ME PEGAS?

JUAN 18, 22-23

Por: Claudia Torres Arango*

Esta es la respuesta de Jesús a Caifás, antes del juicio ante Poncio Pilatos, lo mismo se pueden preguntar los líderes sociales, qué dicen o hacen mal para ser amenazados, secuestrados, sufrir atentados o ser asesinados; pues a pesar del confinamiento que vive el país, la violencia en contra de los líderes sociales no cesa. A 31 de mayo de 2020, informó la Misión de Observación Electoral (MOE) que se habían presentado 100 hechos, en 90 municipios de 26 departamentos “siendo los líderes sociales los más afectados con 100 hechos. En segundo lugar, están los líderes políticos con 56 hechos registrados (30,6%), de los cuales 40 son amenazas. Por último, 27 hechos violentos (14,8%) fueron contra líderes comunales.  (MOE, 2020).

Ante el abandono que sufren las comunidades, son los líderes los que los hacen visibles y alzan su voz para que ellas sean oídas por el Gobierno o los medios, ¿si los líderes son desaparecidos quién va a escucharlas?

A continuación, los rostros de algunos de los líderes asesinados a lo largo del año, tomada de El Espectador.

Imagen: Colombia: los rostros y las luchas sociales en 2020. El Espectador, 14 de junio 2020

Vamos a revisar lo que dicen y hacen algunos líderes, para tratar de vislumbrar por qué los violentos los juzgan y sacrifican.

Lina Alejandra Macuacé Quiñones
Lugar de acción: Tumaco, zona rural y urbana

Dice esta mujer: “Para mí ser lidereza social, es tener un amor profundo por la humanidad. Nuestra población padece de una enfermedad del corazón, estamos enfermos emocionalmente. La población joven es la más afectada, es la que más violencia directa recibe. Lo más alarmante en este momento es que nos están exterminando. Es complicado vivir con ese temor, de que en cualquier momento acaben por nuestra vida por un malentendido o porque sencillamente no les guste lo que estamos haciendo. Cada vez que asesinan a un líder la gente pierde la esperanza en que las cosas puedan mejorar. No todo el mundo se preocupa por los demás, eso no está mal, pero entonces si hay una persona que tiene esas características, que no las tienen todas y por eso mismo son líderes, y las perdemos, perdemos todos. Con los jóvenes siempre fue el enfoque de los derechos humanos. Formamos grupos, grupos juveniles, y los fortalecimos les enseñamos acerca de sus derechos y de la forma de fortalecerlos que es a través del arte y la cultura. Es bonito ver que después de estas intervenciones tienen un proyecto de vida, o sea han vuelto a soñar”.



Pedro Simón Tapia
Lugar de acción: Creación de los consejos comunitarios en Barbacoas y Roberto Payán, costa Pacífica Nariñense.

Dice: “Ayer la lucha fue por obtener derechos, hoy es por mantenerlos. Que nos los respeten. Nuestra gente necesita proyectos de capacitación, necesitamos conocer las leyes que nos protegen. Quienes llegan a la política desconocen la ley 70 y los consejos comunitarios. Se olvidan del discurso de los negros, que no es solo político. Nosotros tenemos un sueño y está siendo pisoteado. ¿Cómo se respeta y construye ese sueño? Escuchando a las comunidades”

Las reflexiones de este líder sobre los problemas que enfrentan las comunidades que pertenecen a los centros poblados lejanos: “Para el presidente y el resto del Gobierno, Colombia es Cali, Medellín, Barranquilla y Bogotá. Y cuando hablan del Litoral Pacífico solo se refieren a Tumaco. A nosotros no nos ven”. El derecho a proponer su destino. “Los planes que adelanten los gobiernos deberían adaptarse a las condiciones sociales y económicas de los afros. El desarrollo lo definimos nosotros, no somos brutos”.  “Que nos dejen defender nuestros territorios”.
Cuadro de texto: A una persona podían matarla por cualquier cosa. Reclutaban a los niños como campaneros y a los jóvenes para vender drogas. Violaban a las mujeres y a las niñas. A un vecino lo echaron de su casa y la convirtieron en casa de pique. Diariamente llevaban gente a picarla y los gritos se oían por toda la calle.
NORA ISABEL CASTILLO. Lideresa y vecina del espacio humanitario
https://www.vocesdefensoras.org/territorios/el-desafio-de-la-paz/las-voces-de-buenaventura/espacio-de-esperanza/













Francia Márquez
Lugar de acción: Yolombó, Cauca

Ganó el premio Goldman, por su defensa al medio ambiente, en el reconocimiento se resalta la importancia de su lucha dado que “las excavaciones ilegales de este paraje colombiano generaban más de 30 toneladas de mercurio anuales que acababan en las aguas de esta región amazónica, provocando una intoxicación que se extendía a lo largo de más de 230 kilómetros”. (vida, 2019)  Estudió derecho para tener las herramientas para defender su territorio, lo que le valió amenazas y un atentado por grupos paramilitares

Dice: No solo los afros. Los indígenas y los campesinos somos poblaciones olvidadas e históricamente golpeadas. Nuestro trabajo siempre ha sido para enriquecer a unos pocos. La minería es el mejor ejemplo: llegan esas multinacionales dando regalitos a las comunidades y dinero a los políticos, pero no nos dejan nada comparado lo que se llevan. Siempre ha sido lo mismo y el Gobierno no hace nada para evitarlo. De nada sirve que a mí me maten. Los mártires en este país se olvidan de un día para otro.


