MUJERES FORJADORAS DE
CIVILIDAD
Por: Claudia Torres Arango[1]
Capítulo penúltimo del libro
“SOCIEDAD
DE MEJORAS PÚBLICAS DEMANIZALES 100 AÑOS DE CIVILIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN DE
TERRITORIO”. Dirección Albeiro
Valencia Llano. SMP Manizales (2012), Manizales. Contiene dos apartes de Dorian Hoyos Parra.
Para
empezar deseo agradecer este espacio que me abre la Sociedad de Mejoras
Públicas, para presentar en el marco de su centenario, algunos hechos, ideas y
circunstancias que subrayan el aporte de la mujer como forjadora de civismo, y
como tal de sujeto activo en la construcción de la sociedad de esta ciudad
fundada apenas en 1849, y en cuya “jungla de concreto” se guardan historias que
poco a poco se irán revelando, conforme podamos abordar los hechos sociales y
ambientales que las describan.
Figura 1- Panorámica de
Manizales del año 1912, año en que se crea la SMP de Manizales. Fuente, Centro
de Historia de Manizales.
Emprender la tarea de la reconstrucción del papel de la mujer manizaleña y
acaso en el contexto nacional en el civismo, nos conduce a las imágenes y
representaciones femeninas a la vez que a su participación en los espacios de
la ciudad; extractar su labor a partir de los escritos de la revista Civismo
ciertamente nos da una visión limitada, tenemos por lo tanto que recurrir a
otras fuentes para lograr acercarnos a la dimensión real de la mujer en las
Sociedades de Mejoras Públicas.
Para saber cuál era su función buscamos la definición de civismo esta habla
de las personas que viven en la ciudad y son ciudadanas, el diccionario nos
dice que es el amor y el celo por las instituciones y la patria, también se
refiere a las pautas mínimas de comportamiento social para vivir en
colectividad, se basa en el respeto hacia los demás, el entorno natural y los
objetos públicos, también buena educación, urbanidad y cortesía. Siendo así la
labor cívica de la mujer gozaría de un abanico de posibilidades para desarrollar.
Sin embargo, ella se encuentra sujeta a la sociedad de la que hace parte con
sus movimientos cotidianidad, prejuicios, costumbres, discursos, concepciones
de la mujer, la familia, y el matrimonio.
El
papel de la mujer a lo largo de la historia se enmarca no sólo dentro del rol
que ha ejercido dentro de los diferentes tipos de sociedad, no siendo el mismo en sociedades agrarias, o
industriales que en las del conocimiento, sino también dentro de las
oportunidades que ha tenido para educarse.
1-
ECONOMÍA Y TIPOS DE SOCIEDAD
En la sociedad tanto
las mujeres como los varones, han asumido un papel cultural particular
normalmente diferenciado. De otro lado la economía es la base de uno u otro
tipo de sociedad, siendo también la que le da su estructura política; el
establecimiento está soportado en dos pilares, uno compuesto por las fuerzas
militares y de policía, el otro por la educación y el sistema jurídico, la base
o la infraestructura está dada por la economía que toma su carácter de acuerdo
al conjunto de relaciones entre los medios de producción dominantes. La
propiedad privada sobre los medios de producción ya sea la sociedad esclavista,
feudal o capitalista, implica una clase dominante sobre otra sometida.
Los cambios en la
sociedad están asociados al desarrollo de las fuerzas productivas, que a su vez
conducen a los cambios en la estructura política de la sociedad.
1.1 Sociedad agraria
En sociedades
cazadoras y recolectoras, las mujeres casi siempre eran las que recogían los
productos vegetales, mientras que los varones suministraban la carne mediante
la caza, es decir, se trataba de un trabajo colectivo, sin excedentes de
producción, no existía la propiedad privada ni la explotación de clases. Al
aparecer la agricultura y la ganadería, se da la primera división del trabajo y
se incrementa la productividad, se sustituye el trabajo colectivo por el
individual que se especializa, lo que da paso a la propiedad privada sobre los
medios de producción. Con la aplicación de los desarrollos técnicos e innovaciones
a la actividad agrícola aumenta la producción con lo que los excedentes se
destinan para el comercio. El recurso humano se destina a otras labores como la
siderurgia y alfarería para la elaboración de armas y utensilios, lo que favorece el intercambio con
otras comunidades, incluido el conocimiento.
La riqueza es el resultado de los excedentes y su
intercambio, dando como resultado el surgimiento de las clases sociales,
haciendo más complejas las relaciones entre los diferentes grupos como
guerreros, artesanos y comerciantes. Se dan las condiciones para el surgimiento
de la sociedad mercantil.
Los factores de
producción son tierra, trabajo, capital y conocimiento, cada uno ha sido el
protagonista para producir cuatro clases de sociedad: esclavista, feudal o
agraria, capitalista o de mercado y sociedad del conocimiento[2].
Las
sociedades agrarias se caracterizan por su conformación como unidades
relativamente iguales, basadas en lazos de parentesco aunque no necesariamente
biológico, más bien compuesta por los que comparten la vida comunal, unidos por
lazos sociales, cerradas al exterior, pueden o no estar sometidas a la
extracción de los excedentes por parte de un Estado. La tendencia a la
diferenciación en las sociedades agrarias, dadas las desigualdades de capacidad
de laboreo y en la calidad diferenciada de la tierra, la que se estimula con
los avances técnicos, les da un mayor control sobre la naturaleza e inciden en
la variabilidad de las formas de organización social[3].
La
sociedad preindustrial se caracteriza por las formas de autoridad manifestada
en el personalismo y no en el Estado o burocracia impersonal; el comportamiento
y la mentalidad están sujetos a códigos religiosos o morales y no a la ley o la
ciencia; la producción económica es limitada o artesanal, no de producción en
masa, por lo tanto la división del trabajo es limitada, en virtud de una
producción relativamente simple, aunque Marx manifiesta que el obrero puede
quedar como un mero servidor de la máquina en su concepto de alienación; la
economía es de base esencialmente agrícola; la movilidad social es limitada;
las comunidades tienden a ser parroquiales, dada la dificultad para el
desplazamiento.
1.2 Sociedad industrial
Se
desarrolla en los países occidentales a partir de la Revolución Industrial,
donde se estructura una sociedad moderna, puede definirse también como una
sociedad de masas.
Las
características de este tipo de sociedad están dadas por el uso de la energía,
la urbanización y la demografía.
En
cuanto a la energía utilizan fuentes de energía externas como los combustibles
fósiles (carbón y petróleo), necesarios para incrementar la producción. La
producción de alimentos proviene de la agricultura de mercado, donde los
procesos se han industrializado con semillas mejoradas, agroquímicos,
maquinaria agrícola, y mejoras tecnológicas que desplazan la mano de obra
humana, al tiempo que incrementan la producción. El trabajo excedente se
traslada a fábricas industriales, donde la mecanización aumenta la eficiencia.
El aumento de la población conduce a la automatización que suprime puestos de
trabajo en la industria que pasan al sector de servicios.
La
otra característica es la urbanización para que los trabajadores estén cerca a
los centros de producción como para que los servicios se beneficien de los
núcleos de actividad económica. Los centros urbanos requieren fuentes externas
de energía para la creciente actividad económica, el decrecimiento de la tierra
productiva, el transporte, costos de almacenamiento se supera a través de
políticas económicas.
En
la sociedad industrial el comportamiento demográfico se modifica, las mejoras
en las condiciones de vida, alimentación y salud disminuyen la mortalidad,
aumentando la esperanza de vida. Posteriormente desciende la tasa de natalidad
y fecundidad, como consecuencia de la pérdida de importancia de mantener
familias numerosas, que no pueden incorporarse a las explotaciones familiares,
como ocurría en la sociedad tradicional, además se incorpora la mujer al
trabajo.
1.3 Sociedad post-industrial
El término fue
acuñado por Arthur Joseph Penty, -un socialista gremial, que creía en una
sociedad descentralizada, de pequeños artesanos y basada en la habilidad
profesional-, sin embargo, el término no aparece en el diccionario.
Para los teóricos de la sociología y la economía, describe un sistema social y
económico, cuya estructura ha evolucionado del proceso de industrialización. Rudolf
Barho 1980 también clamó por un socialismo postindustrial con rasgos bastantes
similares. En la actualidad las concepciones varían pero, según algunos
analistas, este tipo de sociedad estaba caracterizada por cinco componentes:
1. Sector económico: el cambio de una
economía productora de mercancías a otra productora de servicios.
2. Distribución ocupacional: la preeminencia de las clases profesionales y
técnicas.
3. Principio axial: la centralidad del crecimiento teórico como fuente de
innovación y formulación política de la sociedad.
4. Orientación futura: el control de la tecnología y de las contribuciones
tecnológicas.
En este tipo de sociedad se ha producido una
transición económica, que reestructura la sociedad de una economía basada en la
industria a otra basada en los servicios, una división del capital nacional y
global y una privatización masiva. Como consecuencia surgen los procesos de
industrialización y liberalización.
Estas
características implican el rápido aumento del sector servicios, aumento de las
tecnologías de la información; la información, el conocimiento y la creatividad
son los pilares de la economía, donde se puede hablar de la revolución de la
información. La naturaleza del poder está soportada en el conocimiento. Según la
UNESCO “el concepto pluralista de
sociedades del conocimiento va más allá de la sociedad de la información ya que
apunta a transformaciones sociales, culturales y económicas en apoyo al
desarrollo sustentable. Los pilares de las sociedades del conocimiento son el
acceso a la información para todos, la libertad de expresión y la diversidad lingüística”[5].
La sociedad de la información aparece con la
implementación de las tecnologías de información y comunicación (TIC), en las
relaciones sociales, culturales y económicas dentro de una comunidad,
eliminando las barreras del espacio y del tiempo, facilitando una comunicación
ubicua y asíncrona. Las nuevas tecnologías actúan sobre los elementos básicos
de la persona, como el habla, el recuerdo o el aprendizaje, modificando la
forma como se desarrollan muchas actividades de la sociedad moderna. Vale la
pena aclarar que la información no significa conocimiento. La información está
compuesta por hechos y sucesos, mientras el conocimiento es la interpretación
de los hechos dentro de un contexto y con una finalidad.
Si
la sociedad industrial se identificaba como una sociedad de clases, en la
posindustrial los rasgos de identidad pasan por la sexual o de género, la religión o la
nacionalidad.
Sobre el Establecimiento
En
cada tipo de sociedad la clase dirigente mantiene el orden, el sistema o las
estructuras a través de diferentes medios: en la esclavista por medio de la
fuerza, grillos y cadenas; en la feudal, por el rito, es decir, la anuencia del
noble y del monje; en la capitalista, por las leyes del mercado, fama, dinero y
poder son sus consignas; en la sociedad del conocimiento, se logra a través del
imperio de la razón y el argumento[6].
Figura 2. Familia campesina
avistando el poblado: montaje donde Manizales hace de fondo. Fuente, Centro de
Historia de Manizales.
Manizales
vive cada uno de estos períodos de una forma acelerada, pero igualmente
fraccionada: posiblemente la competitividad sólo esté al alcance de las
minorías dado el bajo nivel de escolaridad de la población. Se trata de una ciudad que no surgió del
proceso de colonización española, sino de un proceso de expansión de
Antioquia. No es posible entonces
separar el papel de la mujer en el civismo, apartándola de la sociedad dentro
de la que se encuentra inmersa.
2-
EL PRIMER MOMENTO: LA
SOCIEDAD CIVIL EN ESCENA
Este período que surge al concluir las
guerras civiles, señala la importancia de una comunidad de artesanos,
talladores, metalisteros y obreros de la cultura, que se organizan de diferentes
formas, entre ellas la Sociedad de Mejoras Públicas. No resulta extraño que
esto ocurra en el seno de una sociedad agraria donde el minifundio marca la
estructura de la tenencia de la tierra y las rentas del café se pueden ir
redistribuyendo para dinamizar el mercado local para generar unos beneficios
que finalmente se expresan en la transformación de la aldea, y con ella su
sociedad[7].
A diferencia de las sociedades dominadas por
las fuerzas surgidas de empresas terratenientes, aquéllas que dependen de comerciantes
y artesanos, como es el caso de Manizales, resultan proclives a los nuevos
pensamientos que incorporan el progreso; sólo que para la vocación gracias al
café se genera una apertura económica sin precedentes en la Patria, lo que hará
de la sociedad Manizaleña un nicho fecundo para la cultura y para el liderazgo
de la sociedad civil.
2.1 Del cultivo del café a la incipiente industrialización
Se puede circunscribir este
período entre 1850 y 1910, es decir, desde la fundación de Manizales y el desplazamiento
de la arriería por el cable aéreo.
Dado el aislamiento en que se
encontraba Antioquia y a los conflictos producto del agotamiento de las tierras
y a la necesidad de superar el aislamiento buscando rutas que los comunicaran
con el río Magdalena, el principal medio de comunicación del país, y de paso
vincularse con el mundo, se produce entre 1780 y 1850, la ocupación de las
tierras y además de la fundación de Sonsón y Abejorral al sur oriente de
Antioquia, después al sur del río Arma, Aguadas, Salamina y Pácora; a partir de
Salamina surgieron, también al sur, Neira, Manizales, Aranzazu y Filadelfia, y
al oriente Pensilvania. Luego de la segunda mitad del siglo XIX y principios
del XX, teniendo como punto de partida a Manizales, continuó la colonización de
los valles de Risaralda y el Quindío.
El
proceso colonizador fue uno de los fenómenos socieconómicos más importantes del
país, que en conjunto con el cultivo del café, el desarrollo de las ciudades y
más tarde de la industria, se constituyen en el factor modernizador de Colombia
entre los siglos XIX y principios del XX[8].
Este proceso de expansión penetró en las estribaciones de la cordillera central
y occidental, en el Quindío, el Cauca y el Tolima, territorios que durante la
colonia estaban vacíos, salvo algunos centros mineros en el occidente en la
región Anserma-Marmato y algunos resguardos indígenas. El antiguo Caldas era
una región selvática e inhabitada con algunas plantaciones de cacao cerca a
Cartago, a lo largo del Cauca y del río La Vieja[9].
Existían algunos desmontes sobre el río Magdalena en primer lugar, y luego
surgieron otros en la cordillera con predominio antioqueño y después tolimense.
De
otro lado la colonización antioqueña implicó ocupar desde el punto de vista
económico nuevos territorios, la movilización de pobladores unos pobres
buscando subsistir, otros como las élites vieron la oportunidad de
“invertir en una empresa prevista,
calculada y lucrativa”[10],
en tierras extensas y fértiles. Además de los latifundistas interesados en
vender la tierra a altos precios[11],
surgen los colonos, campesinos libres, dueños de pequeñas parcelas y los
mineros independientes dedicados al mazamorreo, quienes abrieron espacio al
comercio convirtiéndose la actividad en una alternativa de subsistencia para
grandes sectores de la población.
Entre
el colonizador libre y el productor independiente se incorporan nuevas tierras
a la producción y se amplían los mercados creando una demanda por bienes de
consumo. Se presenta además la producción parcelaria con dos modalidades: la de
colono o productor independiente, y la de aparcero, dando lugar a unas
relaciones sociales más igualitarias diferente de lo ocurrido en otras regiones
del país. La productividad de los colonos antioqueños, su movilidad y división
del trabajo, estimularon en palabras de Kalmanovitz, citado por Giraldo, un
rápido crecimiento de las fuerzas productivas y una amplia circulación de
mercancías. Aparecen unos valores como el afán de lucro, la búsqueda del éxito,
la importancia de la iniciativa individual, y el valor del tiempo, dándole a la
región unas particularidades propias de la cultura antioqueña.
Es
evidente que, en un medio como éste, dominado por los procesos de economía
campesina, el trabajo de la mujer resulta fundamental para la economía
familiar, y por lo tanto para su propia
realización.
Una aldea en el camino
Se
emplaza Manizales “lo más cerca posible del cruce de caminos que comunicaban a
Medellín con Popayán y Bogotá[12]”,
tenía 10.237 habitantes para 1870, y se había erigido en Distrito parroquial.
Con
el cultivo del café, dice Luisa Fernanda Giraldo Zuluaga, se inserta el país y
la región en el mercado mundial[13].
La consolidación de la economía manizaleña surge del cultivo del café, aunque
este se había introducido antes de la fundación de Manizales, “por los colonos
que los echaban en su equipaje”, el primero en cultivarlo fue Eduardo Walker
Robledo, en 1864, al que siguieron Marcelino Palacios y Manuel María Grisales
en 1870; luego J. Ernesto Mogollón de Bogotá, establece una venta de Café en
1875, proyecto que fracasó por el bajo consumo. Antonio Pinzón, venido de
Santander en 1878 cultiva un cafetal de más de 10.000 arbustos de café. Alejandro Gutiérrez, Pedro Uribe Ruiz, Manuel Grisales y
Antonio Pinzón crean en 1881 el Banco Industrial de Manizales, también aparecen
el Banco Prendario y el Banco de Depósitos, para manejar las divisas que
generaban las exportaciones de café. Para 1891 se funda el Banco de Manizales.
El
alza del precio del café en Nueva York incrementa su cultivo. Con él continúan
llegando colonos y jornaleros y la necesidad de satisfacer sus necesidades. La
arriería es el medio para sacar el producto, en busca de los vapores del
Magdalena, con lo que se incrementa la cría de equinos y mulares. Las mujeres
se integran a este proceso para recoger café, cocinar y coser la ropa para los
jornaleros. Para 1910 Manizales tenía 24.700 habitantes,[14]
muestra de que el pequeño poblado se está convirtiendo en ciudad.
Los
cambios políticos y económicos durante los primeros años del siglo XX,
transformaron el modelo familiar en Colombia y el papel de la mujer en la
sociedad. La Guerra de los Mil Días (1899-1902) desplaza gran cantidad de
familias del campo a la ciudad en busca de nuevas formas de subsistencia, gracias
al proceso de industrialización que ha surgido como consecuencia de la economía
cafetera. La mujer se vincula al mundo laboral en busca de mejores condiciones
económicas para ella y su familia, a pesar de los bajos salarios y las largas
jornadas.
El
café representó el 16 por ciento del PIB entre 1920 y 1925 y el 10.3 por ciento
entre 1950 y 1952[15],
para finales de la década de 1920, Colombia aportaba el 10 por ciento de la
producción global y hacia 1945 el 20 por ciento, esto convirtió a los cafeteros
en uno de los sectores más relevantes de la política del país.
Aires urbanos
Con
la riqueza del café lentamente se consolida la ciudad, con sus comodidades y
retos, iniciándose el paso de la sociedad rural hacia la urbana. Los ingresos
cafeteros generaron grandes transformaciones, pues con ellos se modernizó e
industrializó el país. Con el café llega la riqueza y la necesidad de su
comercialización hace que se emprendan las grandes empresas, como cables, ferrocarriles y carreteras después de
1930[16]. Por la iniciativa del inglés Frank Koppel, la
firma The Manizales Ropeways Limited inicia la construcción del cable aéreo Manizales-Mariquita entre 1912 y
1922 bajo la dirección de James Lindsay; luego pasa a la sociedad The Dorada
Railwey, que lo inaugura el 22 de febrero de 1922[17]
desplazando la arriería; entre 1915 y 1929 se construye el Ferrocarril de
Caldas que comunicó a Manizales y Armenia, integrado a los Ferrocarriles Nacionales
en 1953. La Carretera que unió a Manizales con el río Magdalena -iniciativa del
Señor José Hortal- y la de Occidente se inauguraron en agosto de 1939; en 1932,
mediante Ordenanza número 26 del 14 de abril de 1932, se destina una partida
para la carretera Manizales-Cauya[18],
dada la preocupación de los caldenses por lograr una mejor integración de su
territorio.
Según manifiesta Carlos Alberto Londoño,
hombres como Francisco Jaramillo Ochoa, Carlos Eduardo Pinzón, Sinforoso Ocampo
y Antonio Arango, invirtieron los recursos de la venta del café en crear
empresas como el Banco de Caldas en 1915 y el Banco del Ruiz en 1916. En 1919
se funda la "Empresa de Hilados y Tejidos de Caldas", que sería el
antecedente histórico de "Tejidos Única". Para 1920 funcionaban en
Manizales cuatro fábricas de chocolate: "La Cruz", "Luker",
"El Rey" y "Vélez"[19].
Se
instalan en la ciudad a partir de 1894 las mejores trilladoras de la región. La
primera, manual, de Pantaleón González, que funcionó en el sector de "El
Arenillo"; más adelante se establecieron las trilladoras "La
Oriental" y "La Estrella". A principios del siglo XX en virtud
del incremento de la producción, surgen las trilladoras "La
Argentina", "El Porvenir" y "La Americana". Se crean además
las firmas exportadoras del grano como "Pinzón y Huth",
"American Coffe Corporation", "Casa Inglesa de Jones" y
"Alejandro Ángel", que tuvieron más de dos mil personas en las
labores de escogencia del grano.
Se
puede establecer el rol que se asignaba a las mujeres de ese entonces,
retomando las palabras que Arturo Arango Uribe dirigió a la concurrencia
durante la entrega de la medalla del Civismo a la señorita Josefina Mejía
Duque, el 28 de junio de 1937[20],
cuando dice que podría escribirse el libro “De la Casa a la Ciudad”, dedicado a
las vidas paralelas de mujeres antioqueñas “que sin abandonar los linderos de
la feminidad han sido el principio de las más fecundas empresas en el discurrir
de nuestra civilización”. Justo homenaje a aquellas que abandonaron sus hogares
“detrás del rudo colono”, para buscar un lugar donde vivir, atravesaron breñas
y fueron apoyo y compañía del hombre trabajando con él hombro a hombro. Como lo
dice Albeiro Valencia Llano, una vez construida la casa, “entre la señora y la
abuela organizan la huerta, que en una parcela pequeña junto a la casa y
cercada con latas de guadua o de cañabrava, aquí se cultivan hortalizas y
plantas medicinales”[21],
dando a estas tierras, su sudor,
lágrimas, y sangre.
Figura 3. Orfelinato de Manizales,
edificio localizado en la Avenida Santander, emplazado entre calles 45 y 46 del
sector de La Estación. Fuente, Centro de Historia de Manizales.
En
la sociedad agraria se espera que la mujer sea la matrona, la madre noble y
virtuosa, encargada del manejo de la casa, hacendosa y casera, consagrada al
cuidado de los hijos y del esposo. Es el baluarte de los valores, congrega al
grupo familiar a la oración. En ocasiones su labor trasciende las paredes del
hogar y emprende actividades en la parroquia, no sólo para el embellecimiento
de ésta, sino enriqueciendo la vida de su comunidad con obras de beneficencia,
apoyando a familias pobres, viudas, huérfanos y ancianos, liderando y
acompañando procesos sociales. Al fin y al cabo son los roles de la mujer digna
para la época.
