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LA CORRUPCIÓN, VISTA POR EL CENTRO PARA LA
APERTURA Y EL DESARROLLO DE AMÉRICA LATINA CADAL
Por: Claudia Torres Arango*
En el latín se encuentra el origen etimológico del término corrupción. Viene del vocablo “corruptio”, conformado por el prefijo "con" junto, el verbo "rumpere", que puede traducirse como hacer pedazos; y finalmente el sufijo "tío”, como acción o efecto. Entonces podemos decir que es la acción de corromper -depravar o echar a perder, dañar, pervertir, sobornar a alguien-, se puede asimilar a un vicio, depravación moral o simbólica.
Pero ahora que tanto se habla del tema, es interesante revisar un texto de Boris Begovic, escrito en 2005 moralmente neutro, en el que examina la definición de corrupción, los tipos básicos de corrupción, y sus causas básicas. Comienza con la propuesta de Vito Tanzi de 1995, que la define como "corrupción es el incumplimiento intencionado del principio de imparcialidad con el propósito de derivar de tal tipo de comportamiento un beneficio personal o para personas relacionadas". En ella, señala tres elementos: la intencionalidad, la obtención de una ventaja, y el beneficio personal o para otros. Siendo así, cuando una violación accidental al principio de imparcialidad puede deberse a que no se cuente con información completa, o a que otra razón como el racismo, no hay corrupción. Ahora bien, aunque debe existir una ventaja para el violador del principio, ésta no es necesariamente dinero, ya que puede tratarse de regalos o favores así no sean en el momento, sino como una obligación a futuro.
Tipos básicos de corrupción
Se plantean al respecto dos visiones sobre la corrupción: una exógena al proceso político y la otra endógena.
La primera visión plantea la teoría principal-agente, en la cual existen dos partes con evidentes asimetrías; los que tienen la información el “principal” (políticos o tomadores de decisiones) y los “agentes” (civiles o burócratas). En ella los políticos “benévolos” no tienen información sobre los delitos menores de sus subordinados. Esta postura, dice Begovic, es clara y bien desarrollada, y los modelos teóricos que pueden explicar un amplio rango de comportamiento de los civiles, incluyen la corrupción administrativa. Sin embargo, no pueden explicar la corrupción política, dado que en este modelo, con un Estado que es benévolo, no existe posibilidad de corrupción política y sólo puede enfrentarse la corrupción administrativa.
Cuando la corrupción es exógena las relaciones entre principal-agente, la escala y esfera de la información no están influenciadas por el proceso político y los políticos, y por lo tanto la corrupción no se institucionaliza. Y cuando la corrupción es endógena al proceso político, la corrupción es institucionalizada y su nivel y clase dependen de los políticos, y del régimen político en el país.
Al respecto Begovic cita a J. Charap y C. Harms (1999), quienes se basan en la economía del conflicto y la apropiación, la economía del crimen organizado, y la política económica de las dictaduras, para plantear una propuesta de la corrupción como una forma de apropiación de la renta por parte del dirigente. En este enfoque, donde la corrupción es la respuesta al problema de cohesión interna de los equipos rapaces, y donde los funcionarios públicos fomentan la lealtad a través del padrinazgo, el servicio público corrupto es solo la manera eficiente de apropiación de la renta para lo cual se vende un número limitado de permisos para la actividad económica, mediante una organización de unos pocos funcionarios que tienen el poder de otorgar licencias, lo que les permite el desvío del resultado del licenciamiento del presupuesto hacia beneficios privados. El funcionario público que a su vez coopera para recibir su parte en el reparto, tampoco delata al resultar implicado.
Este modelo metodológico no provee un marco analítico claro para considerar la estructura de la corrupción, dado que no explica la estructura de incentivos de los decisores políticos y el cambio de esa estructura, a pesar de que en él provee información sobre la estructura de incentivos para la apropiación de renta.
Entre una y otra postura teórica, se identifican tres tipos básicos de corrupción.