Socorro Aceros Bautista
Lugar de acción: Tame, Arauca

Trabaja en la promoción y la defensa de los derechos humanos, acompañando en especial a las víctimas del paramilitarismo del municipio de Tame, departamento de Arauca. Participó en la creación de la Asociación de Productores y Comercializadores Agropecuarios de Flor Amarillo -APOCAFLOR- y la coordinadora del comité de Salud de la Junta de Acción Comunal del municipio de Tame. Fue desplazada luego de que asesinaron a su hijo. Sobrevivió al genocidio de la Unión Patriótica y desde entonces ha sido señalada y perseguida.

Dice: “Mi lucha es por los derechos de los niños y de las personas menos favorecidas”.

Participa activamente en los espacios de justicia y paz, motivando y alentando a los sobrevivientes de víctimas a no guardar silencio y a continuar en la búsqueda de sus familiares desaparecidos. En diferentes espacios le ha exigido al Estado verdad, justicia y reparación integral, enfatizando en las necesidades del desmonte del paramilitarismo y el castigo a los promotores de este flagelo. También apoya y acompaña los procesos que adelantan los indígenas que habita a orillas del Río Cravo, en el municipio de Tame.

Cuadro de texto: El territorio se defiende estando en el territorio. La paz solo puede construirse dentro de él, desde las propuestas de las comunidades, creando nosotros las condiciones para una vida digna cuando no hay respuestas del Estado. Esta es la aspiración de los espacios y zonas humanitarias: defender el territorio y construir en él una paz estable y duradera, entre todos.
MARÍA EUGENIA RIASCO. Red Conpaz
https://www.vocesdefensoras.org/territorios/el-desafio-de-la-paz/las-voces-de-buenaventura/espacio-de-esperanza/
















Enrique Chimonja Coy
Integrante de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, es defensor de derechos humanos en el Valle del Cauca. Ha vivido el conflicto armado en carne propia, su padre fue desaparecido el 3 de septiembre de 1983.
Dice: “La guerra es muy rentable para algunos sectores de la sociedad, sectores en la impunidad de lo que ha significado sus responsabilidades en el desarrollo mismo del conflicto armado, o de haberse beneficiado de ello. En segundo lugar, hablamos de un territorio con una riqueza en recursos naturales muy grande y que se encuentran en este momento en un escenario muy propicio para consolidar sus intereses de acumulación en lo económico. Las comunidades entonces están viviendo el cambio real. Los intereses empresariales y económicos se están tomando el territorio nacional en función del tema del tráfico de drogas y de la dinámica económica extractiva, que el modelo liberal impone para estos territorios y especialmente para Colombia. Las amenazas se han mantenido por eso, y especialmente en razón a que hemos jugado, cómo defensores de derechos humanos, un papel protagónico en las apuestas de la paz, que hoy requieren visibilización y apoyo de la comunidad internacional”.

Asociación Sütsuin Jiyeyi Wayúu
Lugar de acción: Guajira

La organización fue creada en el año 2006 mediante alianzas entre comunidades, rancherías y organizaciones Wayúu.

Buscan visibilizar las violaciones a los derechos humanos y derechos étnicos en el departamento de La Guajira, así como analizar la situación de vulnerabilidad de las víctimas del conflicto armado, la presencia de grupos armados, y la militarización del territorio. La Asociación Fuerza de Mujeres Wayúu trabaja en la denuncia de los megaproyectos minero energéticos, el desplazamiento forzado y la situación de vulneración de derechos de las mujeres indígenas.

Deris Paz dice: “Las mujeres del movimiento decidimos olvidar nuestro dolor y emprender procesos y luchas por el dolor de otras personas”, “Sabíamos que había más mujeres que podían ser víctimas de todo este dolor y decidimos hacer un acompañamiento más integral a las mujeres y mostrarles un camino de lucha en medio de las tristezas y en medio de las vulneraciones de nosotras como mujeres”.


Kevin Julián León
Lugar de acción: Barrio Kennedy de la Comuna 6 de Medellín

Tenía 16 años, cuando fue asesinado el 21 de julio 2018 estaba en décimo y soñaba con ser arquitecto. Era reconocido por su personalidad sencilla y simpática, y porque a pesar de su corta edad se proyectaba como un líder social importante para su comunidad. Se dedicaba a promover charlas de paz entre los jóvenes de su comunidad. Los invitaba a reunirse, a conversar, a explicarles el valor de la tolerancia, a decirles que había mejores caminos que el vicio y la delincuencia.


Guillermo Cardona

“Para mí todos los días son como si fueran los últimos, la paranoia siempre ha sido parte fundamental en mi vida y lo digo porque para poder sobrevivir nunca he contado con las medidas de seguridad por parte de la Policía, sino al contrario, me ha tocado aprender mis mañas de evasión para no ser un objetivo tan fácil. Otras cosas que hago es correr 30 metros apenas vea una moto o me escondo en algún lugar, llevo chaleco antibalas de vez en cuando”.

“Ha sido muy duro poder vivir todos estos años con miedo a morir no solo por perder la vida, sino por dejar desprotegidos a aquellas comunidades donde el terror es el pan de cada día, es por eso que sigo motivado a seguir luchando por los derechos de estas comunidades”.


¿Y de nosotros cómo sociedad que podemos decir? Qué damos anuencia a los violentos con nuestro silencio cómplice, porque actuamos como simples espectadores ante la aniquilación de los menos favorecidos. O podríamos movilizarnos todos a marchar, como hicieron en Estados Unidos ante la muerte de George Floyd, y demostrar que las comunidades rurales y urbanas, que sufren los embates de los que actúan pensando en su malévolo beneficio, no están solas y que nos importa como colombianos nuestro futuro, que en últimas es el mismo para este desgarrado país.

*Socia SMP y Profesora del Contexto de CTS en la UN.

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