2.2 La educación para el
atraso
A
pesar de los episodios narrados la educación continúa en un letargo, como
consecuencia de las políticas centrales de un Estado que no ha advertido la
modernidad derivada de importantes procesos de industrialización como los
señalados. La preeminencia de las empresas terratenientes, a pesar del
desarrollo de la vida urbana que empieza a tener Colombia, gravita con las
ideas heredadas desde la colonia, en un país cuya historia resulta ser
preponderantemente rural.
Durante
la colonia, la educación además de precaria, estaba destinada a los blancos
descendientes de los conquistadores que podían pagarla, es decir, para los
criollos acaudalados y comerciantes, una muestra de la sociedad excluyente
impuesta por los españoles durante la colonia. La instrucción de la élite
blanca en los primeros años de vida, estaba a cargo de instructores
particulares. La escuela parroquial era para los hijos de blancos pobres y
mestizos, donde la pobreza y el desinterés de padres y curas por la educación
impidió que se redujera el analfabetismo.
La
carencia de dinero y las estrictas reglas impedían continuar los estudios a
“personas impuras” (los que tenían alguna mezcla con indio o negro) o los hijos
de blancos pobres y mestizos quienes quedaban excluidos. A medida que los niños
crecían la oportunidad de educarse se reducía.
Se
dieron polémicas entre los españoles que abogaron por la educación de sus hijos
mestizos a quienes se rechazaba por no considerarlos nobles. Esto condujo a que
en el Colegio-Universidad de Mompox se realizara un cambio en las
“informaciones tradicionales”, que consistió en no pedir la “hidalguía” y
“limpieza de sangre”. En la nota correspondiente a las informaciones se anotaba
que “si solo se admiten nobles, se quedaran muchos sin este beneficio, y se
perderán grandes talentos y habilidades”. Sin embargo, para no resentir a los
nobles se anotaba también que “el remedio es que, a todos esté patente esta
carrera del ingenio y del estudio y que separados en clase, no se igualen, ni
confundan las condiciones”[22].
Durante
el período conocido como la Ilustración, a pesar de los intentos del Fiscal
Francisco Antonio Moreno y Escandón de secularizar la educación, y la derrota
de la instauración de una universidad pública en 1771, continuó la educación en
manos de la Iglesia, que no incluía las matemáticas en sus cursos, aunque, por
irónico que parezca, fue José Celestino Mutis quien el 13 de marzo de 1762
dictó la primera clase de matemáticas. La educación sin embargo, no era para
toda la población sino únicamente para los nobles y quienes pudieran demostrar
su pureza de sangre. Esta situación es el fiel reflejo de una sociedad con
marcadas capas sociales, que se definen en términos de “oro y escoria”.
Es
preciso anotar que en el Convento de Nuestra Señora, el 23 de abril de 1783,
empezó a funcionar el primer colegio femenino del Virreinato para “formar a las
hijas de las familias nobles de la Nueva Granada”.
Las palabras
de Francisco José de Caldas manifestaron la precaria educación que se impartía
en la Nueva Granada al escribir “¡Cómo sería este país de distinto, si la gente
supiera matemáticas, química, física, si la gente tuviera acceso a la nueva
ciencia, así como se hacía en Europa! ¿Con tantas selvas y bosques, con tantos ríos,
con tanta tierra!”[23].
Como punto
de referencia se hace necesario señalar que en la baja Edad Media[24] (siglo XII), surgieron las universidades con un
programa soportado en el trivium (lógica,
gramática y retórica) buscando que la persona pensara y escribiera debidamente,
y en el quadrivium (matemática,
geometría, astronomía y música), para que recibiera una educación integral.
Para esta época la formación incluía demás artes y oficios, botánica, medicina,
derecho, ingeniería, ciencias agropecuarias y arquitectura, entre otras
disciplinas y profesiones.
Culminadas las guerras de
independencia, durante las dos primeras décadas, los libertadores y
organizadores del nuevo Estado nacional vieron en la educación pública y oficial,
el estímulo ideológico para la formación de las nuevas generaciones. Se
promovió la creación de la Universidad Central de Santa Fe, en 1826, y de las
universidades de provincia de Cartagena (inicialmente denominada del Magdalena
e Istmo), Tunja y Cauca, en 1827.
Francisco
de Paula Santander “promovió la implantación de un
sistema educativo laico, orientado al desarrollo de las ciencias, las artes y
los oficios prácticos, como instrumento insustituible hacia una sociedad
moderna e igualitaria”[25].
Sin embargo, dice John Lane Young en su obra La Reforma Universitaria de la Nueva Granada
(1820-1850), que el
proyecto educativo de Santander no se materializó porque "no
pudo asegurarles a las universidades el monopolio de la educación superior,
porque no estaba en capacidad de restringir los colegios a un curriculum
no profesional". Tampoco consiguió que se pusieran en práctica las medidas
tendientes a garantizar un alto nivel académico, pues muy pronto el Congreso
adoptó disposiciones para suavizarlas. En suma, hacia 1840 en la universidad de
Bogotá era evidente "el desacuerdo político, al igual que el deterioro
del nivel académico".
La
calidad de la educación estuvo permeada por los conflictos político-religiosos
del siglo XIX, unos pensando en la educación al servicio de la Nación, otros
otorgando el poder al clero.
Educación Superior
Los sucesivos presidentes de la revolución liberal (1849 a 1885), que se
consideraban leales al legado de Santander en cuanto tenían un interés especial
por la educación, apoyaron las medidas que tendían a la privatización de la
educación. Uno de sus logros fue la fundación de la Universidad Nacional de
Colombia en 1867 con programas técnicos, “lo cual reflejaba el genuino deseo de
los líderes colombianos para poner a tono el país con la nueva era de
ferrocarriles y mecanización general”[26]. Fue la época del florecimiento
cultural, el surgimiento del periodismo político y la literatura de tipo
costumbrista -que retrataba los usos regionales y pintorescos- y aparece María,
la novela romántica de Jorge Isaacs, en 1867.
Estos avances no tenían relevancia para el colombiano medio que no sabía
leer. El gobierno liberal hizo un notable esfuerzo para revitalizar la
educación primaria, que poco había progresado desde la década de 1830. Para
1870 el Presidente Eustorgio Salgar y su Ministro del Interior Felipe Zapata,
establecieron mediante decreto la educación primaria gratuita y obligatoria en
todo el territorio nacional, además de darle un carácter de neutralidad
religiosa. Se fundaron Escuelas Normales para preparar los maestros que fueran
necesarios y se contrató una misión alemana para enseñar los últimos avances en
teoría pedagógica. La financiación fue modesta dado el nivel de los recursos
financieros, se destinó el 4% del presupuesto para la educación valor que
ascendía a 200.000 pesos, de los cuales una quinta parte se destinó a la
Universidad Nacional[27].
A finales del siglo XIX la
misión alemana se concentró en la creación de escuelas normales, dirigidas
principalmente por mujeres de estrato medio, quienes buscaban una carrera en la
educación, en ellas se preparaban como maestras.
Desde
la fundación de Manizales la instrucción pública fue una preocupación y se le
concedió la importancia que ella tiene, según el Primer Acuerdo de diciembre de
1851 firmado por el Presidente del Cabildo Manuel Grisales, y que en su
artículo 3º decía, conservando la ortografía del texto: “Los vecinos padres de
familia son obligados a poner en la escuela, bajo los arreglos y multas que el
Alcalde del Distrito tuviere por conbeniente con arreglo a las leyes i otras
disposiciones vigentes”[28].
El
primer maestro fue el Señor Valentín Hurtado, quien inició labores en enero de
1852. Causa admiración las precarias condiciones en las que se impartían las
clases, según lo manifiesta el Director de Instrucción Pública Alfonso Mora
Naranjo, en un informe al Gobernador, argumentando que las deficiencias en la escuela primaria
se deben a la pésima calidad de los locales donde funcionan las escuelas, a la
carencia de útiles, al recargado plan de estudios, a la falta de bibliotecas, a
los malos sueldos, y al poco interés a favor del mejoramiento de la escuela
primaria[29].
Se
deben resaltar los nombre de algunas mujeres que impartieron conocimientos a
los niños y jóvenes de la naciente ciudad; son ellas: Sara y Juliana Restrepo,
las primeras maestras; Dolores Macías de Escobar, Virginia Villegas de V. y
Narcisa Bustamante Sarabia; la poetisa Agripina Montes del Valle, quien regentó
el primer colegio de señoritas; Sara Jaramillo, rectora de otro colegio;
Camilla Villegas y María Jesús Villegas de Ramírez. Para 1878 las primeras
maestras graduadas fueron, Ana Joaquina Correa, María Luisa Sanín Cano y
Virginia Mejía. Después de 1885 Domitila Calle y hermanas, Carmen Botero R.,
Elena Velásquez, Matilde y Raquel Piedrahita, Concha Ruíz de Arango y su hija
Paulina Arango de Jaramillo, Dolores Escobar v. de Restrepo; de Paulina Díaz
Terán, se dice que se consideró “una de las más altas cumbres pedagógicas del
Departamento”[30], y de Margarita Arbeláez directora
de la Escuela Normal de Señoritas, de la que se resalta su competencia[31].
Según
el informe del Prefecto del Sur de Antioquia, Marco Aurelio Arango, dirigido al
Secretario de Gobierno (21 de junio de 1871), en Manizales existían dos
escuelas públicas: una para niños y otra para niñas, con sus propios locales y
provistos de mobiliarios y útiles, resaltando que la Directora de la escuela de
niñas devengaba anualmente doscientos pesos menos que el Director de la escuela
de varones, por la misma labor. También había tres colegios donde se impartía
educación secundaria: dos para varones y uno para mujeres, cada uno para 20
estudiantes. Además había 16 escuelas libres: ocho para niños y ocho para
niñas, teniendo ésta una población un poco mayor. El Prefecto consideró importante anotar también en su
informe que en algunas niñas no se notaba el aprovechamiento de las clases,
pero no explicaba si la calidad de la educación era igual para niños y niñas,
ni cómo era el rendimiento de los niños.
Como
muestra del aumento de cobertura en educación hacia las veredas de Manizales,
para 1896 en la capilla de la Vereda La Enea, funcionaba la Escuela de Niñas
dirigida por la Señora Avelinita Ocampo.
La preocupación del gobierno liberal con respecto a la educación para toda
la población, incluyendo a las mujeres, se aprecia en La Gaceta de Bolívar AHC
de diciembre de 1873, según anota la historiadora Gloria Estela Bonilla “el
objetivo principal del gobierno de Colombia, aprovechándose del saludable
ambiente de una consoladora paz, así como la buena voluntad y disposición de
todos los republicanos, es propender por todos los medios posibles a darle
expansión a la instrucción pública y que esa instrucción pública cubra también
a las mujeres”[32].
El progreso educativo se vio truncado por la guerra civil de 1876,
desencadenado entre otros por el asunto de la educación religiosa, que movilizó
a los clérigos y a los conservadores; además de la frustración del partido
liberal por la exclusión de cuotas de poder, a lo que se sumaron las
disensiones en las filas del liberalismo como promotor de las ideas de modernidad.
Es claro que a lo largo de la historia, una vez se consolidan las ciudades a
partir de los burgos se dan dos tendencias generales en cuanto al poder del
Estado: el poder para los terratenientes, representados por el rey y la
Iglesia, o el poder para el parlamento como máxima expresión de la sociedad
civil, promotora del comercio y las actividades artesanales o industriales
según la época. Esta es la situación en Inglaterra hacia el siglo XVII, cuando
las discusiones enfrentan a Cambridge con Oxford. También las que enfrentan el
pensamiento Santanderista con los seguidores de Bolívar para la Gran Colombia.
3-
EL SEGUNDO MOMENTO: LA MUJER
SE FORMA
De
la sociedad agraria se llega a la ciudad: las primeras transformaciones del
medio natural son para las actividades agropecuarias. Luego surgen los poblados
y en ellos la economía urbana que gradualmente va ganando espacio. Igualmente
en virtud de las transformaciones dialécticas entre hombre y territorio, y por
lo tanto entre naturaleza y medio transformado, la sociedad evoluciona y por lo
tanto la familia y con ella la mujer.
Habíamos
visto que en las sociedades agrarias el trabajo de la mujer campesina resulta
vital, y por lo tanto es con él que ella se realiza. En la ciudad ocurrirá lo
mismo con la mujer obrera. Pero igualmente el rol de la mujer va a depender de
su desarrollo intelectual.
3.1 Educación con perspectiva de
género
Se empieza a hablar en el país de la necesidad de educar a la mujer, en la
cita de Gloria Bonilla sobre un escrito aparecido en el Archivo Histórico de
Cartagena. El Porvenir. Cartagena Julio 2 de 1899, pág. 3, dice el Director de
Instrucción Pública de Bolívar:
la educación de
la mujer es más necesaria que la del hombre; ella la necesita para suplir por
medio del desarrollo de sus facultades intelectuales la fuerza de que fue
destituida al ser destinada para hacernos compañía y endulzar nuestra vida de lucha
y afanes; ella la necesita tanto más cuanto que, encargada de transmitir ideas
desde la cuna, forma en el hombre una segunda naturaleza por la educación que
suministra en los primeros años, que interesa por consiguiente que sea bien
dirigida y repose sobre la base sólida[33].
Se asume que la instrucción promueve los intereses materiales y morales de
la sociedad, los últimos asociados con la mujer. Gloria Bonilla manifiesta en Márgenes que otro tanto ocurría en otros
países como Chile, citando a María Loreto, Cecilia Salinas, Iván Núñez en su
artículo La escuela primaria y las niñas del pueblo en el siglo XIX en Chile.
En: Revista de la Academia, Santiago de Chile que "La moralización
a través de la educación, será un elemento central tanto de la educación del
pueblo, como, específicamente, de la educación de la mujer"[34]. Son también notables temas para
esta historiadora, el de la instrucción de la juventud, de las mujeres y del
pueblo como relevantes para la preparación de las clases populares para el trabajo
útil y productivo.
A pesar de las discrepancias de los articulistas de la costa sobre la importancia
o no de la educación femenina, la mayoría propugna porque la mujer deje la
dependencia absoluta del hombre y tenga capacidad de autosostenerse. Al respecto,
Luis Salas, instructor de Instrucción Pública en 1918 en un escrito en La Época
Cartagena, dice:
El hombre o la
mujer incapacitados de conseguirse una vida independiente con las manos o con
el cerebro, estarán siempre merced a las circunstancias. Cada día que pasa nos
acercamos más a prescindir de esas muñecas de salón, y no ha de tardar aquel
día en que las jóvenes se avergüencen de no tener un propósito en la vida,
único medio para respetarse a sí mismas. Donde quiera que volvamos la vista
vemos jóvenes viudas con hijos cuyos maridos mueren o las abandonaron sin
dejarles capital, otras madres solas con sus hijos, que subsisten en medio del
hambre y otras que viven la tragedia de la dependencia de padres o hermanos. La
mujer instruida, virtuosa y trabajadora se basta a sí misma para vivir en la
abundancia y es el sostén de su familia. No ha menester que el hombre le arroje
un vestido o un pan. La mujer, hasta que no obtenga una preparación
inteligente, no resolverá sus problemas.[35]
Se plantea en otro escrito aparecido en La Opinión de Cartagena, de Noviembre
1916, algo extraño para una sociedad conservadora y es que la mujer debe
preparase para ocupar espacios que estaban en manos de hombres y es a través de
la educación como esto se consigue. Expone la necesidad de extender la
enseñanza de la economía más allá del uso doméstico, y además la enseñanza
práctica de alguna profesión o industria, ya que “la pudiente sabrá mandar (si
no quiere o no tiene necesidad de ocuparse) y la pobre sabrá ganar su vida con
libertad y desahogo”. El artículo termina con las siguientes líneas: “No basta
enseñar a una mujer el modo de gobernar una casa; es necesario enseñarle el
modo de adquirir esa casa. No basta darle reglas para economizar el dinero; es
preciso enseñarle a adquirir ese dinero”.[36]
Figura
4. Sede de la Normal Superior de Caldas a partir de 1938 y del antiguo Colegio
Santa Inés de Manizales fundado en 1927. Fuente, Centro de Historia de
Manizales.
En
Caldas se hace relevante la instrucción, se dice que necesario para superar la
crisis y el atraso, consecuencia de los conflictos vividos durante el siglo
XIX, siendo el “General Alejandro Gutiérrez, quien se preocupó por la cobertura
de la instrucción pública en el departamento”[37].
La Normal de Institutoras fundada por el Gobernador de Caldas General Ramón
Jaramillo comienza labores el 6 de marzo de 1910, inaugurada el 20 de julio de
ese año, dentro de la conmemoración de los cien años de la independencia.
Inicia labores con 7 maestras, 43 alumnas internas y 80 alumnas matriculadas en
la Anexa[38].
3.2 Creación de la
Universidad
Indudablemente, la creación de la primera
universidad pública para el antiguo Caldas, ha sido el más significativo de los
invaluables aportes y realizaciones de la Sociedad de Mejoras Publicas de
Manizales (1912)[39]. Los
Presidentes de la SMP durante esos años, fueron: José Restrepo Restrepo (1943),
Benjamín Patiño Calleja (1944), Guillermo Hoyos Robledo (1945) y Gustavo Larrea
Córdoba (1946).
“Cuando Manizales se prestaba a celebrar su
primer centenario (1949), dio apertura a la universidad pública, primero con la
Facultad de Ingeniería adscrita a la Universidad Nacional de Colombia (1948) y
luego con Agronomía y Veterinaria que fueron las primeras facultades de la
Universidad de Caldas (1949). Una y otra como parte del denominado proyecto de
Universidad Popular concebido entre otros por Juan Hurtado y Gerardo Molina
años antes, para garantizar el desarrollo de las fuerzas productivas del Gran
Caldas, ente territorial que a partir de 1967 daría origen a tres
departamentos: Caldas, Risaralda y Quindío, cuando ya habían entrado al citado
escenario regional dos nuevas universidades estatales: la Tecnológica de
Pereira (1961) y la del Quindío (1961).”[40]
La Universidad de Caldas
Por
tratarse de la primera Universidad del Departamento, a continuación y adaptado
de Wikipedia, se relata la historia de la Universidad de Caldas. La educación
secundaria se cristaliza en marzo de 1911 cuando se aprueba la creación de un colegio
mayor en Manizales, suprimido dos años después, creando en su reemplazo el Instituto
Universitario de Caldas el cual pasará a convertirse en el origen de la
Universidad Popular.
En el mes de noviembre de 1931 se crea el Palacio de Bellas Artes y doce
años después (1943) se hace realidad el anhelo caldense al ser fundada la
Universidad Popular según ordenanza 006 del 24 de mayo de 1943.
Como respuesta a las necesidades agrícolas, pecuarias e industriales de la
región se crean y empiezan a funcionar en 1949 las Facultades de Agronomía y
Veterinaria. En 1950 Derecho y Medicina como alternativas profesionales y
culturales de la clase dirigente del departamento. Para 1955 aparece el
Departamento de Lenguas Modernas. En 1957 se le otorga la categoría de Facultad
al Palacio de Bellas Artes. En 1959 se crea la Facultad de Filosofía y Letras
buscando conservar la cultura tradicional y fortalecer las áreas humanas.
En 1961 se crea la Facultad de Economía del Hogar como una exigencia de las
políticas de Alianza para el Progreso; posteriormente en el año de 1983 es
sustituida por la Facultad de Desarrollo Familiar.
La desmembración del Departamento de Caldas en el año de 1966 da origen a
que se presente y apruebe el proyecto de ley mediante el cual la Universidad
dejaba de ser Departamental para convertirse en Institución del Orden Nacional,
según ley 34 de agosto de 1967.
Como una estrategia para fortalecer las políticas de salud del Departamento
de Caldas se crea en 1970 la Facultad de Enfermería.
En 1982 se crea la Facultad de Geología y Minas encargada de liderar los
estudios mineros y geológicos de la región.
En 1989, mediante Acuerdo 008 de febrero 14, se crea el programa de
Educación Física y Recreación. Un año después, en mayo 22 de 1990, se crea el
Programa de Diseño Visual (Acuerdo 024) y posteriormente, en 1994 se crea el
Programa de Ingeniería de Alimentos (Acuerdo 007 del 2 de febrero) y Tecnología
de Sistemas Informáticos (Acuerdo 008 del 2 de febrero)[41].
En la actualidad Especializaciones, Maestrías y Doctorados hacen parte de
la oferta educativa de la Universidad de Caldas.
La Universidad Nacional
Siendo Manizales una ciudad universitaria, y la Nacional la primera
Universidad que aparece en Caldas, contando para tal efecto con el apoyo de la
SMP de Manizales, se presenta también la historia de la sede de la Universidad
Nacional de Colombia, adaptando el texto presentado por Universia.
Dice que
la iniciativa tuvo amplia acogida en los diversos órganos
del orden Municipal, Departamental y Nacional, así como en las directivas de la
Universidad Nacional de Colombia, y en el mes de marzo del año de 1948 se firmó
un contrato entre el Ministerio de Educación Nacional, la Universidad Nacional
de Colombia, el Departamento de Caldas, el Instituto Politécnico -Universidad
Popular- y la Sociedad de Mejoras Públicas, para la creación y puesta en marcha
de la Facultad de Ingeniería como dependencia directa de la Universidad
Nacional de Colombia, la cual había iniciado su funcionamiento el 26 de febrero
de ese mismo año y comenzado estudios con la carrera de Ingeniería
Electromecánica el día 3 de marzo. Un año más tarde, en diciembre de 1949,
cambió su orientación hacia la Ingeniería Civil. En diciembre de 1954 se
graduaron los primeros nueve alumnos[42].
En 1965 se iniciaron los estudios de Topografía y Agrimensura en la
modalidad de carrera intermedia, suspendidos después de dos años de
funcionamiento y que graduó dos promociones. En septiembre del mismo año se
creó la carrera de Administración de Empresas, que comenzó labores en 1966 con
las modalidades diurna y nocturna. En noviembre de 1968 se aprobó la carrera de
Arquitectura que inició las clases en enero de 1969, año en que se autorizó la
apertura de estudios de Ingeniería Eléctrica, Química e Industrial, que
iniciaron labores en 1970.
El ingreso de la mujer a la
universidad se ha incrementado a lo largo del tiempo, según la investigación de
la socióloga francesa Catherine Marry “las mujeres llegaron a las escuelas de
Ingeniería en el siglo XX, más de 150 años después de su creación. En las
décadas de los setenta y ochenta, la participación de las mujeres en las
escuelas de Ingeniería se triplicó, pasando del 6 por ciento en 1972 al 19 por
ciento en 1987”[43],
mostrando en algunas carreras un verdadero predominio como ocurre en la carrera
de enfermería.
En un comienzo la Facultad de Ingeniería tuvo su sede en el Palacio de
Bellas Artes y a mediados de los 50 operó en la sede de la Universidad de
Caldas. En 1959 ocupó su sede propia en la ciudad universitaria de Palogrande,
ampliada en 1968. En 1969 la carrera de Arquitectura funcionó en los locales
del Cable Aéreo de Mariquita, con lo cual se instituyó la Sede de El Cable que
pasó a ser propiedad de la Facultad en 1972[44].