1. El soborno, es la corrupción en la obtención o agilización de la materialización de algún derecho específico del ciudadano o la entidad legal -corrupción sin robo-, la que se presenta cuando una persona soborna a un funcionario público a cambio de algún beneficio o servicio que es absolutamente legal. El o los funcionarios son corrompidos para hacer o agilizar el trabajo, más rápido de lo que acostumbran. “La frecuencia de esta clase de corrupción es un buen indicador de la capacidad y la efectividad de la administración del país”, es decir, de su poca capacidad administrativa y dificultad para proveer servicios administrativos. La falta de provisión de servicios administrativos se resuelve de forma deliberada, con el objetivo de crear la renta y su redistribución por la vía de la corrupción.
2. La corrupción administrativa, se produce a través de la violación de las reglas legales o de la aplicación parcial de éstas, en correspondencia con el modelo principal-agente, donde se demanda al cliente o se ofrece al funcionario público el soborno que apunta a la violación de reglas, o a la no aplicación de la legislación y las políticas públicas sancionatorias.
3. La captura del Estado, orientada a cambiar las reglas y regulaciones que favorecen el interés del corruptor. Este concepto desarrollado por el Banco Mundial, se utilizó inicialmente para explicar la vida política de las economías en transición. El supuesto es que la legislación (leyes y regulaciones), y por lo tanto las políticas públicas, son decisivamente influenciadas por el soborno a legisladores por parte de unos pocos oligarcas -empresarios- muy poderosos. En otras palabras, las políticas públicas son formuladas a favor de los oligarcas, y no del público.
Al respecto anota Begovic que el concepto de “captura del Estado” carece de claridad analítica, dado que existen grupos de interés que influencian la toma de decisiones de los legisladores, a diferencia de lo que ocurre en democracias maduras donde el cabildeo fuerte es una actividad legal y legítima. La dificultad se da al tratar de especificar la línea entre el lobby político legítimo, y la “captura del Estado” creada por la corrupción. Entonces ¿cómo establecer la diferencia entre las políticas públicas surgidas del lobby legítimo y de la corrupción ilegal? o ¿cómo establecer si los costos sociales (costos de oportunidad de los recursos utilizados) son mayores o menores entre el lobby legítimo y la corrupción ilegal?
Otra manera de analizar la corrupción descrita por Begovic es la propuesta por A. Shleifer, y R.W. Vishney, cuya característica diferencial depende de si su práctica está centralizada (monopolizada) o descentralizada. En el primer caso se trata de la capacidad de implementar una ganancia conjunta en la recolección de sobornos, lo que la asemeja a un oligopolio; la otra distinción es la de los costos de transacción. Como contrato, la corrupción monopolizada es superior a la descentralizada por la escala de costos de transacción, dado que en magnitud la renta obtenida resulta sustancial.
Es tan preocupante la situación que muchos países realizan análisis y propuestas, para controlar la corrupción: al respecto, en un documento producido por Forum Solidario Perú se propone como solución la “construcción de ciudadanos”:
La corrupción plantea graves problemas y amenazas para la estabilidad y seguridad de las sociedades al socavar las instituciones y los valores de la democracia, la ética y la justicia; y al comprometer el desarrollo sostenible y el imperio de la Ley. Ha dejado de ser un problema local para convertirse en un fenómeno trasnacional que afecta a todas las sociedades y economías.
Se requiere de un enfoque amplio y multidisciplinario para prevenir y combatirla eficazmente. Su prevención y erradicación son responsabilidad de todos los Estados y estos deben cooperar entre sí, con el apoyo y la participación de personas y grupos de la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones de base comunitaria, para que sus esfuerzos en este ámbito sean eficaces.
La conclusión es clara, la falta de principios y valores éticos en los individuos conduce a este tipo de comportamientos, donde la sociedad en su conjunto utiliza eufemismos para denominar los delitos como errores, cuando unos y otros no son la misma cosa.
Referencias
Begovic, Boris. Corrupción: conceptos, tipos, causas y consecuencias. En: http://www.cadal.org/documentos/documento_26.pdf
Construyendo ciudadanía forjamos un país sin corrupción. Forum Solidario Perú. Noviembre de 2006. En http://www.cerjusc.org.pe/adjuntos/notas/prensa.pdf
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* Socia de la SMP de Manizales, Profesora de la UN de Colombia. Artículo para la Revista Civismo de la SMP de Manizales.
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