Libia Arango de Torres (1930-2013)
Gracias a nuestros familiares y amigos por acompañarnos en este momento doloroso que todos debemos afrontar, como es la pérdida de un ser muy querido: la Madre.
Para los que la conocieron su carácter alegre y jovial tenía varias manifestaciones: por un lado su carcajada franca, su humor un poco negro producto de su forma de ver la vida, práctica y realista y a veces descarnada. Otra manifestación estaba en su forma de cantar todo el día, lo que hizo decir de ella a una prima, que parecía un pajarito -magnífica comparación por su amor y respeto por la naturaleza-.
A pesar de no haber culminado sus estudios, su inteligencia se manifestó en los sitios en donde trabajó como el hospital, la Cooperativa de Municipalidades y la interventoría de Obras Publicas en donde conoció a mi papá. En cada uno de ellos, afrontó retos y asumió funciones producto de su espíritu de superación y deseo de aprender, pero sobre todo por su ética del trabajo que la hizo poner toda su energía al servicio de la gente y de las instituciones que servía, ética que compartía con mi papá y que le heredamos sus hijos.
La recordamos por su valentía al afrontar sus muchos y serios quebrantos de salud, que no acabaron con su vitalidad aunque en los últimos tiempos ésta se viera disminuida, y que la mostraba a todos como una persona juvenil, alegre y dicharachera.
Fue una persona cívica y verdadera ciudadana: su solidaridad y sensibilidad social la rebelaban contra las injusticias e inequidades de este país; su deseo de estar siempre informada a través de la radio y los noticieros de televisión -aunque sus problemas auditivos la mortificaron en los últimos años-, o a devorar los domingos el periódico o la Revista Semana que tanto disfrutaba, medios que comentaba, analizaba y criticaba, pues aunque se decía por familia conservadora, tenía espíritu liberal pues la política siempre fue parte de su vida como la de mi papá, aunque nunca militara en ningún partido, ni fuera activista. El medio ambiente era otra de sus preocupaciones, en cuya protección se empeñó poniendo su granito de arena separando rigurosamente los materiales para reciclar y buscando siempre utilizar productos ecológicos y amigables con la naturaleza: una muestra del poder de UNO.
Varias convergencias tuvo con papá: crucigramas que hacía acompañada de la Tabla Periódica y del entrañable Pequeño Larousse que guardaba cerca de su cama, y que la hacía preguntarnos cosas a veces extrañas y decir que la descrestábamos. Ambos fueron grandes lectores y amaron el conocimiento, disfrutaron los programas de viajes y documentales, fueron amantes de los programas de la BBC, y de las series históricas.
Aprendió con nosotros los temas escolares y universitarios; su espíritu queda plasmado al aprender a revolver manualmente raíces cuadradas de 30 dígitos para ayudarnos, tarea que en algunas ocasiones le impidió hacer el almuerzo a tiempo. El Rumí y el Carta Blanca la mantuvieron a salvo del alzahimer.
Fueron muchas sus enseñanzas; su rectitud, honorabilidad y honestidad a toda prueba, y su amor por la verdad que la hacía decir lo que pensaba con franqueza y a veces de forma un poco cruda; se caracterizó por ser trabajadora y responsable, como papá. Durante su vida fue coherente en sus convicciones, sus posiciones claras y precisas; sus principios firmes y altos, sus valores éticos y morales.
Vamos a extrañar sus carcajadas, sus canciones, su compañía; ya no podrá ir a Nueva York, ciudad con al que soñó muchas veces; pero conoció y amó este país, se dolió de lo que aquí sucede, nos enseñó a ser críticos, y nos dio amor y apoyo, aunque a veces no compartió nuestras posiciones.
Esto lo hablamos muchas veces con ella... Y como decía, bye-bye Mamá.
Claudia
12-02-2013.