Como lo describe la historiadora cartagenera Gloria Bonilla a partir de un escrito en La Opinión de Cartagena de 5 de octubre de 1921 “A nosotras nos corresponde engrandecer espiritualmente la nación. Si ellos construyen caminos, edificios, cultivan la tierra, explotan los bosques, forman y hacen las leyes y administran los intereses sociales, a nosotras nos toca proteger la infancia, cuidar del hogar, ser buenas madres, educar la adolescencia, salvar la juventud y culturizar en toda forma nuestra patria”[45].
Manizales
no es ajena a los procesos renovadores: en 1938 entre los bachilleres del
Instituto Universitario aparece una mujer. En palabras de Guillermo Ceballos:
Como
dato curioso encontramos en el mosaico la
figura de una mujer, Cesarina Marulanda García, la inteligente
condiscípula y gran amiga, modelo de estudiante y de decoro, que en la historia
de la ciudad fue la primera dama que tuvo el valor de matricularse en un
colegio masculino, sobreponiéndose a los prejuicios de la época y siendo
además, la primera mujer que obtuvo el título de médica en universidad
colombiana[46].
3.3 Vientos de cambio
Además
de la participación activa de la mujer en la gesta libertadora, las corrientes
liberales a nivel mundial contribuyeron a que desde el siglo XIX se promoviera
a la mujer desde las letras.
Aparecen
periódicos dedicados a la mujer, como la Biblioteca de Señoritas, en
donde escribió Soledad Acosta de Samper, periodista, historiadora, cuentista y
novelista, que fundó publicaciones periódicas como la revista quincenal La
Mujer (1878-1881) redactada por señoras y señoritas, La Familia
(1884-1885), El Domingo de la Familia Cristiana (1889-1890), El
Domingo (1898-1899) y Lecturas para el Hogar (1905-1906). En ellos
trataba temas como la historia y antropología de Colombia y de América, hasta
la moda y la situación de la mujer, pasando por el costumbrismo y la religión.
El
periódico La Mujer, dedicado expresamente a ella, circuló en Bogotá de 1895 a
1897, dirigido por Ru y FAR (Ismael E. Romero y Fernando A. Romero). Sus
editores quisieron brindar a la mujer lecturas morales y amenas, dando cabida a
lo que tuviera que ver con las modas en Europa, el papel de la mujer en la
sociedad, su función en el matrimonio, casos de mujeres sobresalientes en la
historia universal y la historia colombiana, cualidades y defectos de la mujer,
economía doméstica, belleza, salud, pensamientos sobre la mujer, el amor y la
felicidad. En la publicación no se admitían artículos sobre política.
La mujer moderna
Aparecen
a partir de 1910 publicaciones a favor y en contra de la reivindicación de los
derechos legales, económicos y políticos para la mujer. Aunque algunos combinaban
argumentos de los unos y de los otros. En ellas se manifestaba que los
artículos estaban destinados a la “mujer moderna”.
En
1926 circuló en Bogotá la revista Hogar, dirigida por Ilva Camacho con
polémicos artículos acerca de la condición femenina en el país. Tenía secciones
sobre noticias nacionales e internacionales, moda, cocina y una titulada
"Epistolario del Hogar" en la que se respondían cartas sobre el
rodaje del mundo doméstico. En el mismo año aparece en Medellín la revista
mensual Letras y Encajes, dirigida por doña Teresa Santamaría de González y por
doña María Jaramillo de Simón; la mayoría de las colaboradoras eran mujeres y
circuló hasta 1958. Además de cuentos y poemas se publicaban consejos para
madres y señoritas, crónicas de viajes, recetas, oraciones a la virgen y un sin
número de temas. En ella colaboraron Efe Gómez, Porfirio Barbajacob y Tomás
Carrasquilla, entre otros.
Muchas
de las publicaciones tenían una orientación moral y religiosa a la mujer y a
través de ésta a la familia y a la sociedad. Entre ellas La Familia Cristiana, entre
1906 a 1932; El Hogar, del cual salieron setenta números entre 1907 y 1914.
Antioquia por María, revista de Medellín, editada por el director de la
Congregación Mariana, circuló de 1920 a 1929 y traía una sección titulada
"Colaboración Femenina", donde se planteaban problemas de la mujer
"moderna", y se fomentaban cambios de los papeles convencionales, de
acuerdo con el modelo de vida ofrecido por la Virgen María. Desde 1928 circuló
en Medellín la Hojita de Guadalupe, "Órgano del Patronato de
Obreras", un pequeño folleto mensual que se repartía gratis en las
fábricas, dirigido por María Ceballos Uribe.
Desde
el siglo XIX se estaban gestando organizaciones en defensa de los derechos de
los trabajadores, en 1901 se funda en Basilea la Asociación Internacional para la Protección Internacional de
los Trabajadores. En 1909 comienza la conformación del movimiento
sindical; se agrupan sastres, zapateros y otros artesanos, bajo el nombre de
“Sociedad de Artesanos de Sonsón”, otros como el “Sindicato Agrícola de
Fresno”, Tolima (1910), el “Sindicato Nacional de Obreras de la Aguja” (1910),
el “Sindicato Central Obrero” (1917) y el “Sindicato de Profesores y Maestros
del Tolima” (1918). [47]. Después
de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la mujer se vincula al proceso de
transformación política, social y económica. En 1919 como parte del Tratado de
Versalles se crea la Organización Internacional del Trabajo con el argumento de
que la justicia social es esencial para alcanzar la paz universal y permanente.
Dentro de los aspectos considerados por la OIT se encuentra entre otros la
protección a la mujer y a la niñez.
La mujer en la democracia
Los
derechos adquiridos por la mujer son de dos clases: los políticos que requieren
una reforma constitucional, y los de carácter legal que se dan a través de las
leyes en el Congreso, dentro de las normas constitucionales[48]. Esto
para hablar del derecho al sufragio, y el feminismo. No es coincidencia que en Manizales se
haya desarrollado una gran actividad de las mujeres en los años treinta y
siguientes y que su vinculación y liderazgo en diferentes actividades cívicas
en pro del crecimiento de la ciudad, corresponde con el momento histórico en
que se da inicio al feminismo en Colombia, alcanzando una serie de logros
políticos y sociales que se constituyeron en reformas legislativas, que le
daban cada vez más el estatus de ciudadanas.
Vientos
de cambio con relación a la participación y dignidad de la mujer se gestan en
Colombia al final de la década de 1920 y en 1930, siendo su origen las
protestas y huelgas de mujeres trabajadoras en donde se exigían mejores
condiciones laborales y jornadas de ocho horas, además del derecho al sufragio.
Cabe anotar que la legislatura provincial de Vélez en 1853 votó para extender
el sufragio a las mujeres siempre y cuando estuvieran debidamente
representadas, como lo estaban los hombres en las juntas electorales, para que
su participación fuera realmente efectiva, sin embargo, la Corte Suprema anuló el decreto con el argumento de que
ninguna provincia podía otorgar más derechos que los que otorgaba la
Constitución.
La
Constitución de 1886, otorgó la ciudadanía exclusivamente a los varones mayores
de 21 años que ejercieran profesión, arte u oficio[49];
sin embargo, las mujeres participaron en la campaña política de 1922, a través
de discursos, como lo venían haciendo desde tiempo atrás. Gracias al espacio
político alcanzado por las mujeres en ese año y a las presiones internacionales
como la Organización Internacional de Trabajo, se introdujeron varias reformas.
Entre esos logros está
la de administrar libremente sus bienes de uso personal, y no en “potestad
marital”. El reconocimiento de la libre disposición de sus bienes (Ley 28 de
1932), el acceso a la educación superior desde 1933, el ingreso a ejercer cargos
públicos desde 1936 y el derecho al voto que se alcanzó en 1954.
Las
asociaciones y organizaciones sindicales femeninas promovieron mediante
conferencias, artículos de prensa, discursos y programas radiales, sus puntos
de vista para lograr la aceptación popular.
En
1929, se celebró en Bogotá el IV Congreso Internacional Femenino, en el cual
participó la delegada Ofelia Uribe de Acosta, en su periódico Insurgente
escribe sobre la reacción “de los hombres conservadores a partir de 1932 fue
principalmente por el ingreso de la mujer a la Universidad, el trabajo fuera
del hogar, la implantación de la educación mixta y los derechos civiles y
políticos”[50]. Se
discutió el papel de la mujer en el sistema educativo, en la medicina, en el
matrimonio y en la historia. Se aprobó una comisión para presionar a la Cámara
de Representantes y al Senado de la República para que aprobaran el proyecto de
Régimen de Capitulaciones Matrimoniales, presentado por Ofelia Uribe y Clotilde
de Ucrós. El proyecto buscaba el
afianzamiento de la mujer como ser individual, frente
al matrimonio, el reconocimiento de sus derechos civiles y políticos, la
aprobación del matrimonio civil y la reforma del Concordato.
Los
debates entre los parlamentarios y las mujeres desde las barras del Congreso, desembocaron
en acaloradas discusiones; como consecuencia las opiniones se dividieron no
sólo entre los manifestantes, sino en el gobierno: mientras unos abogaban por
incluir a la mujer en la vida pública, otros denunciaban el fin de las virtudes
y de las buenas costumbres[51].
Se logró la aprobación de la Ley 83 de 1931, que autorizaba a la mujer a
recibir directamente el pago sin necesidad de un representante legal.
Posteriormente siguieron llegando memoriales firmados por mujeres de Bogotá,
Neiva y Manizales, logrando que con la Ley 28 de 1933 se concediera a la mujer
la administración parcial de sus bienes.
Para
1944, la Unión Femenina de Colombia, fundada por Rosa María Moreno e Hilda
Carriazo y la Alianza Femenina de Colombia, dirigida por Lucila Rubio, solicitaron
nuevamente el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Algunos
representantes de la Cámara y del Senado, junto con medios escritos se
opusieron con el argumento de que esto significaría la ruina moral de la
sociedad y la destrucción de los valores y la vida familiar. Sin embargo, en
1945 se le concedió la ciudadanía a la mujer, pero el derecho al sufragio sería
sólo para los varones.
En
1946, la ONU (Organización de Naciones Unidas)[52],
pidió a los países de América que aún no habían establecido el derecho al voto
femenino en sus constituciones, exigiéndoles que actuaran de acuerdo a los
tiempos, dado que negar el derecho al voto a la mujer era perpetuar un estado
de desigualdad social entre hombres y mujeres[53].
Después de muchas reuniones, se determinó que darle la oportunidad al género
femenino, sería darle una legitimidad amplia a la democracia, dado que ellas
eran más del 50% del censo electoral del país.
Las
mujeres continuaron la lucha en un movimiento sin distingos de clase social, y
siguieron las cartas, debates desde las barras del Congreso, escritos en prensa
y programas de radio. Fue durante la dictadura del General Gustavo Rojas
Pinilla (1953-1957), cuando empezó la participación de la mujer en el poder.
Fueron nombradas en la Asamblea Nacional Constituyente Esmeralda Arboleda y
Josefina Valencia, quienes junto con Bertha Hernández de Ospina y María Currea
de Aya, lograron la aprobación del Acto Legislativo No. 3 de 1954, que le
concedió a la mujer el derecho al voto y a ser elegida.[54]
La
visita de Esmeralda Arboleda fue reseñada en la Revista Civismo número 40 de
septiembre de 1940, cuando esta Abogada Valle Caucana que hiciera su secundaria
en Pereira, fuera estudiante de Derecho. Su importante labor en pro de la causa
de los obreros y sobre todo de la mujer, debió encontrar eco entre las mujeres
que participaban de los asuntos de la Sociedad de Mejoras Públicas.
Sólo
hasta el 1 de diciembre de 1957, votaron las mujeres el plebiscito que aprobó
el pacto del Frente Nacional, ejerciendo por primera su derecho al voto.
La
obtención del voto de las mujeres en Colombia en 1954, es evidente que no se
trata de un acontecimiento único, aislado, pues lo precedió una lucha que se
estructura en los años treinta, pero que tiene antecedentes en proclamas
anteriores, y donde las mentalidades conservadoras y liberales entraron en
juego por un tiempo largo que dura hasta hoy. El cambio para las mujeres,
aunque formal en cuanto a la participación política se refiere, fue
especialmente el hecho de visibilizarse como sujetos en el sistema político, en
el que empezaron a producirse algunas transformaciones, décadas después, como
por ejemplo, nuevas leyes o la creación de la Consejería de la Mujer en
Colombia, a fines del siglo XX[55].
El artículo primero de la de la
reforma Constitucional Plebiscitaria de 1957 dice “Las mujeres tendrán los
mismos derechos políticos que los varones”[56].
La mujer a la universidad
Mediante movilizaciones ante
el Congreso de la República, las mujeres obtuvieron la posibilidad de terminar
el bachillerato y acceder a la universidad. El Presidente Enrique Olaya Herrera
mediante el Decreto 227 de 1933, autorizó el establecimiento del bachillerato
para la mujer, siendo el primer paso para el ingreso a la universidad. Se
reformaron los estudios de las Escuelas Normales y de Comercio para expedir
además de los títulos de normalistas o Maestras y Secretarias, el título de
bachiller[57]. El Ministerio de Educación fundó
entre 1934 y 1944 universidades exclusivamente femeninas para
profesionalizarlas en campos propios a su condición, como la enfermería. La
Universidad Nacional fue la excepción aceptándolas en todos los programas. En
1935 Gerda Westendorp se especializó en Filología e idiomas en la Universidad
Nacional de Colombia, en 1936 Gabriela Peláez ingresó a la Facultad de Derecho.
A pesar de este avance en Colombia muchas mujeres eran presionadas para
continuar en el hogar.
Algunos hitos de la participación
femenina, los encontramos con la primera universitaria: Paulina Beregoff de
nacida en Rusia, se graduó en la Universidad de Pensilvania en 1921 con los
títulos de Bacteriología y Parasitología
y en Farmacia y Química; trabajó en el laboratorio de Patología de McMannes de
la misma universidad. Fue nombrada como miembro privilegiado de The Rivas
Bacteriological Society of the University of Pensilvania. Por petición del
decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, fue seleccionada
por la Universidad de Pensilvania para trabajar en Cartagena como consultora.
Se graduó en Medicina y Ciencia
Biológicas en la Universidad de Cartagena en 1925.
Dora Piñeres de la Ossa en su artículo La Primera Mujer
Universitaria en Colombia: Paulina Beregoff 1.920-1.970, publicado en La Revista Historia
de la Educación Latinoamericana dice sobre ella que “Destaca su perfil, su liderazgo y
personalidad, como profesora titular que da inicio a los estudios
experimentales de bacteriología y parasitología en la ciudad con instrumentos
aún no conocidos, y como estudiante, que fue reconocida por profesores y
compañeros en los claustros de la Universidad de Cartagena que luchaba por su
posicionamiento científico y académico”[58]. Su
actividad y presencia generó polémicas sobre todo por parte de las autoridades
eclesiásticas.
La
primera Abogada y Magistrada fue Rosita Rojas Castro, Doctora en Derecho y
Ciencias Políticas de la Universidad Externado de Colombia en 1942; nombrada
Juez Tercero del Circuito Penal de Bogotá en 1943. La primera mujer gobernadora
fue Josefina Valencia de Hubach, por el Departamento del Cauca entre 1955 y
1956 y primera Ministra, en el de Educación entre 1956 y 1957. La primera
senadora fue Esmeralda Arboleda por el Partido Liberal en 1958.
La Compositora y periodista Helena Benítez de Zapata fue nombrada por el
Gobernador de Caldas alrededor de 1958, como alcaldesa de Riosucio, siendo la primera
en ostentar éste cargo. Una de sus composiciones musicales más recordada es el pasodoble
“Feria de Cali”.
Dice
la socia de la SMP Adela Ceballos Peñalosa: sin duda la educación de los
pueblos es un factor transformador de la sociedad, y ha sido en la historia
además un elemento que le ha permitido a la mujer alcanzar ciertos niveles de
igualdad con el hombre en el mercado laboral y el posicionamiento cada vez
mayor de la mujer en el contexto social, económico, político y laboral. El
acceso a la educación les ha permitido alcanzar oportunidades laborales que
antes no tenían, sin embargo aún persisten diferencias en la remuneración, en
la carga laboral y en el trato hacia la mujer con respecto al hombre en muchos
sectores de la economía.
4-
TERCER MOMENTO: LA MUJER Y EL
CIVISMO
Mientras
la evolución humana es un asunto de varios millones de años, las ciudades sólo
aparecen hace 10.000 años: esto es, son sistemas que no han tenido tiempo de
evolucionar y de ahí la importancia de avanzar con los procesos culturales
centrados en el desarrollo social y ambiental, antes que restringirlo al mero
ámbito económico.
Desde
la antigüedad se ha pensado que el hombre significa la energía y la mujer la
naturaleza. Efectivamente todo medio transformado exige una base natural, pero
también las transformaciones sobre el medio ecosistémico deben ser
ecológicamente sólidas y compatibles con la cultura.
4.1 Las mujeres a la SMP
Es
fácil inferir que los acontecimientos mundiales junto con el liderazgo y el
papel que desempeñan en la sociedad de Manizales las mujeres y el espíritu
liberal de la época, se aúnen para que en la sesión del 17 de febrero de 1927,
quedara consignada en el Acta
número 3 que “Fueron comisionados los socios Botero, Muñoz y la comisión de la
mesa. Y para reorganizar el Cuadro de
Honor de la Sociedad, la presidencia dispuso que cada socio presentara los
nombres de dos candidatas para así formarlo”[59].
Se trataba de un órgano integrado por las esposas, hijas y mujeres prestantes
de la Sociedad manizaleña para trabajar a favor de las actividades cívicas que
se desarrollan en el marco del quehacer de la Sociedad de Mejoras Públicas. Al
respecto para ilustrar la época se presenta una fotografía de la Señora Inés
Arango de Salazar, quien fuera Presidenta del Cuadro de Honor de la S. de M. P.
en el año 1924, tomada de la Monografía de Manizales 1849-1924, elaborada por
José Gaviria Toro. *
Para la sesión del 31 de marzo de 1927, según
el Acta número 10 asisten las siguientes damas integrantes del Cuadro de Honor:
Rita Robledo de Villegas, Soffy Pinzón
de Zuluaga, Laura Jaramillo de González, Susana J. de Bernal, Mercedes Hoyos de
Ferrer, Julia Mejía de Ocampo, Teresa Arango, Alicia Villegas, Berta Gaviria,
Rita Hoyos, Pastora Villegas y Paulina Jaramillo. Estuvieron presentes en la asamblea los socios
siguientes: Agustín Gutiérrez, quien presidió, Gustavo Ángel, Hernando
Gutiérrez Robledo, Enrique Peláez E., Félix R., Julio Cuervo, José Rivas, y Pedro Luis, Arturo Duque, José J Hoyos,
Juan Uribe, Roberto Villegas, José Manuel Gutiérrez, José María Ospina, Eloy
Gómez, Antonio José Botero, Emilio Muñoz, y Enrique Cordobés.
Durante la reunión manifiestan las damas “sus
deseos de servir eficientemente a la Sociedad y que oportunamente harían la
elección de dignatarias”. Es de resaltar que el señor presidente les ofreció
además de “la colaboración irrestricta de la Sociedad” poner el nombre de estas
gentiles damas en un “lugar preferente y en marco”.
El Cuadro de Honor inicia su gestión
encareciendo la presentación del plano para la Plaza de Bolívar. Se les
encomienda la campaña de promover la correcta utilización de las calles.
De acuerdo con los estatutos en el acta
número 15 del 19 de mayo de 1927, se solicita al Cuatro de Honor la ayuda “a la
junta de festejos, a fin de que el programa que ésta lance con la llegada del
ferrocarril, sea algo que corresponda a la trascendencia del acto que va a
conmemorarse”.
En
junio de 1936, el Comité Central de la Sociedad de Mejoras Públicas, designa a
“un grupo de damas esclarecidas de nuestra sociedad para integrar el Comité
Femenino, que ha de obrar de acuerdo con aquél en el desarrollo de esa
magnífica iniciativa”. Se trata del Reinado del Deporte, certamen para elegir a
la Soberana de los Cuartos Juegos Atléticos, que se celebrarán en diciembre de
ese año. Una manera de demostrar el espíritu de la ciudad que se levanta de sus
calamidades.
En
la Revista No. 5 de noviembre de 1936, aparecen los estatutos, y en su artículo
XII, muestra la constitución y funciones del Cuadro de Honor, anotando que
además de las comisiones permanentes o transitorias, para el mejor cumplimiento
de sus labores, tiene una “misión especial” que es la “de organizar fiestas
sociales en beneficio de la Sociedad de Mejoras Públicas, y propender por
cuantos medios estén a su alcance al progreso de la ciudad”[60].
Fácil nos resulta pensar que se trataba de un aspecto banal, sin embargo, era
un medio para promover la integración de los socios, las autoridades
municipales, departamentales y nacionales en torno a iniciativas necesarias
para el desarrollo de la ciudad.
4.2 El Cuadro de Honor
El año de 1936, Manizales
vive una época gloriosa por su destacada actividad cultural, literaria y
periodística; la
mujer incursiona en las letras, la Revista No. 1 de Civismo en sus Comentarios,
informa sobre el segundo número de la revista “Pinceladas”, órgano de la Legión
Femenina Pro-Cultura, en la que manifiesta que el propósito es “incorporar a la
mujer manizaleña a la cultura general; visto su significado de aporte femenino
al movimiento intelectual de Manizales”[61],
anuncia a su vez que espera su colaboración para la “avanzada social y cívica”
que se propone. Es así como las mujeres estudian el plan de iniciativas
sociales y establecen apoyarlas y recoger fondos para hacerlas realidad. Entre
estas obras tenemos el Conservatorio Musical y la Escuela de Bellas Artes, que
partiendo de la iniciativa nacional, es acogida con entusiasmo por la Legión
Femenina.
Figura 5. Palacio de Bellas
Artes de la Universidad de Caldas, obra de 1952 emprendida por la SMP de
Manizales, donde funcionó la Facultad de Ingeniería de la U. N. en sus inicios.
Fuente, Revista Civismo 447 de 2011.
Aunque
en 1931 se había creado la Escuela de Bellas Artes, siendo los actores
principales la Alcaldía de Manizales, el Concejo Municipal y la Sociedad de
Mejoras Públicas, esta se desarrolla gracias al esfuerzo de Gonzalo Quintero,
José Manuel Cardona y Alberto Arango Uribe en una labor incomprendida, que
logra capitalizarse cuando la misma sirve de fundamento para la creación de la
Universidad Popular en 1943, la misma que da origen a la Universidad Nacional
en 1948 y a la Universidad de Caldas en 1949.
