viernes, 4 de junio de 2010

GIRASOLES EMBLEMÁTICOS PARA LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL DE CALDAS

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Gonzalo Duque Escobar

Entre los temas ambientales emblemáticos para el departamento de Caldas y su capital Manizales, estas propuestas verdes:

1- Bosques para mitigar el impacto del calentamiento ambiental.

Urge avanzar en el ordenamiento de las cuencas del departamento y emprender las acciones más importantes asociadas a la regulación hídrica y pluviométrica para asegurar el suministro de agua potable y para la preservación de los ecosistemas. Esto supone mejorar notablemente la cobertura de bosques, la recuperación de humedales y fuentes de agua, el establecimiento de los corredores regionales de conectividad para la supervivencia de la biodiversidad, y el impulso al desarrollo e implementación del sistema regional de áreas protegidas y de interés ambiental, que se propone y avanza desde Corpocaldas.

2- La revolución educativa para la reconversión productiva rural.

Caldas es un territorio fundamentalmente rural, cuya problemática socioambiental urge del desarrollo educativo para hacer viable la reconversión productiva del sector agropecuario, orientada hacia modelos de producción limpia: la revolución verde que trajo el monocultivo del café, además de traer agroquímicos, fungicidas y pesticidas, expulsó a los campesinos hacia la ciudad porque sin escolaridad suficiente no pudieron asimilar los paquetes tecnológicos y financieros de la nueva caficultura: ellos dejaron de ser prósperos propietarios para pasar a enfilar los escenarios de pobreza e informalidad urbana.

3- El desarrollo de la identidad cultural para asegurar la sostenibilidad ambiental.

Caldas no es tan cafetero como se supone, por lo que se requiere resignificar y re-elaborar el conjunto de símbolos y valores del patrimonio que da soporte a la identidad de sus bioregiones: en la Alta Cordillera los símbolos de la identidad se relacionan con el pasillo, el páramo, el bahareque de tabla, el sombrero aguadeño y la ruana de San Félix; en el Magadalena Centro, con la navegación por el Magdalena, la Expedición Botánica, el rancho de hamacas y la subienda de nicuros, bagres y bocachicos; en Marmato, Supía y Riosucio, la cultura indígena de las comunidades Embera y Umbra, y la minería del oro con significativo aporte de las comunidades afrodescendientes: existe más novela y poesía en el oro que en el café. Finalmente, si bien las regiones se comparten con otros entes territoriales, también la zona cafetera, que va de Neira hasta el norte del valle

4- Recuperar el Magdalena.

Recuperar el Magdalena, para lo cual se debe reestructurar Cormagdalena, dado que esta entidad como empresa privada no tiene capacidad suficiente para desarrollar sus dos objetivos misionales: el primero, recuperar el río Magdalena, meta que no puede cumplir al no tener capacidad efectiva para recuperar su cuenca, y el segundo, restablecer la navegación por esta arteria fluvial de la Patria, lo que solo puede lograrse cuando se cumpla el primer objetivo. Es que Cormagadalena al no ser autoridad ambiental tampoco puede hacer nada diferente a muros y dragados, y por lo tanto requiere transformarse en autoridad ambiental para que tenga el carácter y la capacidad que le demanda su primer objetivo misional.

5- Salvar a Marmato.

Urge salvar a Marmato, un poblado de 1537 que se pretende borrar de plano al haber sido declarado en riesgo para trasladarlo a El Llano y dar paso a una explotación minera a cielo abierto y a gran escala en este lugar de interés histórico, cabecera de una población mayoritariamente negra e indígena y donde el patrimonio arquitectónico puede rescatarse dado que el riesgo puede ser mitigable con obras de estabilización que reduzcan efectivamente la amenaza geotécnica. Tras sacar el oro de la montaña en pocas décadas, su población culturalmente dedicada a la actividad minera desde épocas coloniales, tendrá que cambiar su actividad y de paso quedará sin pasado, sin presente y sin futuro.

6. Priorizar y descentralizar la infraestructura social para una ciudad amable.

Nuestra ciudad es hoy un escenario donde la pobreza y la informalidad abaten a la mayor parte de la población, donde existe una proporción significativa de indigentes que sobreviven y cosechan residuos en las diferentes texturas del medio urbano. Urge una respuesta estructural que se aleje de los modelos cartesianos de la planeación que propenden por el desarrollismo y orientan el gasto y la inversión de obras sin un enfoque social, para tomar la vía de una planeación participativa que propenda por el equipamiento social en salud, educación y cultura, basado en la descentralización de las funciones urbanas para incrementar la movilidad no motorizada y facilitar el uso racional y adecuado del suelo urbano, buscando satisfacer los requerimientos de la sociedad en su conjunto acercando los servicios a los sectores populares, para mejorar las relaciones entre calidad ambiental, densidad urbana, movilidad, acceso a los recursos y posibilidades de desarrollo.

Manizales, Junio 3 de 2010.

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