Al
parecer el Cuadro de Honor tuvo períodos en los que languideció, como lo
manifiesta el Presidente Enrique Villa López, en su informe de labor de 1949[62],
haciendo un llamado a todas las damas que puedan prestar su concurso para
fortalecer e incrementar las obras culturales y sociales en Manizales. Las
funciones encomendadas a ellas eran las de participar en los “actos sociales e
invitándolas a fomentar las embajadas culturales, las representaciones teatrales,
las escuelas de servicio social, las semanas cívicas en beneficio de obras de
beneficencia, de ornato y arborización y de todas aquellas empresas donde la
Sociedad de Mejoras Públicas debe dejar sentir su influencia o realizar sus
iniciativas”.
Tomás
Calderón “Mauricio”, en su escrito con motivo de las Bodas de Plata de la S. de
M. P. hace un elogio al Cuadro de Honor, del que dice que se encuentra
integrado por mujeres quienes bajo el escudo de la ciudad, siempre están listas
a la llamada del civismo, enfiladas y entusiastas, para colaborar con el
progreso de la ciudad, quienes además han inspirado a los socios “un poco de
ideal y un laurel que transparenta señoriles alientos para continuar, por el
camino del desinterés, la ruta luminosa que conduce al más alto de los amores:
el de la patria chica que es un espejo magnífico de la patria grande”[63],
dice además de ellas que son impulsadoras y sostén, para la construcción y
engrandecimiento de la ciudad.
Es
visible el carácter afectado de la sociedad que se anuncia con un lenguaje
grandilocuente en esta época.
¿Cómo
definen su papel en el civismo las integrantes del Cuadro de Honor? Al concepto
del papel que desempeñaban las mujeres que lo integraban dentro del civismo,
podemos aproximarnos a través de las entrevistas realizadas por Mery Delmar, en
la sección Tribuna Femenina de la Revista Civismo.
Cecilia Villegas Robledo
Para
el mes de septiembre de 1938, en la Revista 21[64],
manifiesta que han iniciado las labores de la Hora Cívica, el apoyo a la
organización de la inauguración de las carreteras de Occidente y al Magdalena.
Resalta también obras de importancia, relacionándolas como “materiales”: el empeño de la SMP por el campo de la
aviación, “culturales” el Politécnico, base para la Universidad de Caldas, de
la que colocarán la primera piedra en febrero de 1939; otra obra que impulsan
es la construcción del Manicomio Departamental. Considera como de vital
importancia para la ciudad, resolver el problema de vivienda de la clase media
conformada por empleados públicos y particulares, obra iniciada por el Banco
Central Hipotecario que requiere de la participación del Municipio, el Departamento
y la Nación.
Teresita Palacio de Gutiérrez
En
la Revista Civismo número 16 de mayo de 1938 en su calidad de Presidenta del
Cuadro de Honor, se refiere a la obra Mery Delmar como:
trabajar por el
engrandecimiento de la ciudad, a la que, a la par que mis compañeras profeso un
amor sin límites. Considero como labor primordial del Cuadro de Honor remover
el ambiente, sacarlo de su apatía y colocarlo en el amplio campo de las
actividades sociales de todo orden. Tú sabes bien que la alegría de la ciudad
no la constituyen propiamente sus edificios, ni sus calles, sino el espíritu
animoso y acogedor de sus habitantes. Este es, a mi entender, el mayor factor
de progreso y de cultura[65].
Plantea
también que la labor en que está empeñado el Cuadro de Honor para el momento,
es “reorganizar la Hora Cívica que será radiodifundida, para así dar la
oportunidad al desarrollo de las capacidades intelectuales de mis compañeras, y
a la vez esperamos que el Centro Pro-Cultura, integrado por un destacado grupo de
damas, colabore con nosotras”[66].
Sobre
la Medalla del Civismo, en su opinión no debe ser concedida anualmente más bien
que “mientras menos se prodigue más meritorio será su significado”[67].
Palpable en sus palabras además del amor por la ciudad, la importancia que
tienen las labores sociales y culturales. También la relevancia que se da al
desarrollo de las capacidades intelectuales y de promoción de la mujer.
Blanca Isaza de Jaramillo
Meza[68]
Nacida
en Abejorral en 1898 y fallecida en Manizales en 1967, hija de Félix Isaza
Arango y Carmen Rosa Londoño de Isaza, es considerada una de las más grandes
poetisas del Viejo Caldas. Criada en Manizales, se casó con Juan Bautista
Jaramillo, quien también dedicó su vida a la poesía. ]Fue editora de importantes
periódicos y revistas de Caldas, entre ellas la Revista Manizales.
Su
obra la constituyen 16 libros de poesía, crónicas,
cuentos, cuadros de costumbres y conferencias, y “Alma” (poemas escritos de
1954 a 1960). Entre sus publicaciones
tenemos además:
Selva Florida
(poesía 1917).
Los Cuentos de
la Montaña (1926).
La Antigua
Canción (prosa y verso 1935).
Claridad
(poesía 1945).
Del lejano Ayer
(prosa 1951).
Preludio de
invierno (poesía 1954).
Itinerarios
Breves (siete volúmenes de crónicas diversas).
Al margen de
las Horas (prosa).
Manifiesta ella que el papel de las mujeres es ser
animadoras del espíritu cívico, a mantener la llama del amor por la tierra,
conseguir nuevos afiliados a la obra de la Sociedad, además de ser defensora de
la ciudad, contribuyendo con decisión a las obras de progreso que la misma
emprenda.
Sobre
la obras urgentes para Manizales, indica que superada la construcción de casas
cómodas y elegantes para los empleados, quedan pendientes el Instituto
Politécnico y la remodelación de la edificación donde funciona el Instituto Universitario,
necesarias para educar a la juventud y hacer de Manizales no sólo una ilustre
ciudad universitaria sino una ciudad fabril, que más que formar doctores, forme
técnicos para la floreciente industria.
En
el editorial de la Revista Civismo número 17 de mayo de 1938, ella hace un
homenaje a la labor de la SMP por sus labores de embellecimiento y ornato en
diferentes puntos de la ciudad[69],
que vistas con nuestra óptica actual, más que estéticas, son prueba de la
manifestación de la ciudadanía que conduce al cuidado de la ciudad con los
beneficios que esto trae para los habitantes.
Colabora
además inaugurando lo que se denominó la Hora del Centenario, iniciativa
apoyada por Radio Manizales, en la que la Sociedad de Mejoras Públicas convoca
a la los ciudadanos a participar en todas las actividades encaminadas a la
preparación del centenario. En el programa doña Blanca disertó sobre temas
cívicos[70],
lo que muestra el liderazgo de la mujer encarnada en ella para asuntos que por
su naturaleza parecerían estar relegados al género masculino.
Más
adelante volveremos con el pensamiento de Blanca Isaza de Jaramillo Meza, sobre
el rol de la mujer en su época.
Rosa de Marillac
El
verdadero nombre de la que escribe el editorial denominado Tres temas, de la Revista
Civismo número 67 de mayo de 1944 no se conoce y a quien el editorialista
califica diciendo que sus comentarios “revelan a un fina escritora, a una sagaz
observadora y un alto temperamento cívico”[71],
plantea allí su pensamiento sobre tres asuntos importantes:
El
primero la acción cívica de la mujer para la celebración de los cien años de
existencia de Manizales en la que la convoca a apoyar la labor de los hombres
con este vehemente y cívico llamado:
Las mujeres
tenemos un sagrado deber que desarrollar. No podemos permanecer indiferentes
antes el desenvolvimiento de los hechos con miras a aquella gran fecha. Debemos
ocupar nuestro puesto de vanguardia en esta generosa cruzada por los intereses
de Manizales. Y debemos obrar con prontitud, con eficacia y sin timideces. Es
necesario coordinar nuestra voluntad al concierto general. En tal forma que
nuestra voz se levante con nítidos acentos en la gran sinfonía del progreso[72].
Pero no se queda allí, a
renglón seguido propone a la Junta del Centenario la convocatoria de un grupo
de damas en lo que denomina el “Comité Femenino Pro-centenario de Manizales”[73],
argumentando que “las mujeres, a pesar de todo, tenemos, a veces, buenas ideas
y acertadas iniciativas”.
El segundo, la Central Hidroeléctrica calificándola
de necesaria en Manizales, para “su vitalidad económica y su completo
desarrollo industrial”[74].
El tercero lo denomina El Canto de Optimismo,
en el que se queja de la lentitud de los hombres para que las “ideas y el hecho
marchen paralelamente”[75];
sin embargo, anota que las iniciativas ya empiezan a marchar y que la ciudad
renace al espíritu de la cooperación.
Clotilde García de Ucrós
Escritora bogotana que se desempeñó en la
dirección de los Parques y Jardines de Bogotá, pero que también le prestó
importantes y oportunos servicios a la Sociedad de Mejoras Públicas de
Manizales. En un par de especiales que envía a la Revista Civismo, uno en 1939
que se publica en la Revista de abril, número 28, y otro en 1941 que aparece en
la Revista de diciembre, número 51.
En el primero, titulado La Mujer y su Incompetencia, la
Señora García de Ucrós dice: “los
prejuicios ancestrales han venido sosteniéndose en la falsa convicción
de que la mujer fuera del hogar, ni tiene puesto, ni sabe sostenerse en él”[76].
Cuenta que la educación femenina se ajustó solamente a modelar el carácter e
inculcar sentimientos piadosos, preparándola como ama de casa y madre de
familia. Agrega que por fortuna la mujer ha evolucionado con el mundo, que no
existe argumento anatómico para diferenciar las funciones del cerebro
dependiendo del sexo, que no existe ley moral o física que faculte al hombre
para restringir el desarrollo intelectual de la mujer.
En el segundo, titulado A las Mujeres de
Caldas, empieza señalando que “El alma, ante Dios, no tiene sexo. Igual corona
ciñen la sienes de Teresa de Jesús que las de Ignacio de Loyola”[77].
En una posición que autocalifica de radical y dirige a sus amigas, afirma que
más derechos le corresponden a la mujer que al hombre, por lo mismo que ella
tiene mejores y más bellas obligaciones en la vida. Señala que hay quienes
afirman “que el sexo femenino es desde cualquier punto de vista inferior al
masculino” (Sic), olvidando que ellos también tuvieron un madre, pero que
gozaron de educación, maestros, libros, universidades, mientras las mujeres
sólo tuvieron como únicas armas la aguja, el bolillo y el tambor. Deshace
también las bases y fundamentos que esgrimen quienes creen que la mujer pierde
su feminidad cuando deja de ser ignorante, al señalar ella que el saber y la
instrucción le permiten realizarse mejor como mujer. Agrega que ya pasaron los
tiempos de la aguja y la calceta y que toda el alma femenina cabe mejor y más
holgadamente dentro de una intelectualidad cultivada.
Alicia Botero de Jaramillo
En el apartado de Vox Populi de la Revista
Civismo Tomo 12, número 111 de junio de 1958[78]
Alicia Botero de
Jaramillo perteneciente al Cuadro de Honor, considera la necesidad de un Plano
Regulador que señale orientaciones técnicas y precisas al desarrollo material
de Manizales, que reseñe la importancia de la planeación urbanística con
criterios técnicos. Esta nota pone en evidencia que la mujer tenía capacidad
para desempeñarse en altos cargos de la planeación municipal; pues agrega
también que un organismo de dicha naturaleza le hace falta a la ciudad,
poniendo como ejemplo el debate relacionado con la ubicación del Hotel de
Turismo, para lo cual dice que el asunto debe decidirse con criterio técnico
pero que hace falta planeación de lo urbanístico.
4.3 Cuarto de Hora Femenino
Otro
proyecto emblemático, es el Cuarto de Hora Femenino, difundido por Radio
Manizales, que manifiesta el propósito de publicar un libro en el que se
recopilen las charlas desarrolladas por las damas participantes. El Señor
Bernardo Londoño Villegas mediante una comunicación dirigida al Señor Director
de la Revista Civismo, manifiesta el profundo agradecimiento por la generosa y
brillante colaboración de las siguientes damas:
Las
Señoritas Marina Pinzón Urdaneta, Ofelia Villegas González, Josefinita Mejía
Duque, Aura Villegas Mejía, Matilde Londoño Arango, Cecilia Hoyos Arango, Conchita
Gutiérrez Arango, Leonor Arango Uribe, Blanca Villegas Robledo y Magola
Marulanda López; y a las Señoras Blanca Isaza de Jaramillo Meza y Lucrecia
Villegas de Echeverri.
El
Señor Londoño invita a participar de este empeño a otras que no han intervenido
y manifiesta que el objetivo de esta iniciativa es que
“la mujer
nuestra llegue a un dominio más o menos intenso de su propio valor. Es decir,
que se conozca intensamente a sí misma; que revalúe en ella su calidad
espiritual, y que deponga ese pernicioso complejo de inferioridad a que
fatalmente la ha llevado, no su timidez, que es en todo caso inferior a su
inquietud, sino la indiferencia, el egoísmo, la incomprensión y la
impreparación del hombre para estimular en su alma cualquier don distinto del de la simple atracción
elemental[79].
Anota
además que a pesar de una tendencia natural a la banalidad, existen grupos
femeninos independientes, capaces de “afirmarse en sus propias posibilidades y
apasionadas por el culto de la personalidad”; y aunque no todas podrán ser
seres excepcionales, el Cuarto de Hora Femenino, logrará que aquéllas que
tienen el suficiente poder se destaquen, se afirmen victoriosas y se libren de
las pequeñas y grandes trabas que la sociedad del momento les impone.
La
tendencia a la banalidad no es exclusiva del género femenino, más bien se da
cuando no existen las oportunidades, ni el deseo personal de trascender a las
trivialidades y frivolidades.
El
Cuarto de Hora Femenino hace palpable en Manizales las capacidades de las
mujeres, como lo resalta la Revista Civismo número 4 de octubre de 1936, refiriéndose
a este programa: “está demostrando lo que de otro modo Manizales no hubiera
reconocido justamente: que esta ciudad tiene en sus mujeres un destacado
elemento de prestigio intelectual y un instrumento eficaz de divulgación
cultural y de propaganda terrígena”[80],
se aprecia además el estilo de la época. Continúa la sección destacando la
actuación de la mujer en los siguientes términos
Así es como
debe entenderse el papel mujer en los vaivenes ciudadanos: en forma de
influencia directa sobre el ambiente, y de modo tal que sin perder su
feminidad, pueda competir con el hombre en cuanto a la eficacia de su
intervención y lo supere por el sencillo hecho de que en ellas es más profunda
la generosidad, más viva la abnegación, más puro el altruismo y más resuelta la
intención de practicar el bien por encima de todo.[81]
Tal
es el éxito del programa que en la Revista número 5 de noviembre de 1936 se
anuncia que Radio Manizales se propone publicar una revista especial de
difusión de las labores de la empresa, en la que se publicarán las charlas del
Cuarto de Hora Femenino[82].
No se conoce si esta iniciativa se llevó a feliz término, sin embargo, la
propuesta habla de la importancia de la labor desempeñada por las damas
participantes.
La
Sociedad de Mejoras Públicas aplaudió las empresas que favorecieran e
impulsaran a la mujer; una muestra de ello lo encontramos en la nota
relacionada con la visita de las damas de la comunidad del Sagrado Corazón,
exaltando su labor educativa tanto femenina como masculina.
Durante
los juegos olímpicos 1936-1937, la Revista Civismo destaca la participación de
Adiela Jiménez, como símbolo deportivo, al obtener en cuatro justas deportivas
los tres primeros puestos y uno segundo, anotando que “en nuestro medio muy
pacato, donde la mujer sólo concibe la actividad doméstica de manera celosa, en
donde el deporte es apenas una novedad, el surgimiento de un elemento como
Adiela Jiménez, airosa con sus catorce años, es un acontecimiento formidable”[83];
también se destacan “Amelia Castaño, Josefina
Estrada y el brillante equipo de basquetbol femenino, campeón olímpico"[84].
Las
obras civiles también son objeto de apoyo por parte del Cuadro de Honor, es así
como la Señorita Carola Mejía Gutiérrez, como Presidenta del mencionado órgano,
propone la realización de festivales para la consecución de los fondos con
destino a la construcción de la Plaza de Occidente.
4.4 Medallas del Civismo y al
Mérito a la mujer
Sobre
la Medalla del Civismo, Blanca Isaza de Jaramillo Meza, hace una reflexión y una
crítica a este galardón, manifestando que “a mí no me seduce eso de que haya
dos Medallas para los temas del civismo: una para varones y otra para las
damas; la gracia es conquistar la Medalla, la única”, manifestando que existe
el concepto de elogiar a la mujer “por cualquier nadería, que la más chica
empresa que realicemos, los hombres por galantería y por estímulo nos la juzgan
con lente de aumento”, es así como existen dos medallas porque se cree
imposible que una mujer alcance la Medalla, sin tener en cuenta sus capacidades
y la labor cultural y social que realiza. Si sólo hubiera una los hombres se
afanarían más por la ciudad. Justa queja en una época donde las mujeres están
luchando por alcanzar el manejo sobre sus bienes y la independencia.
Fueron
acreedoras a la Medalla al Mérito Doña Soffy Pinzón de Zuloaga en 1928,
Pastorita Mejía de Villa en 1929, y la Señorita Josefina Mejía Duque en 1937,
de quien dice Arturo Arango Uribe en la ceremonia efectuada el 28 de junio de
1937 que “buscó en humana angustia de la ciudad una clase, un gremio, una
familia en el trabajo y en las necesidades”, para darle “satisfacción a los
afligidos”, comparándola con una madre que se dedica a mejorar la calidad de
vida de los lustrabotas.
En
1945 el Padre Adolfo Hoyos, Roberto Londoño Villegas y Antonio Álvarez
Restrepo, integran la comisión que propone a la Reverenda Madre Luciana, de la
Comunidad de las Hermanas de la Caridad, “por la edificación y mantenimiento de
la Clínica de la Presentación, obra que se debe al desvelado esfuerzo de esta
religiosa”[85],
de quien dicen que sin pertenecer a la ciudad ha realizado un acto meritorio,
que sirve a la comunidad por muchos años.
Sarita
Restrepo de Restrepo en 1953, Aura Escobar de Hoyos Arango en 1955, y Luz
Marina Zuluaga Zuluaga en 1958.
Además,
la Medalla del Mérito fue otorgada a la Reverenda Madre María de la Santísima
Trinidad en 1954; a Catalina Botero de Sanint y Ester Jaramillo de Vélez en
1955, por el almuerzo infantil; a Margarita Zuluaga de Zuluaga en 1958; y a
Camila Álvarez J. en 1962, por su trabajo en pro de la rehabilitación de los
invidentes.
Lo
anterior que permite señalar cuál era la actividad de la mujer en la Sociedad
de Mejoras Públicas de Manizales para la época, le facilita al lector entender cómo
la institución todavía no le ha abierto sus puertas para hacerla socia, tal
cual lo realza Blanca Isaza de Jaramillo Meza al tratar el tema de la
adjudicación de las Medallas del Civismo
y del Mérito.
4.5 Manifestación en la
cultura
La Revista Civismo exalta y expone las
manifestaciones culturales, no sólo de sus asociados varones, sino con especial
interés, de las mujeres. Así, recoge en ella sus cuentos, poemas y escritos,
además de la visita a la ciudad de otras insignes representantes de la cultura.
La revista consigna la asidua colaboración de Blanca Isaza de Jaramillo Meza,
las presentaciones de la bailarina alemana Erika Klein, las poetisas Juana de Ibarbourou, Eusebia
Euse y Martha Lomar, entre otras.
Presenta los trabajos expuestos durante los
juegos olímpicos por la Escuela de Bellas Artes de Samuel Acevedo Hoyos,
Antonio Bedoya, Blanca Isabel Renal, Guillermo Botero, José María Calle, José
Manuel Cardona, Daniel y Luis Bernardo Cruz, Margarita Echeverri, Sofía Arias,
Juan González, Luisa Henao Toro, Antonio Jaramillo V., Jaime Luchini, Fidel
Machado, Hernán Merino, José Manuel Ortiz, Antonio José Osorio, Alberto Pino,
Gonzalo Quintero, Chila Vargas Restrepo, María, Julia y Mercedes Vargas Sicard,
Roberto Vélez Sáenz, Belén Cuero Márquez y Alba Lucía Merchán Hormaza.
Todo
esto para mostrar el papel protagónico de la mujer en la sociedad,
desempeñándose con ahínco en labores culturales de primer orden.
Las mujeres para la
caridad y la beneficencia
Al parecer las mujeres de la élite en las ciudades dedicaron ingentes
esfuerzos a obras filantrópicas y de caridad apoyando las labores en escuelas,
orfanatos, ancianatos, hospitales y cárceles, entre otras instituciones de
caridad. ¿Por qué los hombres no apoyaron con el mismo empeño esta labor? La
historiadora Gloria Bonilla anota como posibles causas el que la caridad era un
instrumento de perfeccionamiento espiritual que se canalizó a través de tales
instituciones, además que estas labores
no eran del gusto de los hombres por su baja o inexistente remuneración. Otro
argumento era el que se ayudaba a los sectores pobres y desfavorecidos de la
sociedad. También argumenta que en varios países las actividades asistenciales
se dejaban en manos de la Iglesia y en algunas mujeres, a quienes se valoraba
porque lograban aliviar las dolencias de la sociedad a bajo costo y sin
cuestionar la estructura social[86].
En la Colombia, y la Europa de finales del siglo XIX y comienzos del XX eran
escazas las opciones para las mujeres de la élite, siendo estas casarse,
ingresar al convento o dedicarse al cuidado de otras personas o a la acción
social, una manera de sublimar y sustituir la dedicación a los hijos. Dice
Gloria Bonilla que “La beneficencia fue un espacio de socialización para las
damas de la élite. Además del espíritu de solidaridad, algunas mujeres se
dedicaban a esas obras aprovechando salir de sus casas, figurar y tener
protagonismo en la ciudad”[87].
Sin demeritar la labor que desarrollaron las mujeres, se puede anotar que
era producto no solo de su preparación, sino de la clase de sociedad, fruto del
modelo económico, de transición entre la economía agraria y la capitalista. Las
revistas y periódicos de la época permiten acercarse y representar el papel y
roles de la mujer en la sociedad.
4.6 Los tiempos del ruido
La
Segunda Guerra Mundial marca un hito por
sus implicaciones para la mujer, el desplazamiento de los varones a los campos
de batalla, permite que ellas se dediquen
a actividades que hasta el momento no se les había permitido en las
fábricas de armamento, como espías, labores sanitarias, pilotos soviéticas,
cuerpo femenino del ejército norteamericano, o como víctimas del conflicto en
campos de concentración, esclavas sexuales o violadas al paso de los ejércitos.
También participaron activamente en el conflicto. Las que escogieron trabajar,
tuvieron un sentido de independencia y liberación económica de sus esposos y
familia, aunque la remuneración era menor que la de sus compañeros hombres.
Tuvieron también la satisfacción de contribuir con el esfuerzo bélico.
La
Revista Manizales dirigida por Blanca Isaza de Jaramillo Meza refleja con
claridad la admiración que le despiertan estas mujeres al decir en su artículo
La Mujer de Hoy que “la incorporación eficiente de la mujer a todas las
actividades de la vida ciudadana, es sin lugar a duda, la más valiosa conquista
de este siglo…” el desplazamiento de la mano de obra masculina hacia el campo
de batalla permite “La colaboración de las mujeres en la gigantesca empresa
bélica que adelanta sus huestes gloriosas por los caminos que van hacia la
libertad y hacia el derecho y hacia la igualdad racial, es ya un factor
decisivo de triunfo”[88]. Para
ella las mujeres inglesas y norteamericanas son “un ejemplo y un estímulo para
todas la mujeres de la tierra”, pues trabajan con alegría, decisión e
inteligencia, en oficinas, en fábricas, y en todas partes donde se las
necesita.
También
muestra el cambio operado en el país cuando las universidades han abierto las
puertas a la mujer, siendo una promesa para el bienestar social, dado que “son
tan inteligentes como los hombres y son más consagradas, más entusiastas y
tienen ese admirable poder de intuición que las lleva a solucionar los más
abstrusos problemas en forma sencilla, clara, más humana y más noble”[89]. Un
buen ejemplo lo representa la doctora Rosita Rojas Castro, quien fue la primera mujer en la historia de
Colombia en tener un título universitario, y también la primera mujer en ocupar
el cargo de Juez, al convertirse en Juez Tercero Penal del Circuito de Bogotá.
Blanca
Isaza dice en su revista Manizales de julio de 1947 cómo el ingreso de la mujer
a la universidad “marca la iniciación de una época de admirables perspectivas”,
al decir que “la mujer que trabaja adquiere una personalidad de más nítido
relieve intelectual, se forma una más exacta conciencia de su misión social,
logra una relativa independencia económica que se traduce en bienestar
hogareño, orienta su inteligencia hacia más claras metas idealistas”.
Sin
embargo, estas conquistas tienen sus detractores, algunos miembro de la iglesia
como lo manifiesta Doña Blanca en su escrito Las Mujeres que Trabajan, de
noviembre de 1949, donde dice que un predicador argumenta que “estas damas
clarísimas disfrutan de una libertad peligrosa, se acostumbran a gastar el
dinero a manos llenas, se vuelven imperiosas y no dan garantías como mujeres de
hogar”. Una muestra no sólo de la cerrada mentalidad de algunos sino de un
movimiento surgido luego de la guerra, cuando se esperaba que las mujeres
regresaran a desempeñar los papeles tradicionales de esposa y madre. Si durante
la década de 1950 hubo un retroceso en las libertades femeninas, esto fue un
estímulo para el movimiento feminista de los 60[90].
A pesar de
lo anterior ya se había conquistado un espacio en las empresas, favoreciendo la
competitividad y la eficiencia, pues hombres y mujeres tenían que demostrar que
podían desenvolverse en el trabajo tan bien como sus compañeros del otro género[91].
El papel de la Socioeconomía
Las
Naciones Unidas en la asamblea general del 7 de noviembre de 1967, adoptan la
Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer, enunciando
los principios de sus derechos en pie de igualdad con los del hombre y las
medidas para garantizar su aplicación.
Se
consolida la importancia de la mujer en el trabajo. Con la caída de la
natalidad a partir de 1970, no sólo existen menos hijos que cuidar, sino que la
mujer escoge la época para la maternidad. La edad en que la mujer tiene sus
hijos sube pudiendo terminar una carrera. También contribuyó la aparición del
estado de bienestar que favorece el crecimiento del sector terciario al que se
incorpora la mujer sin dificultad en virtud que no había mucha participación
masculina.
De
otro lado el aumento del nivel de vida causa que se necesiten más ingresos, lo
que se consigue cuando ambos cónyuges trabajan. A esto se suma el desarrollo y
comercialización de electrodomésticos que facilitan las labores del hogar.
A
pesar de los cambios sociales alcanzados durante el siglo XX, la incorporación
de la mujer al mundo laboral y cambiar la mentalidad, donde persisten “bastantes
resquicios de un machismo que no termina de asumir que las mujeres puedan ser
iguales que los hombres”[92], se
manifiesta en la desigualdad salarial, los obstáculos
por las licencias de maternidad y el desequilibrio en las tareas del hogar, que
continúan afectando a buen número de mujeres trabajadoras.
4.7 Dos notas de Dorian
Hoyos Parra
La visión de la socia Dorian Hoyos Parra,
como poetisa e historiadora, merece un espacio singular, en virtud de sus
cualidades humanas, profesionales, culturales y sobre todo cívicas, puesto que
ella es una digna representante del desempeño de la mujer en los últimos
tiempos de la Sociedad de Mejoras Públicas.
Se trata de un par de anexos: el primero,
donde da su testimonio de cómo fue la gestión de la mujer en la magna proeza de
la construcción de la Catedral de Manizales, una obra en concreto reforzado de
108 metros de altura cuya primera piedra se pone en 1928, razón por la cual representa
de forma certera la capacidad de una comunidad en torno a una obra propia de su
ciudad, y como tal el desempeño cívico de la mujer por su participación en ella.
El segundo, donde relata temas asociados al rol de la Mujer centrando su
atención en su quehacer en los tiempos del centenario, y luego desde como Socia conforma el Comité Femenino de la Sociedad de Mejoras Públicas de
Manizales.
Anexo1: APORTE DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD DE
MEJORAS PÚBLICAS
Por: Dorian Hoyos Parra - Historiadora
El sacerdote
acompaña en la trashumancia a un pueblo o llega cuando éste ya tiene un asentamiento para
crecer en la posteridad, es indispensable
líder, guía a sus feligreses en el orden espiritual, e impulsa para construir colegios, hospitales,
iglesias; por ello los pueblos tienen una referencia que se ve en la hondonada
donde se recuestan o en la cúspide de la loma donde se yerguen
desafiantes, ve el viajero la torre de
la iglesia y dice: ¡llegamos! Nada más
limpio, alegre, juguetón que el tañer de las campanas cuando el viento lleva su
musical sonido sobre las casas y los
bosques. Antaño; lo acompañaba el humo que ascendía por el espacio con el
olor inigualable de la leña.
Así sucedió en este Manizales de 1850,
construyen la capilla que existió hasta 1886, los temblores la debilitaron
hasta tenerla que demoler, pero un pueblo católico con un gran líder, no se
queda sin un lugar donde elevar sus plegarias y en 1888 se coloca la primera
piedra para la nueva casa de Dios, es la primera Catedral porque, la Diócesis de Manizales
fue creada el 11 de abril de 1900 por su Santidad el Papa León XIII.
Esta primera Catedral dura aproximadamente 40 años hasta cuando las llamas la
consumen.
El 19 de julio de 1922 se produce el primer
incendio, el 3 de julio de 1925 el segundo, que los habitantes de Manizales
lograron sofocarlos, no tocaron la Catedral, pero el 20 de marzo de 1926 otro
incontrolable la dejó en cenizas.
El escritor Aquilino Villegas pronunció la
sentida Oración del Incendio, el 29 de abril de 1926, dice que la Catedral
consumida por las llamas estaba: “Labrada en roble y en nogal y cubierta con
cedro perfumado, como el templo de Salomón.”
Figura 6. Catedral de Manizales antes del incendio de 1926, cuando la
plaza ha separado las funciones rituales de las del mercado dominical y
sabatino. Fuente, Centro de Historia de Manizales.
Sobre las cenizas humeantes de la Catedral en
1926 el señor Obispo Tiberio de J. Salazar pensó en erigir una que el fuego no
la tocara, celebró la Santa Misa en la cual se recogieron las primeras
limosnas para la construcción de una
nueva y se nombró una Junta integrada por:
Presidente Monseñor Luis Carlos Muñoz;
Párroco de ese entonces.
Presbítero Adolfo Hoyos Ocampo; Canciller.
Don Roberto Gutiérrez Vélez.
Don Pedro José Mejía.
Aquilino Villegas.
Emilio Arias Mejía.
Rafael Jenaro Mejía.
Manuel Felipe Calle (Renunció por viaje).
La “Junta de la Catedral” abrió un concurso
en Colombia en 1926 para la elaboración de los planos, éste se declaró
desierto; entonces, se le encargó al doctor Miguel Gutiérrez que estaba en
París que se asesorara en Europa para abrir un concurso en el mismo sentido y
los arquitectos enviaron proyectos con la visión de las centenarias Catedrales
de París, Roma, Berlín, Moscú, Constantinopla
¿Qué tal la magnitud de grandeza y futuro?
Ganó el concurso de los planos para construir
la Catedral el francés Julien Polty Jefe
de los Monumentos Históricos de París.
El 5 de febrero de 1928 se colocó la primera
piedra y en un frasco de vidrio en un hueco al lado de esta se introdujeron los
documentos que contienen el “ACTA DE COLOCACION DE LA PRIMERA PIEDRA Y UNA
GRANDIOSA INVOCACION”, en la cual se ofrece al Creador el nuevo Templo, se
encomienda en sus manos la feligresía y se le pide su gran bendición.
Manizales: ciudad cordillerana, rica por el
comercio del café, comercio internacional, que
mueve todas las monedas extranjeras y
trae pianos, carros, paños,
sedas, lámparas, muebles etc. Donde hay un dolor de perder lo que se tenía,
debe levantarse para continuar, limpiar las lágrimas con el dorso de la mano,
respirar fuerte y en una mueca que pretende ser una sonrisa, mirar el mañana
más claro que el ayer por la experiencia, no mirar atrás como la mujer de Lot;
mirar al horizonte y continuar. El Obispo, la Junta y el Padre Hoyos dirigen
esa orquesta de voluntades y cuando llegan los planos para esa inmensa
Catedral, no dudan y no recortan; tiene fe en su pueblo que está educado desde
siempre en ella.
Esta Junta se apoya en las personas más
prestantes, dinámicas, a quienes el conglomerado les cree y confía en ellas y
la Sociedad de Mejoras Públicas por sus
grandes logros y claras ejecutorias es invitada por la Junta de la
Catedral.
La Sociedad de Mejoras Públicas es la primera
sociedad civil organizada; por ello las
administraciones municipal, departamental y nacional, la contratan para que
maneje dineros del Tesoro Público, para construcción y mantenimiento de
parques, apertura de calles y carreteras, construcción de edificios, compra de
viviendas para abrir avenidas y hacer una ciudad acorde con la época y las
necesidades.
“Y cuenta Guillermo Ceballos: …“de todo el
país, manizaleños enviaron ofrendas valiosas, el doctor Emilio Toro y sus hijos
Emilio y Rodrigo, por ejemplo residentes en Bogotá costearon el valor de la
torre de Santa Inés con su respectiva estatua, donación de la que también
participó su esposa Inés Salazar de Toro. La de San Pablo la donó Don José
Pablo Escobar, estas dos en la carrera 23. Las de la Plaza de Bolívar ya habían
sido costeadas antes de estas festividades; la de San Marcos por Don Marcos
Gómez Botero y la de San Francisco por don Francisco Jaramillo Ochoa“… “muchos
caballeros y (da nombres), trajeron de regalo setenta y tres novillos y el
domingo 12 de julio se organizó una feria donde fueron vendidos”[93].
“La magna obra de la Catedral fue la que
promovió la mayor actividad cívica y social en el Manizales de 1936. La construcción del valioso monumento se
llevó a cabo en tres etapas, así: entre marzo de 1928 y agosto de 1929, se
plantaron los sólidos y profundos cimientos; del 7 de febrero de 1935 al 30 de
noviembre de 1936, se levantó el cuerpo principal hasta dejar cerrado el gran
edificio y establecidos en él definitivamente todos los servicios del culto;
entre marzo y diciembre de 1939 se cumplió la tercera etapa que remató lo
fundamental. De cómo funcionaban los manizaleños de hace más de medio siglo,
podemos enterarnos recordando siquiera la organización, desarrollo y resultados
obtenidos en la Semana de la Catedral que se efectuó entre el 5 y 12 de junio
de 1936. Se trabajaba a todo vapor y el Padre Hoyos revolaba en cuadro con
efectivo apoyo organizativo de la Sociedad de Mejoras Públicas. Desde días
antes circuló el siguiente aviso en los periódicos: “Manizaleños: Debemos
quince mil pesos en el Banco tomados para cerrar la Catedral. Necesitamos
quince mil ciudadanos que obsequien un peso cada uno para cubrir la deuda. Es
el último esfuerzo que les exige la
magna obra de Manizales. Envíe su cuota al tesorero señor Jorge Restrepo o al Presidente de la Junta Doctor
Hoyos Ocampo”. “Junta de la Catedral”. Bandadas de hermosas niñas y damas
esclarecidas recorrieron palmo a palmo la ciudad recogiendo el peso voluntario
que los mayores de 16 años entregaron con el concepto de deber cívico y amor a
la ciudad. El éxito fue rotundo sobrepasando la cuantía de la deuda”[94].
Aparece la obra suspendida durante seis
años, ello se debe a la Gran Depresión de 1929 y a la guerra de
Colombia con el Perú en 1932, la primera
dejó una fisura económica en el mundo de la cual no se podía sustraer Colombia,
y la guerra con el Perú dejó marcada la Nación. Para la guerra, todas las
mujeres de Colombia donaron sus aritos de oro y otras contribuyeron con varias
de sus joyas del mismo metal.
Semana de la catedral del 5 al 12 de junio de
1936: “Las damas que eran el plato fuerte del ejemplar entusiasmo, sonrientes y
alegres formaban comités, integraban comisiones tan variadas como de
lustrabotas, vendedoras de periódicos, de rifas, de torneos galantes, grupos
escénicos, comparsas, guisanderas, camareras, etc. Numerosos comercios y establecimientos
públicos cedieron porcentajes o la totalidad del producido de las ventas
durante uno o dos días de la alegre semana entregando varios la administración
a lindas muchachas vestidas de camareras que entre flores, música y fiestas
convirtieron en clubes sociales, cafés como “El Polo”, el “Blanco y Negro”, “El
Centro”, el “Club Antioquia”, el “Ginebra”, “La Bastilla”, el “Rhin”, “El
Quindío”, el de don Manuel Duque, “La Fama”, “El Pielroja”, etc. …En la alegre
velada estilo Teletón que se originó desde Radio Manizales el viernes 10 de
junio se recogió mucho dinero; una sola canción, “Ave María de Gounod”, cantada
por doña Matilde Mejía de Echeverri a la una de la mañana se remató en 3500
pesos que en esa época era un platal” [95].
“La distinguida lista de damas que
participaron en la Semana de la Catedral en 1936 la conformaron entre otras,
“Carola Mejía Gutiérrez, Lucrecia Villegas de Echeverri, María Amelia Mejía,
Teresa Arango de Londoño, Melva Hoyos Palacio, Esther Jaramillo de Vélez,
Ángela Mejía Arango, Sofía Estrada Salazar, Melva Hoyos Botero, Alicia Ángel
Jaramillo, Miriam Villegas de Botero, Matilde Vélez de Jaramillo, Gabriela
Gómez Uribe, Lucía Sáenz de Vélez” ... Siguen 87 nombres...[96].
Recuerdo que teniendo entre cuatro y seis
años veía desde el balcón de la casa de mis abuelos, los andamios en guadua
cepa y guadua ripiada, los obreros como
abejas en la altura, como muñecos que se mueven, el lugar la base del gran cono
central, la torre que un día rematará en una cruz.
En las varias semanas en beneficio de la
Catedral había un día de la semana destinado al óbolo de los comerciantes e industriales,
otro al de los banqueros, otro al de los campesinos, otro de los estudiantes,
sucesivamente. Los campesinos traían sus mejores frutos, plátano, yucas,
cebolla, papas, naranjas, mandarinas, quesos,
gallinas, cerdos, novillos, y se
llenaba de colores y olores el lugar; con todo ello las damas de la sociedad
con sus empleadas organizaban un gran restaurante y allí almorzábamos todos, no
sé los precios pero todo absolutamente todo el producido era ganancia.
El día que nos correspondía a los estudiantes,
íbamos en formación y en traje de gala y cada uno llevaba un billetico; no sé
si de cinco o de cincuenta centavos para colaborar con la construcción de la
Catedral.
Cabe pensar esa magnanimidad de todo un
pueblo desde el más pobre hasta el millonario, ¡figúrese aquellos años y
hechos, es de suyo majestuoso!
¿Cómo era construida Manizales de ese
entonces, para que en cuatro años tres incendios arrasen más de 36 manzanas? Según los cánones colonizadores de la
arquitectura antioqueña, en bahareque y con las maderas de la región: comino,
cedro, roble, yarumo, guadua, todos combustibles, árboles secos que se cortaban
con la técnica de la honestidad en los negocios: en menguante y antes de la seis de la mañana cuando
sus altas ramas no las ha besado el sol para darle los buenos días, con la
noche oscura la sabia está a ras del suelo y
cortados en esa parte se dejan secar; esa madera se aserró para
construir la casa propia y para construir el poblado.
¿Y el terreno? Primero banqueando para hacer
calles, carreras lo que se puede apreciar e imaginar hoy día en la Plaza de los
Fundadores y su entorno, un gran barranco en forma de cono que se recorta
dejándolo razonablemente plano; igual sucede con la carrera de la Esponsión,
hoy carrera 23 y la Avenida Cervantes hoy Santander
rebajando el lomo de la montaña.
Sobre cuchillas, calles empedradas por donde
se escucha el sonido de las herraduras de los briosos caballos y mulas al
trote, o el cansino caminar del buey. El barro en el invierno o en el verano el
polvo que se levanta, esta radiografía no es solo para Manizales, otro tanto es
Bogotá sin lomas, y desde luego, todas las poblaciones y caseríos de esa
agraria Colombia, es similar.
Estos logros se dieron con mingas y convites
que siempre han existido: tumbaban
monte, levantaban casas, hacían huerta y abrían plaza y caminos; esta
forma de trabajo está inscrita en la
conciencia colectiva de la humanidad y así se formaron los caseríos semilla de
los pueblos, y las ciudades; afortunadamente aún todos estamos allí en el
diario acontecer, cuando se nos necesita en otro espacio y colectivamente
estamos allí; pero vinieron las organizaciones y limitaron la capacidad del
humano para trabajar colectivamente, esperando que el Estado solucione todo,
porque el sistema ahogó el trabajo colectivo y voluntario de los vecinos; hoy
es una sociedad individual tras la TV o los sistemas; así podrá acabarse más
fácil con ella.
Ahora lo descrito no tiene importancia porque
las posteriores generaciones y quienes llegan a vivir aquí recibieron una
ciudad similar a la actual.
En 1920, hace siete décadas, se está formando
el poblado en madera (aún no existen otros materiales), y los tres incendios de
mil novecientos veintidós, veinticinco y
veintiséis, destruyen gran parte de la ciudad; en menor escala sucedió en
Chinchiná Caldas y ha sucedido muchas
veces a lo largo y ancho del país, porque Colombia fue y continúa siendo un
canto a la madera arrullada con el gorjeo de los pájaros, sobresaltada con los
rugidos de los felinos, los aullidos de los monos y el sonido rumoroso de la
misma selva.
Se ha reconocido la inaplazable necesidad de
un cuerpo de bomberos, institución noble
y salvadora de vidas y patrimonios; por ello el Doctor Tulio Gómez Estrada,
socio y en un periodo Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, pone en
marcha la idea desde la misma: crear el Cuerpo de Bomberos de Manizales,
necesidad no cubierta que viene demandando desde hace tiempo la ciudad.
Se irá a reconstruir la parte central de la
ciudad con la más moderna arquitectura en estilo republicano, hierro y cemento;
se rebana el barranco, se rellenan cañadas se aplana; y en 1937 se utiliza el
cemento para calles y andenes, una ciudad que como todas las ciudades del mundo
tiene que cambiar sus calles para darle paso a la modernidad con el vehículo
automotor, que está para servicio general solo desde 1890 y que cambiará
caminos por carreteras en todo el mundo.
El cemento y el hierro se importaban desde
Europa y Estados Unidos, en Colombia no había fábrica de estos materiales.
Manizales ya tiene para el año 1927 ferrocarril y Cable, las carreteras están
en cierne en todo el país, y en Centro y
Sur América. En Colombia continúa el
auge del comercio con el exterior por la vía fluvial principal, el Río Magdalena,
y en parte por el Río Cauca. El comercio llegaba y también se exportaba por el
Océano Atlántico, en la Puerta de Oro de Colombia, Barranquilla, y en el Océano
Pacífico por el Puerto de Buenaventura.
El 17 de febrero de 1927 la Sociedad de Mejoras Públicas decide reorganizar el Cuadro de Honor; por
los incendios ocurridos que han destruido la parte central de la ciudad, se
necesita para todas las grandes obras y la reconstrucción de la misma, una gran fuerza, entusiasmo, ideas
inmensamente grandes sumatoria de hechos pequeños; las ciudades, los grandes
edificios y monumentos son hechos de
partículas de arena. La gran verdad, ¡todo está conformado por pequeñeces!
El Cuadro de Honor creado en febrero de 1927,
se reúne la primera vez el 31 de marzo del mismo año; una de sus
primeras actuaciones es la que a continuación se transcribe: “El Cuadro de
Honor de la SMP, suplica encarecidamente al distinguido Ingeniero Doctor Pablo
de la Cruz, se digne presentar a la mayor brevedad posible el plano para la
Plaza de Bolívar, por lo cual le anticipamos agradecimientos”[97].
Es tanto el dinamismo de estas damas que en
tres meses realizan varias actividades que les da entradas económicas, y es así
como: “Informa a la SMP la señorita
Alicia Villegas R., tesorera del Cuadro de Honor, comunicando que éste ha
resuelto invertir la suma conseguida en la obra de la Plaza de Bolívar y que la
Sociedad puede disponer de la cantidad de $1.380-25”[98].
En la misma acta se encuentra: “…Se leyó una
nota de la Presidenta del Cuadro de Honor comunicando en las fiestas a
beneficio del monumento a la bandera,
hicieron la suma de $177-93 que están depositados en el banco en cuenta
especial”[99].
Algunos datos, para dar una leve idea del
valor del dinero en ese entonces: el jornal en 1921 en la trilladora de café La
Estrella, es de $1,00 hombres y $0,45 mujeres, como promedio, y en La Oriental
el término medio es $0,80. Archivo
Historial.
En las minas La Morisca, La Cascada, y El
Arenillo, el jornal para los peones es de $0,60, un peso oro mineros y
oficiales, y empleados superiores $1,10[100].
Los sueldos en 1919 en el Concejo Municipal,
eran: para el secretario de $70,00, oficial escribiente y archivero (tres
oficios) $40,00, y portero $32,00[101].
No solo prohíja la Plaza de Bolívar también,
“El cuadro de honor para hacer la Plaza de Occidente hace festivales”. Revista Civismo Nro. 8 de 1937[102].
Las mujeres y su trabajo individual o
colectivo, no asalariado, parte invisible de la sociedad, alimentan sutilmente
las ideas de los hombres y los acompañan siempre; son cocreadoras de economía,
de grandes obras, de grandes capitales.
“Termómetro de la Sociedad”, cogestoras del mundo vivido, el binomio inmemorial;
ella está en la palestra para la gran obra de reconstrucción, los hombres idean
cosas monumentales, ellos y ellas
trabajan.
Cada pueblo ha levantado sus iglesias y
muchos lugares públicos con base en festivales, bazares, cantarillas, rifas,
remates (hoy subastas), de bailes, de canciones y una serie de entradas
pequeñas que forman grandes capitales.
Cuenta don José David Calle, quien trabajó
con el Padre Hoyos 30 años: “Las damas del Cuadro de Honor le corrían al Padre Hoyos, eran su brazo derecho
en los festivales, semanas de la Catedral y Procesiones del Sagrado Corazón” [103].
Aunque no es éste escrito sobre el Padre
Adolfo Hoyos Ocampo debemos admirar el valor del liderazgo del ilustre
sacerdote: en un momento que hay un grave conflicto político en este gran
Caldas, Mariposa Verde donde en un año hay cuatro gobernadores y en Manizales
cuatro Alcaldes, y los municipios todos están conmocionados políticamente,
se idea la gran Procesión del Sagrado
Corazón (al cual en la Constitución Nacional de 1886 está consagrado el pueblo
Colombiano); y el Cuadro de Honor de la SMP ayuda a organizar la logística para
atender las delegaciones de cada municipio, organizadas por cada cura párroco
que viene acompañado por las congregaciones de su parroquia, los colegios con
los pabellones y sus bandas de música, las autoridades civiles o sus delegados
y muchas personas que se querían unir. Los ferrocarriles, los cables, los
transportes, tienen precios especiales para esta magna actividad. Y une en la
plaza de Bolívar y las calles adyacentes, miles de pañuelos blancos batiendo en
el espacio una sola voz dice: “Corazón de Jesús y al unísono veinte mil voces
responden Dadnos la Paz”.
Podemos calcular en nuestra imaginación esa
oración colectiva subiendo por las calles y la plaza.
Anexo 2: LAS DAMAS DEL CUADRO DE HONOR
CONTINÚAN SU LABOR
Por: Dorian Hoyos Parra -
Historiadora
Dice don Leónidas Trujillo Escobar: “las
damas del Cuadro de Honor continúan trabajando, para las diferentes obras, como
la Escuela de Bellas Artes, el Club Campestre; son el brazo derecho de la
Sociedad de Mejoras Públicas. En un momento se rompieron las relaciones de ésta
con la Asamblea y el Concejo, el Gobernador y el Alcalde; ellas fueron las
diplomáticas para restablecerlas; trabajaban con tanto señorío y entusiasmo que
en un momento fueron el motor de la Sociedad”[104].
En la Historia de Manizales dice: “Por último
vino el apoyo constante de la Sociedad de Mejoras Públicas, institución a quien
se debe en gran parte el progreso de la ciudad y que ha sido y es factor
decisivo en el establecimiento de aquel sitio (Parque del Observatorio)”[105].
“… Contemplemos las obras realizadas por la
benemérita Sociedad y hallaremos que al Oriente destácase con visos de
grandeza, el Parque de Caldas, Jardín de singular belleza; al norte el de
Colón, con sus alegres y atractivos sitios de recreo; en el corazón de la
ciudad, el de Bolívar, consagrado por el querer femenino de ser el lugar de
cita elegante en las noches dominicales; y al occidente como un ejemplo vivo de
nuestra raza titánica, vése el Parque del Observatorio sirviendo de diadema a
nuestra cara ciudad”[106].
“Las señoras de Manizales también secundan en
todas sus iniciativas a la Sociedad de Mejoras Públicas. Esta cuenta con un
Cuadro de Honor en donde figuran damas que cada una de ellas bien pudiera
llevar sobre su pecho la Medalla del Civismo.
Son núcleo de selección y belleza y por doquier se les ve ideando con
inteligencia y entusiasmo la manera de recolectar fondos para contribuir con decisión
a las obras de ornato y embellecimiento. Demuestra su fervor el asfaltado del
Parque de Bolívar llevado a cabo con fondos femeninos”[107].
La Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín
se idea la semana cívica, actividad muy remunerativa a corto plazo: Manizales
la pone en marcha anualmente, recordemos las Semanas para la Catedral. “Es
citado el Cuadro de Honor para Semana Cívica. Lo conforman: Sara Restrepo de
Restrepo, Blanca Jaramillo Mazuera, Elvia Robledo Ochoa, Ligia Ramírez,
Catalina Botero de Sanín, Mercedes Sáenz de Vélez, Bertha Londoño de Calle,
Mariela López de Gómez, Fanny Echeverry de Jaramillo, María Emilia Uribe,
Débora Uribe, Arieta Vergara de Correa, Gabriela Jaramillo de Quintero, Alicia
Garcés, Beatriz Bernal, Inés Ángel, Lucía Uribe, Fanny Hoyos, Miryan Sánchez
Angulo, Inés Ángel Bernal[108].
Se inicia un éxodo del campo a la ciudad para
la reconstrucción de la misma, luego para apertura de carreteras, y la
dirigencia está consciente que se necesita una mayor infraestructura, porque
crece en habitantes y con ellos las necesidades, ¡no más visos de pueblo
grande!
Manizales va a cumplir cien años, un hombre
cívico que ha estudiado en Europa, viajado, de gran mentalidad futurista “…El
28 de septiembre de 1942 llegó a la Alcaldía el Doctor Guillermo Ocampo
Avendaño, quien inició los preparativos del Centenario a celebrarse el 12 de
octubre de 1949. Para su realización
vino en apoyo la Ley 38 del 2 de diciembre de 1942, según la cual la Nación se
asocia a las obras del Centenario con un auxilio de un millón de pesos
pagaderos en cuotas anuales de doscientos mil pesos”[109].
Figura 7. Manizales en 1949, año de su Centenario. Vista desde el sector
de Chipre. Fuente, Centro de Historia de Manizales.
“Sobre esta base se estableció el Plan
Maestro de Obras Públicas a ejecutar para el Centenario, que contemplaba más de
30 obras de importancia para el progreso del municipio. El Plan Maestro
comprendía la culminación de algunas obras ya iniciadas y la realización de
otras: las avenidas Paralela Sur y Paralela Norte, la del Centenario, Doce de
Octubre y la del Centro, el Palacio Municipal, la Escuela de Bellas Artes, varias escuelas públicas, Circo de
Toros, la CHEC, el nuevo acueducto, el campo aéreo de Santágueda, el Parque de
Occidente, el Hotel Termales del Ruiz, el nuevo matadero y el plan de vivienda
de los barrios Fátima y Estrella”[110].
En los nueve años siguientes cada Alcalde en
su administración va cumpliendo el PLAN MAESTRO.
Regresa de sus varias misiones oficiales el
doctor Fernando Londoño Londoño, con sus
hijos saliendo de la infancia, con su esposa Melva Hoyos Botero, llegan a vivir
donde Guillermo Hoyos y Olga Botero, los amorosos padres y abuelos, a buscar
abrigo en las familias de ambos, de sus amigos, de la tierra que los vio nacer,
crecer, donde conocieron el amor, se desposaron, continuaron sus ilusiones y
volaron a representar a Colombia en otros
países, y se pone al servicio de la ciudad.
Es nombrado Alcalde de la ciudad, reclama
para la celebración del Centenario el maravilloso Cuadro de Honor de la
Sociedad de Mejoras Públicas, que ha sido el brazo derecho del líder Padre
Adolfo Hoyos Ocampo, en la construcción de la Catedral, en las procesiones del
Sagrado Corazón y múltiples obras y actividades en las cuales
está comprometida la Sociedad.
En sus alocuciones el Doctor Fernando Londoño
Londoño dice del Cuadro de Honor: “al referirse a la cultura de nuestras
mujeres y a su intervención con relación al impulso del progreso de la Ciudad,
invitó a la Sociedad de Mejoras Públicas a reintegrar el Cuadro de Honor con
participación de todas las damas que estén en condiciones de prestar su
concurso para incrementar todas las obras culturales y sociales de Manizales.
Dijo que las damas son los preciosos heraldos que comunican alegría a las
ciudades y que es necesario combatir la melancolía de los manizaleños haciendo
participar más activamente a nuestras damas en los actos sociales e
invitándolas a fomentar las embajadas culturales, las representaciones
teatrales, las escuelas de servicio social, las semanas cívicas en beneficio de
obras de beneficencia de ornato y arborización y de todas aquellas empresas
donde la Sociedad de Mejoras Públicas debe dejar sentir su influencia o
realizar sus iniciativas”[111].
El doctor Fernando Londoño, Alcalde espera
muchísimo de la Sociedad de Mejoras Públicas; era su socio desde 1930, así lo expresaba en
diferentes oportunidades:
“A
la SMP como rectora del civismo manizaleño, le corresponde un señalado papel en
las festividades del Centenario”… “Movilizar todas las fuerzas vivas de la
ciudad y crear la conciencia del Centenario”[112]. “Manizales
será ciudad rescatada por la generación del Centenario”…“Nuestro municipio
recibe entradas de aldea y tiene la obligación de sostener gastos de ciudad”[113].
Otros
pensadores han planteado sobre la Sociedad de Mejoras Públicas, lo siguiente:
“Las
Sociedades de Mejoras Públicas, proponían y ejecutaban, se movían en lo privado
e incidían en lo público”. “La Sociedad de Mejoras Públicas, ha sido piedra
angular de nuestro progreso y civismo. Por su recinto ha pasado una estirpe
abundante de hombres y mujeres que han sido decisivos para el desarrollo y
embellecimiento de Manizales”[114].
Se crea la comisión de colaboración femenina
para el centenario” integrada por las señoras Soffy Pinzón de Zuloaga, Sara
Restrepo de Restrepo, Clarita Villegas de Hoyos, Mery Trujillo de Ocampo, María
Amelia Mejía de Lombana Villegas, Mariela López de Gómez Mejía, quienes en tal
carácter participarán en las deliberaciones de la Junta Central de Centenario; planearán la cooperación femenina
en las celebridades”…organizarán Semanas Cívicas..., planearán y dirigirán
debate para elección de la Reina del Centenario. Fernando Londoño Londoño,
Pedro Uribe Mejía[115].
Como primera actividad del centenario: “…se
reunió en el salón de sesiones de la Asamblea Departamental, el VIII Congreso de Sociedades de Mejoras
Públicas de Colombia entre el 14 y 19 de diciembre de 1951.” [116]
Del 20 de
diciembre de 1951 hasta el domingo 6 de enero de 1952, continúan las
festividades: para la inauguración llega al Aeropuerto de Santágueda el
Presidente de la República Roberto Urdaneta Arbeláez. Se inauguran varias obras
que venían programadas en el Plan Maestro de 1942; estas se han ejecutado en el
lapso de los nueve años anteriores por los diferentes mandatarios y equipos de
gobierno; modernizan y cubren necesidades de la
ciudad: como la CHEC, Plaza de mercado nueva, templo del Barrio del
Carmen. Parte de esas obras son la extensión de la ciudad con las avenidas que
dan nacimiento a los
barrios Versalles, Belén, La Estrella,
La Sultana, Guamal, Fátima y La Francia.
Y en las avenidas 12 de Octubre y Centenario,
miradores donde dijo el poeta Pablo Neruda, en su segunda visita a Manizales en
el año 1968, que Manizales era “fábrica de paisajes”.
En todas esas obras tiene amplia incidencia la Sociedad de Mejoras
Públicas y su Cuadro de Honor.
Para una ciudad que se ha ensanchado y una
población que ha crecido, se construyen e inauguran escuelas: la Julio Zuloaga
en el barrio de Chipre, Ricardo Jaramillo Arango y Francisco Marulanda Correa
en San José que es cuna de la educación en Manizales; y la Victoriano Vélez en
el Barrio Colombia. La
Fiesta Brava será el núcleo de las ferias anuales que nacerán del Centenario.
Nació la Feria de Manizales
Reconociendo la importancia de unas
festividades de esta magnitud, al traer culturas diferentes que permean la vida
parroquial, la alegría de vientos
nuevos, el crecimiento en muchos órdenes que deja a la ciudad, se piensa en
hacer “Ferias”. La ciudad se ha dinamizado con el Centenario; entonces:
“Cuando terminó la corrida salió lo más
granado de la afición a la Peña Taurina, y
José Manuel Hoyos intervino para pronunciar estas palabras:
No podemos dejar caer este entusiasmo por la
fiesta brava que ha contagiado a la ciudad; continuemos y hagamos cada año una feria
taurina que esté a la altura de las mejores!!! Dicho y hecho: todos los
secundamos”[117].
El doctor Oscar Hoyos Botero: “... A raíz del
entusiasmo producido por la corrida del Centenario, viajó con Roberto Cardona
Arias a la Feria de Abril de Sevilla y contagiado por el ambiente sevillano,
mientras paseaba por el Real de la Feria, le dijo a su compañero de viaje: “Roberto,
voy a hacer una Feria en Manizales a imagen y semejanza de la de Sevilla…”
“Como se dijo atrás, Oscar Hoyos Botero
transmitió a todos sus amigos el entusiasmo que trajo de su viaje por la Feria
de Sevilla (España). El doctor Carlos Arturo Jaramillo, alcalde de la ciudad,
encontró la idea como muy positiva y dictó el
Decreto No. 275 del 1 de diciembre de 1952 que creó la feria. Este Decreto
fue complementado por otro Alcalde lleno de entusiasmo, el doctor Mario Vélez
Escobar, quien promulgó el decreto”[118]
311
del Julio 14 de 1954, y designa una
Junta conformada por el Alcalde Mayor de la ciudad, el Presidente de la
Sociedad de Mejoras Públicas, el Presidente del Club Rotario, Dr. Oscar Hoyos
Botero, Don Carlos Gómez Escobar y Don Gustavo Larrea Córdoba.
Tanto el Centenario de Manizales, como sus
primeras ferias, que se hicieron en un marco político muy difícil, sirven para
aplacar ánimos.
En el año de 1948 pocos días antes de la
instalación en Bogotá de la Conferencia
Panamericana de los Presidentes, fue asesinado el Doctor Jorge Eliécer Gaitán
“Caudillo del Pueblo”, el Presidente Mariano Ospina Pérez deja la presidencia y
es nombrado Laureano Gómez, quien no puede ejercer el cargo por motivos de salud
y es reemplazado por el Primer Designado el doctor Roberto Urdaneta Arbeláez.
Posteriormente la iglesia, los industriales, los comerciantes llevan al poder
al General Gustavo Rojas Pinilla, que se convierte en dictador mediante un
golpe de Estado, y es sustituido por una Junta Militar. Durante el periodo del
General Rojas Pinilla se organizan las Orquestas Sinfónicas en las capitales de
los departamentos, se traen músicos alemanes, franceses e italianos, se crean
institutos para deportes, arte y cultura, y talleres de metalmecánica,
ebanistería, costura para mujeres, etc. En los municipios se construyen
hoteles, se crea SENDAS, residencias para señoritas que quieran hacer una
carrera universitaria en Bogotá, pues aun no existen muchas universidades en el
país, y se inicia la construcción del Centro Administrativo Nacional (CAN). El
superávit económico en transacciones cafeteras que siempre han recibido los exportadores, se
aplica a infraestructura y en beneficio social.
La Oficina de Fomento y Turismo organiza la
Feria Anual de Manizales, evento que cohesiona la ciudad, y el Cuadro de Honor
continúa formado por las damas de la clase alta, puesto que aún no irrumpe la
clase media en el devenir de la ciudad. Terminada la década del cincuenta se
gradúan de la Universidad de Caldas los primeros médicos, entre ellos Luz
Naranjo; además, en Derecho Judith Pérez Castaño y en Agronomía Ruby Londoño.
Luego, Luz Marina Zuluaga es elegida Miss
Universo que para las ferias se nombra Reina; se organiza el Reinado Mundial
del Café; se realizan partidos de futbol
con nacionales e internacionales; se instalan casetas donde llegan orquestas
como la Sonora Matancera con su cantante Celia Cruz, la Orquesta de Lucho Bermúdez
y su cantante Matilde Díaz y Los Churumbeles de España; también se traen
exposiciones y museos. Guillermo Ceballos Espinosa crea el Festival Folclórico
Nacional, se organizan las carretas del Rocío, las corridas de cartel con toros
de casta, lo que consolida la Ganadería de Dosgutiérrez.
El Cuadro de Honor ha durado treinta años
acompañando y liderando procesos,
aparecen los nombres y cargos de las damas de la Junta Directiva del
momento, así: Presidente Miriam Villegas de Botero, Vicepresidente Anny
Gutiérrez de U., Tesorera Mariela Calle de Escobar, Secretaria Leonor Cortazar
de A.[119].
Por veinte años no se encuentra la mujer
directamente en la Sociedad de Mejoras Públicas, porque siempre ha estado
apoyando a sus hombres en sus actuaciones cívicas y todos los demás sueños y
hechos, es su acompañante, como madre, hija, hermana, esposa, compañera.
La SMP ya no contrata con el Estado, han
nacido otras instituciones privadas y públicas, que están haciendo los trabajos
que ella ejecutaba.
En la década de los treinta se han abierto
escuelas de comercio donde se forman mujeres, y en secundaria se enseña
secretariado; entonces la máquina de escribir y la calculadora se convierten en
auxiliar para su nuevo trabajo. Desde 1942 existe bachillerato femenino.
Irrumpe la mujer en el mundo laboral masculino de amanuenses, secretarios,
contadores; en 1942 Amelia Hernández entra como secretaria en la Gobernación de
Caldas; abre la puerta en Manizales al trabajo femenino.
Para 1945 ya han ingresado ellas a oficinas
públicas y privadas como secretarias, auxiliares de contabilidad, en la CHEC,
Corporación Financiera de Caldas, LUKER, Lotería de Manizales, TELECOM entre
otras.
El General Gustavo Rojas Pinilla, le ha
reconocido la ciudadanía a la mujer. En el Referendo de 1957 puede elegir y ser
elegida a los Cuerpos Colegiados, es mayor de edad.
La ciudad ya es industrializada, tiene sus
universidades y una infraestructura suficiente; las mujeres ingresan a la
Universidad, comienzan a trabajar fuera del hogar en las oficinas, existen
otras instituciones para formación: Escuela Auxiliar de Enfermería, Servicio
Nacional de Aprendizaje SENA, y otras organizaciones como: Acción Católica,
Leones, Rotarios, Cámara Junior, Ciudadanas de Colombia, CADES, Damas Grises,
Obras Sociales Betania, Club de Jardinería, Acción Social San Cottolengo, Cruzada Social, infinidad de
voluntariados; por tanto ella maneja otras opciones para desarrollar en jornada
no laboral, y alcanza mas independencia.
El
mercado le entrega las toallas higiénicas, las píldoras anticonceptivas,
la música de los Beatles, los hippies con su lema: “hagamos el amor y no la
guerra”; el avión, la T. V. y el teléfono masivo, han cambiado el mundo, todo
esto renueva a la bucólica Colombia y al mundo.
Ingreso de mujeres como socias a
la SMP
A lo largo de la vinculación femenina a la
Sociedad de Mejoras Públicas se pueden delimitar dos marcadas tendencias: se ha
llamado a la mujer desde 1926 a participar en actividades concretas que tienen
un fin específico, y otra desde 1983 como socia, con fines generales a la
marcha de la Sociedad. A partir de esta última fecha muchas damas han sido
vinculadas como socias.
En esta conclusión no veo nada de
recriminatorio, simplemente la sociedad ha cambiado y la mujer ha incursionado
con otra mentalidad en campos diversos.
En el año 1983 ingresa la primera mujer a la
Sociedad de Mejoras Públicas, como socia: la Ingeniera Civil Patricia
Aristizábal Palacio[120].
En 1990 integran la Junta Directiva como
vocales: Alba Marina Acosta y Martha Lucía Vallejo. En 1991 como Secretaria
Ejecutiva es nombrada Martha Ligia Trujillo.
Socias Activas en 1992 se encuentran: Ofelia
Alzate Zuluaga, Marta Lucía Arias, Mónica Aristizábal Botero, Patricia
Aristizábal, Irma Calderón de Giraldo, María Mélida López Jaramillo, Constanza
Mejía Cordobés, Ester Osorio de Vallejo, Helena Patiño de Correa, Claudia
Torres Arango, Martha Ligia Trujillo, Nubia Lucía Vélez Ocampo, Fanny Zapata
Ramírez, Lorena Taborda Henao, Alba Marina Acosta y nombrada como Vicepresidenta en el año de
1995[121].
La Sociedad de Mejoras Públicas está llegando
a los cien años muy bien vividos, con una bella imagen y renovándose cada vez
más, porque la antorcha encendida de sus saberes, sus logros, camino recorrido
y con él su experiencia, van entregándose paulatinamente a generaciones nuevas,
que llegan con el saber de la academia, de vidas vividas en el proceso de la
modernidad, la vida cibernética y en el gran salto a la internet; ellas son
vientos de renovación, de ideas maduradas en el quehacer dentro de la
tecnología.
Ha acompañado a este terruño de barrancos,
mulas, bueyes, al cable, al ferrocarril, al automóvil, al camión F4 y a las
tractomulas con dispositivos conectados con la órbita satelital.
Ha pasado la mujer y el hombre de la
mantilla, la falda larga, el carriel, alpargatas, leontina, paño inglés siempre
negro, a la falda Chanel debajo de la rodilla, a la media de seda sostenida con
sensuales ligueros, del corpiño al brasier, a las telas en poliéster, luego en
dacrones.
De la amanuense y las cuatro operaciones
matemáticas de memoria, a la calculadora de velocidades infinitas, del barco
para cruzar mares y llegar a continentes, a la súper máquina voladora de
quinientos pasajeros; del inexplorado cerebro (caja sellada) a saber cómo es el
proceso de un órgano cuasi perfecto; de
la fotografía revelada en cuarto oscuro, a que nos miren por dentro con
pequeño y potente láser.
Todo este maravilloso evolucionar de la
ciencia, la tecnología, el ritmo diario de las sociedades, antaño hasta de
veinte hijos, con padre y madre presentes siempre, a madres o padres solos, con
un hijo al que poco acompañan.
En 1930 el Agustín Codazzi levanta la
cartografía nacional a pie, a caballo, en lanchas por los ríos; luego en motos,
desde 1985 por el GPS en la actualidad, nos ven
por el satélite, se divide en manzanas hasta la ciudad más grande de
Colombia, Bogotá, y en el campo se señalan sus casas dispersas y sus veredas.
Pasamos de congregarnos para escuchar cuentos
e historias, a un televisor, un celular que no deja espacio para la
intercomunicación de la familia, condicionando al individuo a la soledad de la
máquina.
A este ritmo se ha acoplado nuestra Sociedad
de Mejoras Públicas, antaño dirigida e
integrada por la cúpula de la sociedad, al igualitarismo que ha dado la
universidad, de veinte mil habitantes de 1912, a trescientos ochenta mil en la
actualidad, de la lámpara votiva de aceite de higuerilla, al cirio de cera de
abejas, a los velones de compuestos químicos.
Todo esto lo ha sorteado y está tan viva y
actuante en los espacios pertinentes del tiempo.
Hemos observado como en 1927 se invita
directamente a las damas y se crea un Cuadro de Honor, en 1958 aún subsiste, colaborando en procesos
de crecimiento de la ciudad, en procesiones del Sagrado Corazón donde se reúnen
multitudinariamente todos los municipios de Caldas, antes de la separación en
tres departamentos, solamente existen dos partidos políticos y se ha producido grandes enfrentamientos
entre ellos, una violencia y un baño de sangre, antes la violencia se ejercía
cuando un partido llegaba al poder, los hombres del otro partido quedaban sin
puestos de trabajo en todo el sistema oficial del país, esta situación de
miseria porque no hay trabajo, al cual se ven abocados los hogares por la
democracia ¿cuál democracia? llevó a que las mujeres salieran a trabajar a las
oficinas, ellas a la fuerza eran apolíticas, no tenían cédula de ciudadanía,
por ello no elegibles ni electoras.
Comité Femenino en 2001
Vuelve la mujer a trabajar ahora en un Comité
Femenino. En reunión de junta, “El
presidente informa la llamada del señor arzobispo de Manizales para contarle
que la Curia estaba en el plan de integrar una entidad denominada Amigos de la
Catedral para respaldar y conservar la Catedral y solicitó a la SMP para que
digan por escrito, si están interesados en pertenecer a esta entidad.”
Más adelante en la misma acta: “El Presidente
propone que podemos contestarle que estamos de acuerdo con su iniciativa y
estamos dispuestos a colaborarle. Es aprobada la proposición del Presidente”[122].
“El H. Socio Omar Franco comenta que el año pasado se invitó a la SMP a
participar en la Fundación en PRO de la Catedral y se estudió los estatutos….
, se dejó la observación que
participarán las diferentes entidades y harán aportes cuando la entidad lo autorice.”[123]
Entonces, para las festividades de los
noventa años, crean un Comité Femenino, a la letra: “…Nombramiento de
comisiones. Se ha pensado conformar tres comisiones para la conmemoración de
los 90 años de la SMP. El señor presidente comenta que se está pensando en un
“Comité Femenino” integrado por las socias y algunas esposas de los
socios…” y dentro de la misma acta
aparece nombrado un Comité Femenino”[124]:
Comité Femenino
Amanda Osorio de Franco
Luz Helena Bernal de Duque
Sally Valencia de Restrepo
Adela María Ceballos, Coordinadora
Ruth Peñaloza de Ceballos
Amanda Gutiérrez de López
“Programa Comité Femenino. El señor presidente comenta que al comité se
le debe dar una prestancia e importancia ya que funcionó fundamentalmente en el
programa de los 90 años, propone que a este comité se invite algunas damas
prestantes de la ciudad como la esposa del Gobernador, del Alcalde y de
aquellos socios honorarios, para esto se debe tener un programa para que ellas
tengan que trabajar y agrega como el Cuadro de Honor de la SMP, fue la
impulsadora de la Catedral y hoy necesita que se siga con dichas campañas para
su conservación e igualmente para promover el civismo en las instituciones
educativas.”[125]
Data de 1958 la
última vez que es nombrado el Cuadro de Honor en la página de presentación de
la narradora, amena, seria, objetiva que ha mostrado la vida de nuestra
institución la Revista Civismo.
Desde
1983 en adelante han ingresado socias, crecido en número y en cargos
directivos, hasta que en el 2008 Nidia Castillo Uribe, es nombrada por la
Asamblea, como la Primera Mujer Presidenta, hace una gran gestión; la SMP ha sido muy afortunada en sus
100 años al elegir sus presidentes, cada uno en su estilo y comprometido
absolutamente con la institución.
En
párrafos anteriores se transcriben partes de actas que le dan iniciación a ese
nuevo semillero del Comité Femenino, que luego se amplía con la llegada de las
esposas del Gobernador, el Alcalde y de los socios honorarios; de sus reuniones
nace la idea de hacer una réplica de la
Catedral, del mismo monumento a la fe al cual ochenta años atrás ayudaron con
toda la ciudadanía a construir y hoy requiere reforzamiento estructural y
restauración. Sobre planos a escala y en bronce se hace la bella Catedral, que queda esplendorosa; entonces se inicia su
comercialización, las primeras a doce mil pesos y fueron subiendo en proporción
al costo que el productor aumentaba.
Con
un trabajo planeado, arduo y comprometido, pudo la Sociedad de Mejoras Públicas
y su Comité Femenino colaborar para la Catedral en el año 2004, con la suma de
veinticuatro millones de pesos en efectivo, diez millones en la misma réplica
para que la Curia la repartiera o la vendiera, un pequeño excedente neto quedó
en la entidad para inversión de la misma, y para iniciar otro grande y hermoso
proyecto también a escala: el Cráter de la Olleta del Nevado del Ruiz.
Sutilmente, estas parecen ser las
motivaciones de la Junta para esos dos grandes compromisos, los noventa años de
la Sociedad y coadyuvar con el Comité Amor por la Catedral, por invitación del
Señor Arzobispo Fabio Betancur Tirado.
La
Sociedad de Mejoras Públicas en la actualidad cuenta como siempre con un gran
equipo humano de mujeres y hombres que han
sido su motor, soporte, ideas llevadas a realidades para una ciudad que
ha querido su compañía y ha aceptado su existencia. Las actuales directivas, socios y administrativos de esta
vigía insomne, están trabajando para
celebrarle a la centenaria, el más bello cumpleaños, invita a la ciudad para
que se una al alborozo de una misión cumplida, con los mejores logros para que
continúe su visión al ritmo de la modernidad.
AGRADECIMIENTOS
A la Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales por permitirme acceder a
sus archivos sin ninguna limitación, a Angélica
María Moreno A. su Secretaria y a
Sandra Liliana Alzate P. por la transcripción de los textos.
5- CUARTO MOMENTO: EL CIVISMO DEL SIGLO XXI
La
SMP ha tenido una historia relevante de acontecimientos y acciones cívicas,
subrayada por hombres notables, también con la carga histórica de la
Institución con relación al rol de la mujer, legalmente reconocida en los
Estatutos como socia activa a partir de 1980, con responsabilidades como
cualquier Socio.
A
continuación, se presentan los acontecimientos que muestran el actuar de la
mujer como Socia, pero centrando la atención en dos aspectos fundamentales:
cuáles ha sido las que han tenido el privilegio de abrir este camino tan
importante para la sociedad civil, y cuál el desafío y las condiciones en que
se puede desempeñar la mujer en los tiempos de hoy.
5.1 Algo de historia
Ingresa
la mujer como socia a la Sociedad de Mejoras Públicas el 18 de julio de 1983,
al aceptar la solicitud de Patricia Aristizábal Palacio, lo que queda
registrado en la Revista Civismo 309 de 1987. En esta última fecha hace parte
de la Sociedad Irma Calderón de Gaviria, miembro de la Junta Directiva,
Patricia Aristizábal Palacio, María Mélida López Jaramillo, Soledad Ramírez de
Vásquez, Ester Osorio de Vallejo, Martha Cecilia Vallejo Osorio, Amparo
González Rodas y Constanza Mejía C.
La primera Presidente
El 26 de noviembre de 2007, según
quedó consignado en el Acta 033, se nombró la primera Presidente de la SMP,
siendo ella la educadora Blanca Nidia Castillo Uribe, Licenciada en Administración Educativa, de la
Universidad Católica de Manizales, Especialista en Educación Personalizada, por
la misma Universidad, cursó un semestre de Filosofía y Ciencias Jurídicas en la
Universidad de Caldas, con varios Cursos de Capacitación Docente. Su labor la
ha desarrollado en la Normal
Nuestra Señora del Rosario de Neira, en el Área de Educación Religiosa;
en el Liceo Isabel la Católica de Manizales, en las Áreas de Educación Religiosa, Español y Literatura,
Psico-orientación y Coordinación de
Disciplina; fue Rectora en el
Bachillerato Nocturno Rufino J. Cuervo, del Barrio Malabar. Una vida dedicada a
la educación y formación de los jóvenes del municipio de Neira y de Manizales.
Su
sensibilidad social y cultural, así como su carácter cívico se manifiestan en
los dos informes de gestión presentados durante el año 2008, en los que además
de las laboras propias de la presidencia se pueden resaltar: el apoyo a la
construcción del Monumento en el Barrio
Holanda y la donación de ropa para el mismo barrio. El trabajo
con 25 mujeres emprendedoras del barrio El Carmen y Sinaí, a quienes se dictó un
curso de 3 meses sobre bordados y arreglos navideños; también algo de culinaria.
Actividades que se desarrollaron en Auditorio de la Sociedad de Mejoras
Públicas, los días jueves de 3 a 5 p.m., con la orientación de tres pensionadas
del Seguro Social, dos de ellas enfermeras superiores y la otra fisioterapeuta.
El 1 de diciembre se realizó la exposición de los trabajos realizados por
ellas. Para celebrar la Navidad de 2008 se repartieron regalos para 25 niños y
25 niñas del Barrio Holanda, incluyendo novena y alimentos.
Promovió el programa
de “Animación a la lectura” a cerca de 180
estudiantes de la Escuela del Barrio el Carmen, Barrio San José y Juan
XXIII. Colaboraron los socios de la SMP Aldemar Blandón Hernández, Fanny Ortiz
de Sepúlveda, Dorian Hoyos Parra. Obtuvo la donación de 97 libros para la
Escuela de CRAMSA en el Barrio Holanda, así mismo, 95 para la Escuela de Fútbol
del Barrio el Carmen.
Otorgó un aporte mensual
al TICH para la formación de estudiantes en las artes escénicas.
Con el fin de promover
el ingreso de jóvenes a la SMP cursó invitación a los
Personeros Estudiantiles para integrar un Comité Juvenil y se conviertieran en
socios activos de la misma.
Apoyó La Campaña Manizales Limpia, a la que se
vincularon el Instituto de Cultura y Turismo, párrocos de la ciudad y las
empresas de transporte público Unitrans y Autolegal y Colombit con un aporte en
dinero Colaboró con la misma el Comité
Cívico Femenino.
Gracias a su gestión
se vincularon particulares para la donación mensual de algunos alimentos para
el Hogar Guadalupe y el mantenimiento de electrodomésticos.
Se dictaron
conferencias para los socios como: concertación, negociación en resolución de conflictos,
a cargo de Luz María Muñoz C.; La Convocatoria para presentación de proyectos: orientada
por el Luis Hernando Amador P.: Naturaleza y funciones de la
Contraloría Municipal y apoyo a la Campaña Manizales Limpia, a cargo del
Contralor del Municipio Doctor Gustavo Adolfo Castañeda; Exposición sobre las
normas ICONTEC, con miras a la certificación de calidad, dictada por la Señora
Jazmín Nohemy Ocampo Correa, Ejecutiva de Gerencia.
Para 2011 la lista de socias activas es: Luz Helena Arango García, Gloria
Patricia Arias Pimienta, Blanca Nidia Castillo Uribe, Adela María Ceballos
Peñalosa, Consuelo Duque de Velásquez, Rubi Flores
Saldarriaga, María Esperanza Gil Mejía, María Clemencia Gómez de Botero, Blanca
Aurora Hoyos Loaiza, Dorian Hoyos Parra,
Marina Jiménez Buitrago, Dora Jiménez Pérez, Luz María Ocampo Cruz, Esperanza Ocampo de Mejía, Viviana Ocampo López, Amanda Osorio de Franco, Giovana Osorio Giraldo, María Cristina Ramírez Valencia, Magali
Salgado Cañón, Sandra Patricia Sánchez Marín, Lilia
Serna Betancur, Martha Serna Betancurth, Claudia Torres Arango, Paula Andrea Valencia Osorio, Nubia Zuluaga de
Serna.
Dos campañas
En su afán recolectar fondos con objeto específico, las socias que
persisten en la idea del Comité Femenino como instrumento adecuado para éste
fin, lideraron dos campañas soportadas en la venta de réplicas metálicas del
Cráter de la Olleta y de la Catedral de Manizales. Por lo menos la segunda con
importante éxito. Veamos ambas:
La primera con el lema, Todos
por la Catedral Basílica de Manizales, dice: nuestra Catedral Basílica,
construida a partir de 1936, declarada Monumento Nacional en 1984, es una magna
obra de 106 metros de altura y área de 2500 metros cuadrados.
Ahora el Comité Femenino de nuestra
benemérita trabaja para contribuir a su restauración y remodelación, con el
mismo entusiasmo que pusieron los miembros de la SMP hace más de 60 años, al
lado de nuestro distinguido socio y líder, el Padre Adolfo Hoyos Ocampo, quien
promovió esa campaña, reconocida como la mayor actividad cívica y social de la
época[126].
La segunda, que comercializa la Réplica
del Cráter La Olleta del Nevado del Ruiz, fue liderada por Comité
Cívico Femenino. Según Amanda
Osorio de Franco, esta réplica “es
una obra artesanal realizada a escala, elaborada con materiales de alta
calidad, con un fino acabado, estuche y folleto explicativo, que se suma a la
exitosa réplica de la catedral de Manizales, otra obra de la Sociedad de
Mejoras Públicas, conocida dentro y fuera del país”[127].
Formación académica
En el primer semestre de 2011, bajo el liderazgo del Socio José Clareth
Bonilla, se realizó una jornada académica en la cual se trabajó sobre la misión
y la visión institucional, los principios rectores de la organización y el Plan
de Acción de la SMP.
Entre las ponentes del conjunto de actividades se destaca Luz Elena
Arango con el desarrollo del tema Liderazgo y Prospectiva, en el cual deja
sentados dos principios fundamentales: primero que el futuro como tal es el
resultado de las acciones y decisiones humanas, y segundo que la prospectiva en
si es una técnica que al acompañar los procesos de planeación estratégica
reduce la incertidumbre del futuro.
En
cuanto al liderazgo no sólo subraya sus diferentes formas, a saber: Líder
carismático, Líder transformador, Liderazgo en la era electrónica, Liderazgo a
través de las diversas culturas, sino que también muestra sus desafíos para el
Siglo XXI, centrados en tres aspectos: el factor cambio, el determinante
tecnológico, y la globalización.
Liderazgo
femenino en acciones cívicas
Merece admiración aunque no sorprende, la participación de la Abogada
Marina Jiménez Buitrago marcando una ruta para diferentes acciones populares
que impulsa la Sociedad de Mejoras Públicas, a pesar de su reciente vinculación
como socia de la misma: admiración porque muestra cómo el aporte suyo como
abogada conocedora de los temas ambientales de la ciudad, al lado de la visión
académica del Socio José Clareth Bonilla, autor intelectual del desarrollo del
objeto misional institucional, aprovecha los espacios legales para convocar a
otros actores sociales a asuntos tan vitales como: la Acción Popular para
prevenir el avance de un proyecto de explotación de minería a cielo abierto y a
gran escala en el sector de Tolda Fría, donde se comprometerían áreas
estratégicas de la ciudad, además de la cuenca abastecedora de agua, asunto que
prosperó obteniéndose como resultado la suspensión de la actividad extractiva;
la Acción Popular para avanzar en la declaratoria de una zona de interés
ambiental y resolver los usos conflictivos del suelo en el corredor vial de la
vía al Magdalena, al oriente de Maltería y en jurisdicción de Manizales, dadas
las consecuencias económicas para la ciudad por la pérdida de conectividad en
cada temporada invernal. El desarrollo del Proyecto de la Concejalía 20, como mecanismo
de participación popular no formal, por ser una pedagógica popular que
fortalece el empoderamiento del territorio por parte de los manizaleños,
recurriendo a la formación de una cultura política que reivindique no sólo los
derechos sino también los deberes ciudadanos.
Todo esto que se señala se ha resaltado de forma especial para dejar
constancia de cuál es el verdadero sentido de una acción cívica que pasa de la
reflexión a la acción, ocupándose de temas vitales para una comunidad.
5.2 Trazando el camino
Volviendo
a las ideas iniciales, es evidente que la sociedad evoluciona. En el período
agrario, que es el que antecede a 1930, ha surgido una Sociedad de Mejoras
Públicas (1912) donde se valoraba a la mujer hacendosa y espiritual. El
establecimiento se mantiene por el rito en una sociedad donde las clases
sociales se miran en términos de oro y escoria, como el apellido, el linaje
cuenta al igual que el color de la piel, y el origen social de las personas. No
obstante, pasada la época del crecimiento económico asociado a las
exportaciones del café, que se pone en evidencia con cables aéreos y
ferrocarriles tras la crisis del año 29, empieza a surgir una nueva sociedad y
un nuevo estado: la sociedad industrial en épocas del Estado Keynesiano, donde florece la
democracia representativa.
La
nueva Sociedad de Mejoras Públicas, para los tiempos de la sociedad industrial
y el Estado solidario, tiene como máxima expresión de su transformación el
surgimiento de la Revista Civismo (1936). Igualmente este órgano informativo de
la SMP de Manizales es contemporáneo al surgimiento de la Universidad Popular (Ordenanza
006 del 24 de mayo de 1943), concebida por personajes como Juan Hurtado y
Gerardo Molina, y ejecutada para el centenario de la ciudad con el apoyo de la
Sociedad de Mejoras Públicas: en efecto, la primera Facultad que surge es la de
Ingeniería, patrocinada por la Universidad Nacional de Colombia (1948) y con sede
en el Palacio de Bellas Artes, que recién cumplió sus 60 años de existencia.
Figura 8. La equilibrista; arte
urbano en Bellas Artes. Fuente, skyscrapercity.com
Ya
hacia 1974 se produce la famosa crisis del petróleo, como primera evidencia de
una crisis marcada por la estanflación, y por lo tanto como el decaimiento del
modelo Keynesiano[128],
con lo cual surge el neoliberalismo propuesto por Friedman desde la Escuela de
Chicago. La nueva crisis se expresa con un proceso de desindustrialización,
pero también conduce a una nueva sociedad, donde el conocimiento gana
protagonismo dentro de los factores de producción y muere el Estado solidario,
para dar paso a la economía de mercado, globalizada, donde también la cultura empieza
a borrar el valor de lo autóctono y la sociedad a funcionar más dentro de
consensos no coactivos, y por lo tanto a operar dentro del imperio de la razón
y los argumentos. Entra entonces la mujer a la Sociedad de Mejoras Públicas,
como miembro, quedando atrás los Comités Femeninos como anacrónicas expresiones
del siglo XX, a pesar del sentimiento de muchas compañeras que discrepan de
esta visión, con argumentos que también merecen ser considerados.
El
nuevo civismo, ya no es un asunto de género, pues el rol de la mujer no queda
limitado ni supeditado por circunstancias sociales, económicas, ambientales,
políticas o institucionales. La mujer de hoy empieza a ser consciente de que la
estructura del empleo al igual que la
educación no pueden ser las mismas de ayer cuando también la sociedad ha
cambiado: el empleo dependerá de competencias sociales e intelectuales, más que
de habilidades manuales o fuerza muscular. La educación tampoco podrá seguir
priorizando ciencias, matemáticas y lenguaje como en la sociedad de ayer, y
tendrá que abrir espacios para la cultura, las artes, la educación física y las
ciencias sociales, donde igualmente hombres y mujeres podrán desempeñarse.
5.3 El Civismo del siglo XXI, retos y potencialidades
El concepto de Civismo ha
variado del
celo por las instituciones y la patria, o a las pautas mínimas de
comportamiento social para vivir en colectividad, a conceptos más complejos
propios de la sociedad actual, como los planteados en la Ley 1217 de 2008[129], que además de los
anteriores incluye el arte y la cultura, la protección y conservación de los
recursos naturales y del patrimonio cultural y arqueológico, la recreación, la
ética, el respeto por la diferencia, la convivencia pacífica y la tolerancia, el
compromiso con el desarrollo armónico de la ciudad y el bienestar comunitario;
la permanente apertura a los ciudadanos y a las instituciones; la lealtad hacia
la institución y a sus jerarquías legítimamente constituidas.
El catedrático de Filosofía del Instituto de Enseñanza Secundaria de La Almudena, Madrid, miembro de la Fundación CIVES y de la Liga
Española por la Educación y la Cultura Popular Luis
María Cifuentes Pérez, en su ensayo El
Civismo: Una Construcción Ético-Política, presenta los alcances del Civismo en
los siguientes términos:
El civismo designa un modo de comportamiento basado en
actitudes de respeto y tolerancia activa hacia el ejercicio de los derechos y
libertades de todos, aunque sean diferentes a nosotros en costumbres, moral o
religión; el civismo tiene sentido en el marco del cumplimiento de las leyes en
un Estado democrático y de derecho. En un contexto de tiranía, de despotismo o
de dictadura el verdadero civismo adquiere la dimensión de la rebeldía cívica y
de desobediencia civil. Ser ciudadano no es solamente tener los "buenos
modales" que la burguesía preconiza como señal de buena convivencia y de
orden social, porque esos buenos modales pueden servir de pretexto para
encubrir una serie de injusticias que no interesa a los más poderosos descubrir
ni eliminar[130].
Es entonces necesaria la educación para la ciudadanía, no
sólo como teoría, “sino que son ante todo una práctica, un saber hacer, un saber vivir”[131],
son valores que se inculcan desde la infancia, más que como una materia esta
educación debe ser transversal, referida a los valores y a las
actitudes que deben impregnar de modo transversal todo el sistema educativo.
Las
características de la sociedad moderna modifican las estructuras que le dan el
soporte político-institucional. De ahí que no se puedan considerar los derechos
y las libertades del ciudadano sin referirlas a sus derechos. Lo que significa
hablar de civismo pero en el contexto social, económico y político de los
actores sociales que entran en juego.
Desafortunadamente
la globalización de la economía y la cultura, como fenómeno totalizante ha
abrazado el mundo moderno, borrando sus singularidades y con ellos deshaciendo
las culturas locales, como fundamento estructural de los individuos; esto es,
las dinámicas de la globalización mantienen una lógica perversa en la que la
cultura se supedita a la economía, mientras ésta a su vez termina
desestructurando los territorios, lo que significa marcar el quiebre de las
instituciones, soporte de la convivencia y de los derechos individuales y
colectivos.
Al
respecto el Socio Gonzalo Duque Escobar en su columna de La Patria aludiendo a
los desafíos de la Sociedad de Mejoras Públicas, anota lo siguiente:
En este nuevo
contexto la SMP de Manizales se propone actuar, consciente de que el civismo
del siglo XXI debe reflexionar y actuar para enfrentar las problemáticas
sociales, ambientales y económicas del territorio, un escenario con el que se
dialoga para lograr su construcción colectiva mediante procesos que no permiten
reducir la misión institucional a la “buena educación” y a los “asuntos del
ornato”, bajo el entendido de que las relaciones entre los actores sociales en
estos tiempos de la sociedad del conocimiento, se dará cada vez más bajo el
imperio de la razón y los argumentos, y no del consenso coactivo. Y debe hacerlo
bajo las nuevas y difíciles circunstancias, para rescatar lo local a pesar de
la globalización de la economía y la cultura, dado que el modelo laboral se ha
hecho duro, la economía se ha deshumanizado y el medio ambiente está amenazado
por las fuerzas del mercado[132].
Esa
globalización, es a su vez la consecuencia de un desarrollo tecnológico: el de
las comunicaciones. La fuerza de semejante instrumento puesto al servicio de la
economía, termina siendo un instrumento político mediante el cual se establecen
los elementos de una cultura globalizada, que como cultura de masas al servicio
de las élites, confronta y supera la cultura popular.
Mientras
en los países desarrollados los grupos étnicos que emigran de los países
subdesarrollados, constituidos por desposeídos que han sido forzados a salir,
ya por las guerras o la pobreza, en los países subdesarrollados esas
migraciones se han dado desde el campo hacia la ciudad, y en especial como
consecuencia, primero de la revolución verde y de la violencia partidista, y
después como consecuencia de las
confrontaciones armadas en un escenario de luchas por la tierra, como también
por las consecuencias de las actividades ilícitas, como es el caso de Colombia.
El
asunto es que en el caso de las migraciones, tanto la que se muestra en las
naciones desarrolladas, como esta que se reconoce con el nombre de desplazados,
se acentúan procesos más profundos que los de la pobreza: los de la
discriminación y exclusión de las personas. Para semejante problemática, la ley
debe reconocer los derechos y libertades individuales, y por lo tanto la
sociedad debe adquirir un carácter cosmopolita como fundamento para la
convivencia, soportado en el reconocimiento de los derechos y libertades
humanas, pero sin menoscabo del cumplimiento de los deberes de todos los
ciudadanos, sin discriminación de ninguna naturaleza.
Al respecto Luis María Cifuentes
Pérez dice:
El pluralismo es compatible con una sociedad abierta y
es inseparable de la democracia, ya que el pluralismo político conlleva
también el pluralismo moral y religioso de los ciudadanos en un sistema
de derechos y libertades individuales. El libre ejercicio de los derechos y de
las libertades de cada individuo es consustancial con la democracia y con el
Estado de Derecho. En las democracias occidentales la ley es el último y
definitivo instrumento que define las conductas legales o ilegales de las
personas. Si no se respeta la ley, la convivencia pacífica se torna inviable,
imposible; aunque la ley no sea todo lo justa que uno desearía, no existe, sin
embargo, mejor alternativa que las leyes para controlar racionalmente la
conducta de los individuos y de las corporaciones. Es siempre mejor, la fuerza
del derecho que la ley del más fuerte[133].
La base de los conflictos en el mundo actual,
parte de la desigualdad económica y social de un escenario globalizado. Al
respeto Luis María Cifuentes dice:
Los datos de esta injusticia son evidentes, porque
alrededor de un 20% de la población mundial dispone de un 80% de los recursos mundiales,
mientras que en torno a un 80% de los habitantes del planeta se reparten
solamente el 20% de todos los recursos disponibles. El desequilibrio es tan
evidente que inhabilita en la práctica a millones de seres humanos para acceder
a los derechos y las libertades propias de un ciudadano, si es que por
ciudadanía se entiende algo más que el mero reconocimiento formal y jurídico de
derechos y libertades individuales. La ignorancia, la opresión, el hambre, la
miseria y las enfermedades endémicas son lacras reales que impiden a muchas
personas en todo el mundo ser tratados como verdaderos ciudadanos y como seres
humanos dotados de dignidad personal y de capacidad para desarrollarse
humanamente[134].
Lo descrito en el apartado anterior nos
permite comprender que, para ejercer la ciudadanía de una manera real y plena,
no se puede partir de un reconocimiento formal y jurídico que encubra la
imposibilidad práctica del ejercicio de los derechos y libertades
fundamentales; el ejercicio depende de unas condiciones económicas, políticas y
sociales que configuran el estatus de ciudadano. Más que el reconocimiento de
una leyes que preceptúen el derecho a una vida digna, al trabajo y a la
vivienda, y de declaraciones de organizaciones como la ONU, la UNESCO, la FAO, que
sean sólo retórica, se requiere de unas condiciones mínimas de justicia e
igualdad para todos los seres humanos. La conquista de los derechos humanos y
de la ciudadanía, ha requerido un largo recorrido histórico; por ello debe
educarse para la ciudadanía, algo más que las declaraciones de buenas
intenciones.
Cómo pues construir ciudadanía: se precisa
que en todos los países exista un sistema democrático que garantice los
derechos y libertades individuales de todos los ciudadanos y ciudadanas, sin
distingo de raza, sexo, lengua, religión o cualquier otra condición económica o
social. Sin ese reconocimiento y mediante la expresión jurídica de leyes
concretas que garanticen su ejercicio, esto no se llevará a la práctica. Si se
quiere hablar de ciudadanía y de civismo, debemos hablar de los deberes cívicos
más que de los derechos cívicos. Al respecto Luis María Cifuentes resalta
cuáles son estos deberes, para el ejercicio activo y responsable de la
ciudadanía y el civismo.
La obligación de estar informado: el miembro
de una sociedad democrática tiene que saber lo que sucede en la sociedad en la
que vive. La lectura crítica de lo que informan los medios de comunicación y
las nuevas tecnologías de la información, quienes tratan de influir en las
decisiones políticas y en la formación de la opinión pública, proporcionan
muchos datos sobre la situación de cada país.
Asociarse para la defensa de los legítimos intereses que los diferentes
grupos humanos: dado que la mayoría de la población se
encuentra en una sociedad que es desigual e injusta, el derecho de asociación
es básico y fundamental en todas las democracias. La participación es un
principio esencial en los actuales sistemas democráticos y los derechos de las
personas que tienen intereses compartidos deben ser defendidos colectivamente,
con la fuerza del derecho y con la unión de todos los interesados. La
asociación política, sindical, vecinal y deportiva, entre otras, muestra la
vitalidad de la democracia, y debe ser potenciada en todas las democracias, en
razón a que los partidos políticos no son el único cauce asociativo de que
disponen los ciudadanos. La obligación de participar en la vida pública de un
país, no se puede circunscribir solamente a ser miembro de un partido político
o a ejercer el derecho al voto; tiene muchas otras formas de expresión. La
política no es simplemente la convocatoria de elecciones periódicas, debe ser ante
todo un servicio desinteresado a los ciudadanos.
El ejercicio de una solidaridad responsable: a
nivel nacional e internacional, la economía es interdependiente y no puede
entenderse la ciudadanía democrática ni la construcción de un civismo de calidad,
si hay millones de personas que viven en condiciones de miseria y de
pobreza. La dignidad de todos los seres humanos es idéntica e igual para
todos. Por eso la solidaridad es un deber moral y político, que tiene que
superar la actitud paternalista con que muchas veces se enfoca este tema. La
Declaración Universal de los Derechos Humanos exige ante todo, tratar
dignamente a todos, ayudar a que todo ser humano se desarrolle como tal, con
todos sus derechos y libertades, lo que no será posible mientras millones de
personas vivan por debajo de su humanidad.
La ecología: los seres humanos no pueden actuar como si
el planeta Tierra fuera de su propiedad; se debe tomar conciencia de que el
ecosistema puede estar ya en peligro, y de estarlo, también la supervivencia
humana estaría amenazada. Los estudios sobre los actuales desequilibrios del
ecosistema, indican que el modelo de desarrollo que se está aplicando conlleva
necesariamente a su destrucción progresiva. Los Informes del Club de Roma, y
luego los de prestigiosos científicos, entre ellos el Panel Internacional del
Cambio Climático, IPCC[135], detallan con claridad en qué consiste el grave deterioro del
medio ambiente. Por eso, se debe dar un giro a las políticas y al modelo
económico hacia un tipo de desarrollo sostenible. Ese giro es un deber cívico y
de ética ecológica, que si no se ejercita a tiempo, puede acarrear daños
irreversibles a todos los seres vivos, incluyendo a los humanos.[136]
La
pregunta que surge ahora es entonces ¿cuál es el rol de la mujer frente a una
sociedad fraccionada, inequitativa, carente de valores, consumista e
insolidaria? Para empezar no puede ser diferente al del hombre dado que el
problema no es de género. Sería tan absurdo como asignar roles diferentes al
ciudadano frente a la sociedad, dependiendo de asuntos étnicos, de edad o de
limitaciones físicas, así la exclusión esté marcando problemas fundamentales en
la sociedad colombiana.
Aún
más el civismo de hoy exige el trabajo propio de una sociedad donde la
democracia representativa ha dado paso a las formas de participación directas
de la sociedad. Ya no son los tiempos de la gobernabilidad sino de la
gobernanza; tampoco los de la planeación cartesiana y vertical, sino los de la
planeación participativa que reconoce al territorio como un sujeto y no como un
objeto de participación. La academia juega un rol importante en la construcción
de la civilidad, pero con su ciencia y tecnología no podrá jamás abarcar la
sabiduría inmersa en los saberes populares[137],
como fuente de conocimiento válido para la estructuración del territorio,
entendiendo por tal una construcción social de un espacio que no le pertenece
ni a los planificadores, ni a los científicos sociales, ni al administrador
público: le pertenece a todos por igual.
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[1] Administradora
de Empresas, Tecnóloga de Instituciones de Servicio, Especialista en Gerencia
de Servicios Sociales, Catedrática Universitaria, Miembro de La Red de
Astronomía de Colombia, del Centro de Historia de Manizales y del a SMP de
Manizales. http://claudiatorresa.blogspot.com/
[2] Economía General.
Duque Escobar, Gonzalo (2006) In:
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[4] LA SOCIEDAD POSTINDUSTRIAL COMO UTOPÍA. Valencia Giraldo, Asdrúbal. Revista Facultad de Ingeniería,
Profesor Universidad de Antioquia. En: http://jaibana.udea.edu.co/producciones/asdrubal_v/sociedad_posindustrial_utopia.html
[6] CT&S. Duque Escobar, Gonzalo (2006) In: Fundamentos
de CTS y Economía. Universidad Nacional de
Colombia. http://www.galeon.com/cts-economia/economia.htm.
[7] La pobreza en la historia de los procesos de
desarrollo del eje cafetero. Duque Escobar, Gonzalo (2001) Universidad Nacional de Colombia. http://www.bdigital.unal.edu.co/1665/
[8] Modernización e Industrialización en
el antiguo Caldas.
Giraldo Zuluaga, Luisa Fernanda. Colección Ernesto Gutiérrez Arango 150
Años. Pág. 38.
[9] Ibid, pág. 38
[10] Ibid, pág. 39
[11] Caminos y Fundaciones. Eje Sonsón –Manizales. Esguerra Leongómez,
Jorge Enrique. En:
[12] Ibid, pág. 7.
[13] Modernización e Industrialización en el antiguo Caldas. Giraldo
Zuluaga, Luisa Fernanda. Colección Ernesto Gutiérrez Arango 150 Años. Pág. 44.
[14] Colombia
200 años de identidad 1810-2010. Universidad Nacional de Colombia, Revista Semana. Tomo
II. Pág. 55. Colombia 2010.
[15]
Ibid. Tomo III, pág. 27.
[16] Visión retrospectiva y prospectiva del
desarrollo regional. Duque
Escobar, Gonzalo (2010) In: Primer Foro Latinoamericano de Historia y Cultura de un
Continente, 25 y 26 de Noviembre de 2010. Universidad Nacional de Colombia. http://www.bdigital.unal.edu.co/2400/
[17] Cable Aéreo Mariquita http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/
[18] Revista Civismo 31 y 32, septiembre de 1939. Tomo 4. Págs. 10 y 17.
[19] Daniela,
Valeria y Carlos Alberto Londoño en Paz y Armonia.
http://enpazyarmonia.blogspot.com/
[20] Revista Civismo No. 11,
septiembre 1937. Pág. 12.
[21]Manizales a las Puertas del Siglo XXI. Valencia Llano, Albeiro;
Arias Gómez, Fabio. www.lopaisa.com/manizales2.html
[22] La
reforma del Plan de Estudios del Fiscal Moreno y Escandón 1774-1779. Soto
Arango, Diana Elvira. Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
Pág. 21.
[23] El día que Humboldt llegó a Cartagena de Indias. Gómez Carder, Gabriel
Jaime. Editorial Colina. ISBN: 958-33-4018-9. Colombia. 2002. Pág. 93.
[24] ASTRONOMÍA EN EL MEDIOEVO. Espiritualidad
versus materialismo ASTRONOMÍA EN EL RENACIMIENTO. El triunfo de la razón.
Torres Arango, Claudia. (2008). Universidad Nacional de Colombia, Sede
Manizales. En: http://www.manizales.unal.edu.co/oam_manizales/
[26]
Colombia. Una nación a pesar de sí misma. Bushnell, David. Editorial Planeta. Colombia. Pág. 187.
[27] Ibid. Pág. 188.
[28] Monografía de Manizales 1849-1924. Gaviria Toro, José.
Editores Tipografía Blanco y Negro. Manizales. Pág. 240.
[29] Ibid. Pág. 242.
[30] Ibid. Pág. 245.
[31] Ibid. Pág. 245.
[32] Mujer
y prensa en Cartagena de Indias (1900-1930). Bonilla Vélez. Gloria Estela. Sala de Prensa. 60
Octubre 2003 Año V, Vol. 2 http://www.saladeprensa.org/art499.htm
[33] Mujer
y prensa en Cartagena de Indias (1900-1930). Bonilla Vélez. Gloria Estela. Sala de Prensa.
60 Octubre 2003 Año V, Vol. 2. http://www.saladeprensa.org/art499.htm
[34] Ibid.
[35] Ibid.
[36] Ibid.
[37] La Práctica Pedagógica en la Formación de Normalistas. María
Aracelly López Gil. Editorial Manigraf.
Colombia 2010. Pág. 64.
[38] Ibid. Pág. 68.
[39] La SMP de Manizales en el origen de la universidad pública para Caldas.
Gonzalo Duque-Escobar. Manizales, jueves 10 de junio de 2010. En: http://godues.blogspot.com/2010/06/
[40] Reflexiones en los 10 años de Samoga.
Duque Escobar, Gonzalo (2011) Revista Eje 21 ,
En. http://www.bdigital.unal.edu.co/3180/
[41] http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_Caldas
[45] Mujer y prensa en Cartagena de Indias (1900-1930) Bonilla Vélez, Gloria Estela. Sala de Prensa.
60 Octubre 2003 Año V, Vol. 2. http://www.saladeprensa.org/
[46] Manizales de Ayer y de Hoy. Ceballos E.,
Guillermo. Primera edición. Página 233-234.
[48] Los
Derechos de la Mujer en la Constitución Colombiana. Alicia Giraldo Gómez. Repertorio
Histórico de la Academia Antioqueña de Historia. Volumen 38, número 250. 1987.
En: http://biblioteca-virtual-antioquia.udea.edu.co/pdf/.
[49] Artículo
15.- Son ciudadanos los colombianos varones mayores de veintiún años que
ejerzan profesión, arte u oficio, o tengan ocupación lícita u otro medio
legítimo y conocido de subsistencia. En: http://es.wikisource.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_Colombia_de_1886
[50] Ibid.
[51] Colombia 200 años de
identidad 1810-2010. Universidad Nacional de Colombia, Revista Semana. Tomo
III. Pág. 63. Colombia 2010.
[52] La ONU fundada el 24 de
octubre de 1945 en San Francisco (California), por 51 países, al finalizar la
Segunda Guerra Mundial, con la firma de la Carta de las Naciones Unidas. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_de_las_Naciones_Unidas.
[53] El voto
femenino en Colombia. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual
[54] Ibid. Pág. 63.
[55] Los movimientos de mujeres en América Latina y la renovación de la
historia política. G. Luna, Lola. Universidad del Valle – Centro de Estudios de
Género Mujer y Sociedad. Editorial La Manzana de la Discordia, Santiago de
Cali, 2003. Págs. 16-17.
[56] Los
Derechos de la Mujer en la Constitución Colombiana. Alicia Giraldo Gómez. Repertorio
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[57] Los
Derechos de la Mujer en la Constitución Colombiana. Alicia Giraldo Gómez. Repertorio
Histórico de la Academia Antioqueña de Historia. Volumen 38, número 250. 1987.
En: http://biblioteca-virtual-antioquia.udea.edu.co/pdf/
[58] La Primera Mujer Universitaria en Colombia:
Paulina Beregoff 1.920-1.970. Dora Piñeres de la Ossa. La Revista Historia de la
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[59] Libro
de Actas. Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales.
[60] Revista Civismo. Tomo 1.6
No. 5 noviembre de 1936, pág. 42.
[61] Revista Civismo. Tomo 1.6
No. 1 julio 1936, pág. 28.
[62] Revista Civismo No. 80 febrero 1950, pág. 33. Tomo 8.
[63] Revista Civismo Tomo 1.6,
Nos. 9 y 10 junio de 1937.
[64] Revista Civismo, Tomo 3b,
No. 21 pág. 5.
[65] Revista Civismo número 16 de
mayo de 1938, tomo 2, pág. 14.
[66] Ibid. Pág. 14.
[67] Ibid. Pág. 14.
[69] Revista Civismo número 17 de
mayo de 1938, pág. 3. Tomo 2.
[70] Revista Civismo número 66,
marzo de 1944, pág. 8. Tomo 7.
[71] Revista
Civismo número 67 de mayo de 1944, pág. 2. Tomo 7
[72] Ibid. Pág. 2.
[73] Ibid. Pág. 2.
[74] Ibid. Pág. 2.
[75] Ibid. Pág. 3.
[76] Revista Civismo número 28, de
abril de 1939, pág. 3 y 4. Tomo 3b.
[77] Revista
Civismo número 51, de diciembre de 1941, pág. 13 y 14. Tomo 6.
[78] Revista Civismo número 111 de junio de 1958, pág. 38.
Tomo 12.
[79] Revista Civismo Tomo 1.6,
No. 6 diciembre de 1936.
[80] Revista Civismo Tomo 1.6,
No. 4, octubre de 1936, pág. 46.
[81] Ibid. Pág. 16.
[82] Revista
Civismo Tomo 1.6, No. 5, noviembre de 1936, pág. 46.
[83] Ibid. No. 7, febrero de
1937.
[84] Manizales de Ayer y de Hoy. Ceballos E., Guillermo. Primera edición. Pag. 140
[85] Revista Civismo Tomo 8, No. 72 agosto 1945.
[86] Mujer
y prensa en Cartagena de Indias (1900-1930).
Bonilla Vélez, Gloria Estela. Sala
de Prensa. 60 Octubre 2003 Año V, Vol. 2. http://www.saladeprensa.org/
[87] Ibid.
[88] Revista
Manizales. Volumen IV, septiembre de 1943. Número 36. Pág. 1121.
[89] Ibid. Pág. 1122.
[90] http://htiemposmodernos.blogspot.com/2008/04/mujeres-en-la-segunda-guerra-mundial.html. Blogs de Sirena de Secano,
Miriam Beamonte, Mariano Lázaro.
[91] La Incorporación de la Mujer al Trabajo http://www.diadelamujer.net/mujer-trabajadora.html
[93] Manizales de Ayer y de Hoy de Guillermo Ceballos
Espinosa.Pag.121-122.
[94] Manizales de Ayer y de Hoy de Guillermo Ceballos Espinosa. Pag.121-122.
[95] Guillermo Ceballos E. Primera edición. Manizales de Ayer y de Hoy. Pág. 137-138.
[96] Guillermo Ceballos E. Primera edición. Manizales de Ayer y de Hoy. Páginas 141 y 142.
[97] Acta 10 del 31 de
marzo de 1927
[98] Acta 22 del 28 de junio de 1927
[99] Acta 22 del 28 de junio de 1927
[100] Archivo Historial
[101] Archivo Historial
[102] Revista Civismo No. 8 de 1937
[103] (Entrevista
personal por la doctora Adela María Ceballos, Mayo de 2011 )
[104] Entrevista
que le hizo la Doctora Adela Ceballos Peñaloza
[105] Historia
de Manizales, Padre FABO Pag.247-248-249
[106] Historia
de Manizales, Padre FABO Pag.247-248-249
[107] Historia
de Manizales, Padre FABO Pag.247-248-249
[108] Revista
Civismo No. 84 de 1950, Pag.45
[109] Feria
de Manizales con Sabor a Eternidad, Pag.8
[110] Feria
de Manizales con Sabor a Eternidad, Pag.8
[111] Revista
Civismo No.80 de 1950
[112] Revista
Civismo No.87, 1951 Pag.8
[113] Revista
Civismo No.81-82 de 1950
[114] David
Henao Alvarez, Postigos de Atardeceres. Pag. 139
[115] Revista
Civismo No.87 de 1951 Pag.40
[116] La
Feria de Manizales. Pag.13
[117] Feria
de Manizales. Pag.34.
[118] Feria
de Manizales con Sabor a Eternidad Pag.41
[119] Revista
Civismo No. 111 de 1958.
[120] Revista
Civismo No. 279 de 1983. Pág.31
[121] Revista Civismo No. 351 de 1992. Pág. 22
[122] Acta
de Junta Directiva No.11 de Julio 4 de 2001
[123] Acta
de Junta Directiva No. 02 de Enero 23 de 2002.
[124] Acta de
Junta Directiva No. 3 Febrero 06 de 2002
[125] Acta
de Junta Directiva No. 13 de Julio 23 de 2002.
[127] Ibid.
[128] Macroeconomía. Duque Escobar, Gonzalo (2006) In: Fundamentos de CTS y
Economía. Universidad Nacional De Colombia. http://www.bdigital.unal.edu.co/2745/
[130] El Civismo: Una Construcción Ético-Política. Luis
María Cifuentes Pérez. En: http://adide.org/revista/index
[131] Educación para la
Ciudadanía y los Derechos Humanos. Luis María Cifuentes Pérez. En:
[132] El civismo del siglo XXI. Gonzalo Duque
Escobar. La Patria. Manizales, 26 de septiembre de 2011. http://godues.wordpress.com/
[133] Op. cit.
[134] Educación
para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Luis María Cifuentes Pérez. En:
[135] IPCC), Cambio
Climático 2001: Impactos, adaptación y vulnerabilidad, en: http://www.grida.no/climate/ipcc_tar/vol4/spanish/pdf/wg2sum.pdf
[136] Op.
cit.
[137] La dimensión cultural
como catalizadora del desarrollo. Duque Escobar, Gonzalo
(2011) Circular 601 de la
Red de Astronomía de Colombia RAC. http://www.bdigital.unal.edu.co/3287/
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